8D y 10E: fechas claves para la democracia latinoamericana

De acuerdo al cronograma presentado por el TSE, el 8 de diciembre (8D) ese tribunal deberá hacer públicos los binomios habilitados para participar en las elecciones primarias de enero. La inclusión o no de la dupla Evo Morales-Álvaro García Linera será crucial para la democracia boliviana, denotando si el Órgano Electoral antepone el cumplimiento del mandato vinculante del pueblo o la artificiosa sentencia del TCP que ningún constitucionalista creíble toma con seriedad.Pocos días antes, tendrán lugar dos hechos que pueden ejercer alguna influencia sobre la decisión del TSE:1) La audiencia en Washington de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) el 5 de diciembre, donde se pedirá a ese organismo una opinión consultiva sobre el curioso “derecho” a la repostulación eterna, alegado por el TCP en el fallo mencionado, que tuerce y retuerce lo estipulado en la Convención Americana de DDHH. Si la CIDH da señales de que tal cosa no cuenta con el respaldo de la convencionalidad interamericana, el Órgano Electoral tendría un respaldo exterior muy importante para aplicar de forma preferente el mandato del 21F.2) El paro cívico nacional del 6 de diciembre, que pondrá a prueba el grado de compromiso de la mayoría de la población para hacer que se respete su decisión soberana, tomada el 21 de febrero de 2016.El frente externo y el interno confluyen, entonces, en los días previos al 8D, en un cruce de caminos fundamental para conocer el grado de asimetría con el que habrá que afrontar los comicios nacionales del próximo año.La otra fecha clave es el 10 de enero, día en que fenece el mandato de Nicolás Maduro como presidente de Venezuela, según las últimas elecciones realizadas en el esquema previo al de la Asamblea Nacional Constituyente.Colombia ya ha adelantado que a partir del 10E cortará toda relación diplomática con el régimen de Maduro, y varios ex presidentes latinoamericanos están convocando a la comunidad internacional a generalizar esa medida.De manera que el 10 de enero puede convertirse en un punto de inflexión, para un salto cualitativo en los esfuerzos con los que se procura aislar a la autocracia venezolana.Probablemente, una de las últimas palestras relevantes que tendrá Maduro antes de esta etapa de aislamiento será la concurrencia el 1 de diciembre en México al acto de toma de mando de Andrés Manuel López Obrador, quien tuvo la pésima idea de cursarle invitación alegando una política de “no injerencia” muy mal entendida.De todas formas y a pesar del oxígeno mexicano al madurato, a partir de enero Colombia tendrá en la región un aliado decisivo en la administración brasileña de Jair Bolsonaro, que con seguridad acompañará las gestiones de Iván Duque para reforzar el “cordón sanitario” que busca arrancarle una apertura democrática al petro-populismo autoritario.El 8D y el 10E podrían constituirse en dos hitos estratégicos para la lucha por la recuperación de la democracia plena en la región.Fuente: http://m.eldia.com.bo/