Es preciso freír a los “peces gordos”


Javier Medrano Rodríguez
Especialista en Comunicación Estratégica

Un golpe de espectacularidad. Así resume Hugo Alconada Mon su artículo escrito en el New York Times, al referirse al momento histórico que vive Argentina, frente a la posibilidad de poner tras las rejas, por actos de corrupción, a la expresidenta Cristina Fernandez de Kirchner; a uno de los empresarios más poderosos de ese país, Paolo Rocca, accionista principal de Techint, considerada la sociedad tenedora más poderosa de Argentina y, a nada menos que, al hermano y al padre del actual presidente, Mauricio Macri, Franco y Gianfranco Macri.

El nudo gordiano son los mentados cuadernos, escritos por un taxista quien llevaba y recogía los sobornos durante el Gobierno de los Kirchner (Néstor y Cristina) de diversos empresarios argentinos para la construcción de obras públicas y, que a la postre, pasaron de ser una fábula inverosímil, a una de las ingenierías de corrupción mejor elaboradas, quizás de Latinoamérica – con excepción de Venezuela por lo burdo y grosero de las corruptelas chavistas y ahora maduristas – equiparándose, quizás, a otra mega corrupción como fue Lava Jato y Odebrecht en Brasil y sus impactos en otros países donde operaba la constructora.



La frase del presente artículo corresponde a uno de los estudiosos más emblemáticos sobre la corrupción, Robert Klitgaard, a quien hace especial mención Alconada, quien sostiene que, para iniciar una lucha frontal contra la corrupción, es preciso “freír” a unos cuantos peces gordos, de manera ejemplificadora, como una señal abierta y denodada de lucha contra uno de los flagelos más endémicos de las economías latinoamericanas, como es la corrupción.

¿Pero dónde estaría la espectacularidad de esta lucha? Para Klitgaard, en el hecho de que un Gobierno de turno, en este caso Macri, no “fría” solamente a los peces gordos de la oposición, sino también a los poderosos del propio oficialismo: a su propio padre y hermano.

Acá es donde el desafío – enorme – se pone interesante, ya que se trataría de investigar, juzgar y encarcelar a los peces gordos podridos de ambos bandos, en una especie de frente unido entre la fiscalía, los jueces y todas las partes involucradas en la investigación, mostrando claras señales de equilibrio y justicia, sin la intervención o presiones del Gobierno de turno. Dejando de lado, las consabidas persecuciones políticas, la judicialización de la política y las conocidas intromisiones en las instancias llamadas a luchar contra la corrupción en un país.

No puedo sino, preguntarme si esto acaso es remotamente posible. Si en nuestros países, sabiendo como están las cosas, alguna vez en nuestra historia política boliviana, veremos una oportunidad como la que se está generando en Argentina y enfrentaremos ese doble desafío de Klitgaard, y si en ese país, además, Macri dará ese golpe de espectacularidad, en un año electoral, y legitimará su rol como político justo en una economía con tanta podredumbre.

Quiere saber mi respuesta: ¡Nunca! ¡Ni aquí, ni allá! ¡Ni el más allá!

Javier Medrano Rodríguez
Especialista en Comunicación Estratégica