La confesión ante la Policía del autor del descuartizamiento

En un vídeo al que tuvo acceso Los Tiempos, Gustavo Vargas Arias, autor confeso del descuartizamiento de una familia de bolivianos en Sao Paulo, Brasil, relató ante la Policía cada detalle de lo sucedido. Explicó cómo mató al papá, a la mamá y al niño de ocho años.

Las víctimas, que estaban desaparecidas desde el 23 de diciembre, son Jesús Reynaldo Condori Sanizo de 39 años, Irma Morante Sanizo de 38 años y Gian Abner Morante Condori de 8 años de edad.



Dijo que el padre de la familia asesinada tenía deudas con él por la confección de prendas durante un año y que por eso lo asesinó junto a la esposa. Relató también la forma en la que acabó con la vida del menor.

Contó: “Yo llegué a terminar esa ropa, eran 110 piezas, cuando acabé yo le llamé a Reynaldo para decirle que yo he acabado y ahí le dije: de la propuesta que hemos hecho ¿en qué va a quedar?”.

“Él nos había dicho (a mí y a mi esposa) que le ayudemos un año y él nos iba a dar máquinas y a alquilar una casa. Después me dijo que no tenía dinero y ahí empezó la discusión, yo le empujé, él también me empujó, nos agarramos a puñetes y ahí fue fuerte, fue a chocar la mesa de nuca, se cayó al suelo y estaba sangrando. Me asusté y subí arriba a llamarle a su esposa”, agregó.

Detalló también cómo mató a la mujer quien al ver a su esposo desangrarse, lo amenazó con llamar a la Policía. «Le agarré fuerte, se desmayó, creo que la maté y no me di cuenta».

Tras matar a la mujer, llevó el cuerpo a un baño del domicilio donde cometió el crimen. Minutos después llegó el menor de ocho años acompañado de un amigo de la familia.

«Llegó don Ramiro, un caballero amigo de don Reynaldo, le trajo a su hijo y ahí he abierto la puerta, entró el pequeño y subió arriba. Me preguntó por Reynado e Irma, yo les dije que habían ido al mercado y que no han vuelto hasta ahora, entonces el caballero se fue«, indicó detalladamente.

Ese 23 de diciembre de 2018 decidió retornar a su casa pero al día siguiente, cuando volvió al domicilio donde cometió el crimen, encontró al niño llorando ya que éste había visto las manchas de sangre de su padre en el piso. «Yo le dije vamos donde tu tía y le llevé donde mi esposa y ahí le dejé», agregó en su relato.

Mientras el niño estaba ausente, aprovechó de juntar los cadáveres de los padres en el baño, ubicado en un segundo piso.

Ya en la noche volvió con el menor al lugar del crimen. El niño comenzó a llorar más fuerte pues sus padres estaban desaparecidos.

«Yo le dije no llores, ya van a llegar tus papás. Empezó a llorar más fuerte y los vecinos iban a escuchar. Le apreté fuerte (el cuello), le apreté yo creo que muy fuerte porque yo no quería que llore», prosiguió.

Tras matar al niño dio inicio a su plan de fuga y con la ayuda de una tercera persona comenzó a empacar sus cosas. Pero el tormento de haber asesinado a tres personas no lo dejaba en paz y durante dos días consumió bebidas alcohólicas intempestivamente.

Luego, aún bajo fuertes efectos del alcohol y con un cuchillo carnicero, empezó a descuartizar a los cadáveres de estas tres personas. Explicó cómo durante toda la madrugada redujo los cuerpos y los puso en bolsas y maletas.

La abogada de la familia asesinada, Patricia Vega, anunció hoy que el autor de ese delito podría ser sentenciado a 90 años de cárcel en Brasil, por una condena acumulada.

Fuente: lostiempos.com