¿Qué culpa tiene Erdogan?

Carlos Valverde

¡Mi presidentango! Solo usted para decirle a don Recep Tayyip (nombre de don Erdogan, por si acaso) que lo que más llama la atención de Turquía ¡son sus telenovelas! ¿Qué otra cosa queríamos en Bolivia? ¿Que usted le llame la atención al ‘hombre de derecha moderada’ por ser “facho” o que le diga que usted también tiene, como él, un gobierno represivo y poco democrático? ¿O quizás que le reclame para ese país la democracia que no se nos va acá?Bien mi presidentango, es así la cosa. Pena que don Recep no le hubiera llevado el apunte a su interés novelesco porque le hubiera podido contar que usted tuvo su Gabriegül, a la que amó, y que ella soñaba con tener una mejor vida y que usted se la dio, dándole una “manito” para que sea una de las ejecutivas en las empresas chinas, como CAMC, aunque antes de eso en Citic Group y en otras actividades, que pueden ser cuentos chinos, pero que no eran chinas.Pudo decirle usted a don Tayyip que vivió las mil y una noches con su propia Sherezade “Zapayaoglu”, que no era arquitecta, peor abogada ni otras tantas artes y maestrías que supo aparentar, pero que eso no era lo importante porque, al fin de cuentas, usted no la quería para eso sino para ofrecerle la oficina de la Primera Dama, para que se encargue de menesteres menores, como hacer negocios por doquier, cosa que hizo muy bien ‘nuestra’ Sherezade cochabambina de largas extensiones blanquinegras y boca ‘tuneada’.Así fue que ella se dio modos de ser madre de mentira, gracias a que usted le firmó el reconocimiento de un hijo que no llegó a nacer, porque ese no era su objetivo (de usted) porque la quería ‘para otras aficiones.Usted y yo, mi presidentango insustituíble, sabemos que Gabriegül pudo convertirse en Sila, a pesar de no haber salido de familia rica; pero ese no es problema porque ella se hizo ‘rica por mérito propio’, y por su gracia (de usted) logró vivir rodeada de lujos en una enorme casa en La Paz, lugar donde, por las denuncias de las hermanitas ‘F’, nunca pudo tener paz.La suya no fue la historia de Kemal y Nihan, en Kara Sevda; ellos vivieron un amor imposible por la diferencia de clases; usted no, usted fue el superpoderoso que le facilitó a ella relacionarse con los de todas las clases, con los ‘Cheguevaristas’ de las juventudes masistas y con los empresarios que, al conocer su relación con usted, desfilaban por la casa de la “primera dama”, para hacer negocios que dejaban jugosos aportes con los que se pagaban los cero kilómetros con dólares al contado, sin que nadie haga preguntas.Dicen los que no lo quieren, que usted tuvo el problema de Ezel, que fue traicionado por sus dos mejores amigos y por el amor de su vida; pero eso es mentira, porque usted finge ser engañado para engañar a su gusto… ¡Si sabremos de eso los que sufrimos con el fallo del TCP y con los acomodos primarios que le hizo de un solo Choque, el TSE!¿Quién viene a ser usted entre tanta novela? Pudo preguntarle don Erdogan y usted bien puede decirle que es el sultán, una especie de Suleiman el Magnífico y que nunca vivió un amor prohibido, porque si bien tuvo que mantener el romance como si fuera el secreto de Feriha, fue “ella, una cara conocida, la que tuvo que mentir sobre su vida, como si fuera Gümüs; en realidad, todo ello fue simplemente un asunto de secretos peligrosos que desataron una tormenta de pasiones…’.Espero le haya dicho a don Recep que le agradó la recepción, aunque le hubiera gustado conocer a Fatmagül.Suyo, por siempre, Carloncho (le agradezco al titular del espacio, la oportunidad de dirigirme a usted).Fuente: El Deber