El serenatero…

EL SERENATEROAfinó su guitarra, se abrigó, abrió la puerta y salió a la fría noche. Era el veintiséis de mayo…Le cantaría a doña Victoria, una señora que se cansó del amor y de un marido abusivo. A doña Elvira, la mujer que crió sola a siete muchachos desde la tarde que su marido se fue con la pelada vende somó de la esquina…Caminaba el serenatero y se topaba con grupos de serenateros que también cantaban a sus madres…Fue a la casa de doña Purita. Una viejita olvidada por los hijos a quienes hizo estudiar lavando ropa.Le cantó a Doña Pilar, una panadera a quien la artritis la hizo vieja muy joven acompañada solo por recuerdos y pobreza.Doña Meche tenia una hija enfermera que nunca tenía tiempo para verla y a la señora le gustaba que le cante «Mama Vieja». Se la cantó, pero ella no lo escuchó.Puso más amor cuando le cantó a doña Esther, una señora muy sola, madre de un ingeniero que construía puentes que no podía descuidar.Doña Pepita salió envuelta en su toalla para agradecerle. Ella tenia un hijo medico que tenía pacientes muy importantes y merecían su tiempo. Mamá podría esperar.Casi amanecía cuando dio su última serenata a doña Chepa, una señora a quien creían loca. Una mujer en silla de ruedas que juraba ser madre de un diputado que hablaba burreras, defendiendo a los pobres pero viviendo como rico sin acordarse de su madre.El serenatero estaba ronco, cansado y helado cuando un sereno le dijo al pasar.- ¿Ya le cantó a su madre amigo?.EL serenatero no respondió. Al rato, el sol aparecía y él, guitarra en mano se disponía a cantarle a su madre, justo cuando el taxista que pasaba se sorprendió de ver a un tipo de aspecto cansado que con guitarra en mano entraba de mañanita al cementerio…EL ESCRIBIDORNpetvFuente: El Escribidor