Foto:Archivo»Yo estoy separada de él desde hace ya dos meses, (desde) el día del Padre (…). Firmó pensiones y entonces desde ahí ha venido a molestar a mi casa». Con estas palabras, Trifonia (nombre ficticio) comenzó a narrar a la Red Uno de Cochabamba su testimonio de cómo sobrevivió a los ataques de su expareja.Trifonia relató que su expareja podía visitar a las tres hijas que tiene con ella los domingos de 14:00 a 17:00; sin embargo, él visitaba la casa en la que vivía todos los días arguyendo a que estaba enfermo.La madre de tres pequeñas de cuatro, de dos años y una bebé de siete meses dijo que se separó de su esposo porque era violento. Antes de la separación presentó denuncias contra expareja por ocasionarle daños físicos, solo en una de las ocasiones la Policía procedió a la aprehensión de su agresor durante ocho horas.Trifonia fue apuñalada el pasado domingo en su casa. Su agresor la apuñaló 14 veces delante de sus hijas. Según su relato, ella se encontraba viendo televisión con sus hijas, cuando de repente empezó a escuchar que algo (o alguien) raspaba su puerta; en primera instancia, pensó que era su perro.Posteriormente, según relató, el raspado de la puerta aumentó de intensidad. Ella salió a ver qué pasaba pero grande fue la sorpresa que se llevó Trifonia al ver que su expareja la agredió sin contemplación con un cuchillo de cocina que, para desgracia de la víctima, había dejado olvidado junto a una planta en el patio de su casa.Lo que más lamentó la agredida fue que sus pequeñas hayan presenciado aquel fatídico momento. Trifonia relató que la pequeña de cuatro años gritó al agresor que «no mate» a su madre. «Mi nena (de cuatro años) estaba detrás (…), y le gritaba (a su expareja) que no me mate», contó.
La víctima de 14 puñaladas lamentó que las menores hayan sido testigos de aquel hecho violento, dijo que su expareja «no tuvo pena» por ellas. «Ellas lo quieren a él, pero él no ha tenido pena de ellas. Él me decía que todos los días venía porque quería a mis hijas, pero ha hecho esto delante de ellas», lamentó.Posteriormente, Trifonia, según contó, empezó a sentir que se desmayaba y pidió a su agresor que busque ayuda con la promesa de que no denunciaría la brutal agresión: «No te voy a denunciar, pero pedí ayuda porque me estoy desmayando y me está saliendo mucha sangre (…). Voy a decir que se han entrado rateros», relató.La víctima fue internada en el hospital Viedma de Cochabamba. Ayer le dieron de alta; sin embargo, la familia del agresor instó a Trifonia a «retirar la denuncia» para pagar el costo del hospital. «Su tía ayer vino al hospital y me dijo que tengo que levantar la denuncia si quiero que me lo paguen».En la entrevista que puede ver debajo de esta nota, la víctima clamó por justicia porque su agresor está libre y sufre el acoso de la familia de este. «Tengo mucho miedo por mí, por mis hijas, por mi familia», finalizó. Fuente: Página Siete