Las calles hablaron por Santa Cruz y defendieron el 21-F

En algunos mercados los comerciantes abrieron sus tiendas. pero los compradores llegaron a cuentagotas. Muchos vecinos bloquearon vías y reinaron las bicicletas



EL DEBER

Las calles de la ciudad fueron la cara más visible de que el paro cívico había nacido ayer para que se lo cumpla. En la periferia y en el centro, en los anillos y en las radiales, en las arterias asfaltadas y en las que aún son de tierra, en las rotondas y en los viaductos, la medida de presión que fue convocada por el Comité Pro Santa Cruz gobernó la jornada y el tráfico vehicular fue casi nulo, salvo por los esporádicos motorizados que circulaban con una credencial especial y una que otra ambulancia llorona que avisaba su presencia ante una emergencia particular. Los escuderos del paro fueron muchos vecinos.

Adultos y jóvenes, parapetados en las bocas de las calles, armaron bloqueos por si alguien intentaba moverse en su vehículo. En las carreteras troncales: camiones parados a los que la madrugada la ciudad los esperó con sus puertas cerradas.

En el último semáforo que tiene Santa Cruz en la avenida Virgen de Cotoca, una mujer encendió su brasero, bien temprano, encima de una carretilla. Ahí mismo hizo una chanfaina con las entrañas de una vaca que seguro compró la noche anterior: manjar inesperado para los primeros caminantes que utilizaron el día para disfrutar la ciudad sin el tormento de los motores. Ayer, Santa Cruz fue tomada por las bicicletas. Las familias salieron montadas en ellas, los niños pequeños bajo la atenta mirada de los padres y los jóvenes armaron caravanas que a ritmo de paseo transitaban como si el día fuera a ser eterno.

En la plaza 24 de Septiembre organizaron una “pedaleada” en defensa del 21-F y por las calles de la ‘Santa Cruz la vieja’, los ciclistas se daban el gusto de descansar bajo los corredores o las sombras de los árboles. En los grandes mercados de la ciudad, entre ellos, los céntricos La Ramada, Abasto y Los Pozos, la mayoría de los puestos de venta permanecieron cerrados y el movimiento fue casi nulo.

En el antiguo Abasto, a primeras horas se vio algunos locales de venta de productos cárnicos y de verduras abiertos, pero con poca afluencia de compradores. Juan Marcos Choque vende verduras. Indicó que pasó la noche en el mercado con la intención de poder airear sus productos y de paso vender lo que se pueda, pero hasta las 10:000 no había tenido compradores. Entretanto, en los hospitales públicos atendieron solo los casos de emergencia, la mayoría de los cuales fueron pacientes que llegaron asistidos por los servicios de ambulancias. Uno de ellos fue un hombre mayor que fue trasladado por una ambulancia del Sisme desde la zona de Avión Pirata hasta el hospital San Juan de Dios. El hombre había sufrido un paro cardiaco y tuvo que ser asistido de emergencia.

En dicho centro hospitalario, familiares de algunos pacientes tomaron sus recaudos ante el paro cívico y decidieron pasar la noche allí. “Tengo a mi esposo internado desde hace una semana en este hospital. Sabía que no habría transporte y por eso me quedé a dormir aquí”, contó María Torrico Campos. Doña Rosa Algarañaz (75) esperaba pacientemente el trufi que la iba a llevar desde el mercado Los Pocitos, en el corazón del Plan Tres Mil, hasta el barrio Juancho, detrás del vertedero de Normandía, cargando detergentes, pan y otros comestibles que acostumbra revender en su zona. La mujer indicó que el paro cívico no la detuvo porque cada día debe buscar cómo ganar dinero para comer.

Ese fue el argumento que daban todos los comerciantes consultados en los mercados Los Pocitos, Modelo, Guapurú y Urkupiña, en el Plan Tres Mil; así como Coarcos y San Juan, en la Villa Primero de Mayo; y Fortaleza y Nuevo Palmar, en Los Lotes, donde casi todos los puestos estaban abiertos, lo único que faltaba eran los clientes.

En el nuevo mercado La Ramada la situación fue peculiar, pues los gremiales aprovecharon el paro, que lo toman como un feriado o fin de semana, debido a que los clientes aún no acostumbran ir a visitarlos. “He vendido mi carne mejor que otro día ordinario, por ello es que no debemos desaprovechar estas jornadas”, indicó Vania Veizaga, que tiene un puesto de carne. Sin embargo, en el mercado mayorista Abasto, situado más allá del octavo anillo, las puertas estaban cerradas; por ello, los camiones que llegaron de madrugada, se parquearon en la acera y comenzaron a ofrecer sus productos, especialmente cítricos, así como verduras.

Estos centros de abastecimiento distritales atraen el transporte público, que salió en su mayoría a trabajar, como minibuses, trufis y algunos micros, pero los pasajeros escasearon.

Los únicos que hicieron su ‘agosto’ en pleno mes de julio fueron los mototaxistas, pues al esquivar los bloqueos llegaban en poco tiempo a sus destinos. En el Plan 3.000, en la avenida El Mechero, los comerciantes ambulantes coparon, como siempre, las aceras y un carril de la calzada, reviviendo el antiguo mercado callejero.

Lo único que faltaba era la trancadera que provocan los micros, pues solo hicieron servicio los autos, los minibuses y las motos. A pocos metros, en la rotonda, ondeaban varias banderas wiphalas, símbolo del Estado plurinacional, donde un grupo de seguidores del partido de Gobierno habló de las obras y de la estabilidad económica que ha propiciado el presidente Evo Morales Ayma. La Villa Primero de Mayo tuvo pocos puntos de bloqueo, pero los vecinos no salieron en vehí- culos, muchos desempolvaron las bicicletas y otros prefirieron caminar, unos a los mercados y el resto a los parques y plazas. Solo en el ingreso a la plaza principal desde la avenida Cumabi, tenía barricadas de troncos y llantas, además lucía una gran bandera nacional, incluso hasta hubo música de un parlante. 

La Bimodal y Viru Viru

Muchos pasajeros fueron con horas de anticipación a su vuelo, mientras que en la Bimodal otros estuvieron a la espera de que se reanuden las salidas de buses. Hubo total normalidad en las operaciones en el aeropuerto Viru Viru, aunque la terminal aeroportuaria estuvo llena de gente durante la madrugada, debido al temor de las personas de no poder llegar a tiempo y perder su vuelo. Deisa Pedraza comenzó a buscar transporte para dirigirse a la terminal aeroportuaria a pesar de que su viaje era a las 12:30. Esta mujer realizó dos trasbordos para llegar a su destino. La situación en la terminal Bimodal fue similar, con excepción que las salidas de los buses no se produjeron hasta el final de la jornada, por lo que muchos pasajeros que estaban de paso por la ciudad tuvieron que descansar y esperar casi todo el día en el interior de la infraestructura.

Fuente: eldeber.com.bo