«En Boca voy con calma y tengo que seguir demostrando»

La prensa argentina empieza a conocer al sobrino del gran Milton Melgar, aquel jugador de los años 80 que hizo estallar a La Bombonera por su notable talento

Carlos Jordán Paz



Hace tres años que llegó a Boca Juniors. Tenía apenas 15 años. Su tío Milton Melgar, que jugó en los clubes más grandes de Argentina, River Plate y Boca, pero con más ascendencia en el club xeneize, fue el que lo llevó para que luche por una oportunidad. No le fue fácil ganarse un lugar porque tuvo que batallar más allá de llevar un apellido ilustre en el mundo ‘bostero’, del cual está maravillado y sueña con dar el salto.

No está lejos. Juega en la categoría 2001 y con 18 años creció bastante, hasta de estatura porque mide 1,83 metros. Hace dos fines de semana debutó en el torneo que controla la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). En dos partidos marcó dos golazos, ambos de tiro libre, lo cual ha originado que ahora puedan abrírseles más las puertas de un club que está considerado como uno de los mejores del continente.

Hablamos con esta gran promesa del fútbol boliviano, que no se embriaga con lo poco que ha hecho y por eso admite que su brega recién empieza.

    Contanos, ¿cómo se dio tu llegada a Boca?

    Vine por dos semanas hace tres años. Fue una gran experiencia porque formé parte de grupos de 200 jugadores que llegan con el sueño de quedarse. Es complicado porque del montón a veces se queda uno, dos o nadie.

    Vos lograste quedarte…

    En ese entonces el coordinador de mi categoría (2001) era otro, no el de ahora. Le gustó mi juego, pero me dijo que volviera dos semanas después. Lo hice y así estuve dos meses más. Cuando volví a casa por las fiestas de fin de año me convocaron a la selección sub-17 que jugó el Sudamericano.

      El Sudamericano fue en marzo de 2017 y yo tenía 15 años. Ocurrió que justo cuando estaba concentrando con la selección cambiaron de coordinador en Boca, por lo que mi caso quedó en nada. Me quedé con la incertidumbre sobre si iba a seguir entrenando o no. Afortunadamente mi entrenador me pasó el número de teléfono del nuevo coordinador con el que hablé y le consulté sobre mi continuidad. Me respondió que me iba a seguir viendo en el Sudamericano. Al final del torneo me dijo que vuelva a entrenar, que no había ningún problema, y así empecé de nuevo.

      ¿El gol de taquito que le hiciste a Colombia en ese Sudamericano fue clave para tu continuidad?

      Un montón, incluso ese gol hizo derramar lágrimas a mi padre (Marcos Melgar), según me contó mi madre.

      ¿Tu buen rendimiento en la sub-17 hizo que tu relación con Boca fuera diferente?

      La etapa de adaptación fue difícil, aunque lo positivo fue que mis compañeros me aceptaron muy bien, siendo que soy extranjero. Gracias a Dios eso me ayudó mucho, como también el hecho de convivir acá con mi primo Luis (Melgar), que entrenaba en ese entonces en Argentinos Juniors. Estábamos juntos y eso era un apoyo para mí porque así no me sentía solo.

        ¿Fue difícil en un primer momento por lo futbolístico?

        Por el buen estado físico de los argentinos y no así el mío, pese a que para mi edad yo tenía buena estatura. Me costó un poco en este sentido, ya que en lo técnico y táctico estuve preparado. Sobre esto último creo que llegué acá con la edad justa para seguir creciendo.

        ¿Por qué no podías jugar en los torneos de la AFA?

        Porque acá, los jugadores juveniles extranjeros que no viven con sus padres no pueden participar de campeonatos oficiales. Por eso recién lo pude hacer cuando cumplí 18 años; es decir, la mayoría de edad.

        Hemos visto el gol de tu debut ante San Lorenzo (1-1) y después el que le hiciste a Huracán (6-2). Ambos parecidos y de tiro libre. ¿Estos goles originaron algo en el club y tu relación con tus compañeros?

        No cambió nada. Me siento igual y mi relación con mis compañeros sigue siendo la misma. Antes no podía jugar en los torneos de la AFA, pero igual iba a los partidos para alentarlos. Ellos me hacían sentir uno más del grupo. Todos saben lo que puedo dar al grupo, por lo que eso me da confianza para trabajar tranquilo.

        ¿Eras titular en los partidos que jugaban?

        En los que podía jugar si era titular. De todas formas, de a poco uno va ganando más confianza y eso ayuda a integrarse mejor en el juego del equipo.

         ¿Quién es tu entrenador?

        Sergio Saturno, exjugador de Boca. Fue una generación más joven a la de mi tío Milton.

        ¿Ha sido una ayuda para vos ser el sobrino de un exjugador del club?

        Me lo preguntan mucho, pero no es como todos piensan. En realidad, acá en el club es muy difícil que eso pese. No se fijan en ese aspecto. Lo que buscan son jugadores con buenas condiciones futbolísticas.

        De aquí en adelante ¿cuántos peldaños más tendrás que subir para llegar al plantel profesional?

        Como cualquier jugador, lo primero es trabajar con humildad y hacerlo con constancia. La tranquilidad es importante porque no sirve apresurarse en llegar. De a poco se puede subir, pero todo depende de uno.

        Lo positivo es que con la actual dirigencia del club es más fácil tener contacto con la primera porque cuando estaba de entrenador Guillermo (Barros Schelotto) era difícil que los juveniles suban. Con Alfaro (Gustavo) es más fácil porque ya varios jóvenes han tenido la oportunidad de entrenar con el plantel profesional.

        ¿Eso te ocurrió?

        Sí, lo hice en marzo de este año. Fue una grata sorpresa y una linda experiencia. Uno piensa que las figuras del equipo son agrandadas y no es así. Lo pude comprobar con Tevez, Wanchope, Benedetto y Zárate, que lo ayudan mucho a uno y dan un buen trato.

        ¿Te han hablado para un posible contrato, dado que ya tenés mayoría de edad?

        Soy ya mayor de edad, pero tampoco estoy apurado a firmar un contrato. No hay necesidad de apresurar las cosas porque recién he jugado tres partidos. No es la gran cosa; tengo que seguir demostrando. Por dos goles no es para pensar que ya me gané el mundo. Lo que sí puedo decir es que en el club me apoyan y me dicen que siga creciendo.

        Ahora que en tres años conocés un poco más a Boca, ¿qué metas te has propuesto de aquí en adelante?

        Mi sueño es debutar en La Bombonera y desde luego ser parte del primer plantel.

        En lo futbolístico, ¿te sentís lejos aún o cerca de lograrlo?

        Eso nunca se sabe porque cuando uno menos lo espera se da. Por eso puede estar muy lejos o también puede estar muy cerca. Eso me pasó cuando el entrenador un día me dijo que debía entrenar con la primera. Nunca esperé que sea tan rápido. Estaba almorzando cuando me dijo que iba a entrenar con la primera, a tal hora y en tal lugar. En principio no le creí y pensé que estaba bromeando conmigo.

        Dado tu evidente crecimiento, ¿qué te ofrece ahora Boca como club?

        Si bien hasta hace poco no pertenecía oficialmente al club, me daba mucho con el simple hecho de estar ahí. Con eso estuve siempre agradecido. Ahora vivo en la casa de un amigo de tío Milton (Dr. Benito Valverde), que desde que estoy acá siempre me dio una mano. De lo económico se están haciendo las gestiones, especialmente porque estoy empezando a jugar. Ese tema lo ve mi tío.

        Volviendo a lo deportivo, ¿hay chances de que podás jugar en el equipo de Reservas que dirige el exdefensor Rolando Schiavi, que sería estar a un paso de la primera?

        Esto también depende de mí para seguir haciendo bien las cosas. Hace poco, cuando me habilitaron, el profesor Schiavi me dijo que como ya puedo jugar, que siga demostrando buen rendimiento, que me estará siguiendo.

        Si alguien te pregunta lo que es Boca Juniors como club, ¿qué le responderías?

        No sabría cómo explicarlo. Es algo hermoso. Gracias a Dios me tocó estar acá. La Bombonera es un estadio alucinante y como tenemos acceso a los partidos disfruto de cada partido que veo.

        ¿Se acuerdan aún de un tal Milton Melgar?

        Siempre me preguntan si tengo algo que ver con él, especialmente los entrenadores mayores. Incluso hay uno que en vez de llamarme por mi nombre me dice Milton.

        Tu papá, Marco Antonio, que fue futbolista profesional acá en el país, debe estar feliz por tu crecimiento en un club tan importante.

        Mi familia, conformada por mis padres, mis hermanos y mis abuelos, es la más feliz por lo que estoy viviendo. Siempre les he dicho que les debo todo a ellos y que son y serán todo para mí.

         ¿Cuál es tu rutina diaria en Buenos Aires?

        De mi casa (zona de Caballito) salgo a las 5:30 de la mañana. Utilizo transporte público hasta Casa Amarilla, para que de ahí un bus del club nos lleve al lugar de los entrenamientos que está en la ruta a Ezeiza. Mi jornada de trabajo comienza a las 8:30 y termina aproximadamente a las 11:00. Ahí almuerzo y luego vuelvo a Casa Amarilla para ir al colegio, que queda al frente. A mi casa estoy retornando a las 19:30 por lo general. La rutina es un poquito pesada.

        ¿Cuándo salís bachiller?

        Este año.

        ¿Vas a seguir una carrera universitaria?

        Sí, Nutrición o Dirección Técnica. Lo bueno que acá en el club te exigen estudiar. Tengo compañeros que ya son universitarios.

        ¿Cómo se vive ahora en Argentina?

        La situación económica está muy difícil en este tiempo. Sube mucho el dólar y eso origina inestabilidad. De todas maneras, la convivencia es buena y lo que hacemos es economizar nuestros gastos.

        El pasado miércoles jugó un amistoso la selección sub23 con su par de Argentina en la cancha de Banfield. ¿Pudiste ver el partido?

        Pude visitarlos al hotel, pero a la cancha no pude ir. La derrota (5-0) es un tema aparte para hablar.

        ¿Qué podés decir?

        No es por despreciar mi país, de corazón puedo decir que nos falta mucho para llegar a un nivel competitivo como el argentino. Lo puedo comprobar desde los campos deportivos que utilizan acá los equipos en inferiores. Son predios con canchas impecables, cosa que en Bolivia hay muy pocas. Lo veo incluso en la tele cuando sigo los partidos del campeonato profesional de Bolivia. Ahí uno se da cuenta de por qué no crecemos y por qué el nivel de nuestro fútbol es bajo.

        ¿Te ilusiona llegar a la selección nacional?

        Eso no se pierde. Cuando me toque trataré de aportar lo que más se pueda y volcar toda la experiencia que aprendí acá.

        Fuente: diez.bo