Apuntes sobre La Noche quedó atrás

Mauricio Aira

Obra literaria de impacto mundial, llevó a la reflexión sobre el valor de la Paz, y el sin sabor de la Segunda Guerra, mostró los horrores del fascismo y del nazismo con toda la crueldad jamás soñada por los años de la hecatombe que dejó millones de víctimas en Europa, los EEUU, África, obra espeluznante, estremecedora, única que penetra hasta el alma y hace crujir de dolor y espanto.

Es que Jan Valtin combina su testimonio de idealismo, peligro y desengaño cuando atraviesa por diversas etapas de su vida, en el marco de esa inhumana contienda entre 1938 y 41, cuando la contienda se prolongó hasta el suicidio de Hitler y la proclama de la Paz en 1944, así “la noche quedó atrás” el relato de ambos bandos fratricidas, es como una novela de suspenso y el mejor retrato del fanatismo político jamás escrito. Elogiada por Vargas Llosa, Jack Kerouac o Hannah Arendt el libro despertó la admiración de millones de seres que hizo exclamar a F.D. Rossevelt “apasionante, auténtico, no tiene igual” o “libro que nunca olvidarás” o “de contenido sin fin”. Porqué lo traemos a la memoria hoy en nuestra Patria, a estas alturas de la historia de Bolivia!



Porque la noche negra que vivimos todos, tiene un parangón de muerte, de dolor, de injusticia, de muerte y persecución con aquella otra que Valtin recreó como una sombra del cúmulo de males que duró algo más de tres años, noche negra que en Bolivia se extendió por casi 3 lustros continuos con todas las agravantes características de la barbarie, muerte del engaño colectivo, de la dominación total con la toma de los órganos del Estado, de la economía, de los medios de prensa, de las instituciones tutelares.

El populismo utilizó la ignorancia, la pasión de poder, “las condiciones psicológicas” de Morales Ayma para el copamiento con masacres, exilio, persecución y encarcelamiento de ciudadanos opuestos a sus designios con total inhumanidad, frialdad, determinación totalitaria. De ahí que aquel 10 de noviembre pasado, como un símbolo inexorable de la historia, renuncia EMA a la jefatura del Estado y solicita el auxilio de López Obrador con carácter de urgencia, marca su destino, su salida de Bolivia para no regresar más. Cuando ese 10 de noviembre “la noche quedó atrás”, se produce un grito de alegría y de victoria de millones de bolivianos que hicieron posible el fin de la inconmensurable catástrofe que vivió engrillado por un poder revestido de “indigenismo, autocracia, gobierno de los pobres”.

Hoy como hace 80 años en Alemania, Bolivia comienza a vivir una nueva etapa de Luz y de Libertad!