Coronavirus: En Trinidad, suman las cruces en el cementerio y hasta la solidaridad desata polémica

Hay médicos infectados que siguen atendiendo por vocación. La Sociedad Boliviana de Terapia Intensiva certifica que hay solo 6 UTI completas. Una pareja reparte medicamentos y recibe críticas, mientras hay gente muriendo en casa.

 

Pablo Ortiz

La cifra oficial dice que van 66 muertos en todo Beni, por culpa del coronavirus, pero la cámara de Edilberto Tane, de Villan TV, recorre un mar de cruces blancas y negras mientras una excavadora abre espacio para un nuevo ataúd en el cementerio para muertos por covid-19, mientras el periodista cuenta más de 140 cruces.

El coronavirus golpea sin clemencia a Beni, donde según Adrián Ávila, presidente de la Sociedad Boliviana de Terapia Intensiva, solo hay seis camas completas y un solo médico intensivista, sin ítem, con sueldo bajo y a punto de renunciar, ante el peso de las muertes diarias.

Hoy, el ministro de la Presidencia, Yerko Núñez, llevó cinco respiradores más y algunos ítems para tratar de paliar la situación. No se sabe las características del material dejado, pero Ávila aclaró que los respiradores españoles que llegaron la semana anterior no se pueden usar en terapia intensiva.

Afuera del Hospital Germán Busch, la situación es aún peor. Por la enfermedad y por otros males. Carlos Vargas, reportero de Radio Patujú y el diario La Palabra, cuenta que en promedio morían a diario en Trinidad unas cinco personas, pero en las últimas semanas esa cifra ha subido a entre 13 y 15. Muchos de ellos son por coronavirus confirmado a través de exámenes de laboratorios, pero otros también mueren sin tener los diagnósticos. Ambos van al cementerio para muertos Covid-19, pero solo los confirmado engrosan la lista oficial de fallecidos. Los otros, se transforman en ‘víctimas clandestinas’ de esta enfermedad.

Tras varias semanas sin un solo caso, Vargas cree que la enfermedad atacó demasiado rápido a su ciudad y que los médicos se vieron rebasados cuando comenzaron a llegar, no enfermos, sino moribundos, a sus consultas.

Cuenta que muchos médicos se encerraron sospechando que tenían coronavirus, pero, tras superar el miedo inicial, actualmente hay médicos que atienden a otros infectados siendo ellos portadores del virus, para no dejar sin atención a los pacientes.

La situación se agrava si se toma en cuenta que las farmacias están vacías y los pocos medicamentos que se encuentran están con los precios por las nubes. Vargas añade que muchos en Beni tomaron ivermectina, pero sus cuadros igual se complicaron.

“El comandante de bomberos voluntarios me comentó que iban a cerrar por 10 días porque todos están con síntomas. Ya no hay ambulancias”, cuenta Vargas.

Estos voluntarios fueron asistidos por Alejandro Unzueta, un odontólogo cruceño que llegó hasta Beni para tratar de ayudar con un cóctel de medicamentos que incluyen antibióticos, antiinflamatorios y bactericidas.

Melina Morón, esposa de Unzueta, cuenta que, pese a las trabas que les pusieron, lograron llegar a Beni y, aunque saben que se exponen a ser procesados por lo que están haciendo, intentan ayudar.

“No somos religiosos ni nada de eso, pero ahorita es cuestión de fe. Hay gente intubada que ha salido adelante con nuestro tratamiento y sabemos que esto es una guerra, que no quieren aceptar nuestro tratamiento”, dice, desde Trinidad, donde espera el tercer cargamento de medicamentos.

Explica que los cuatro medicamentos que entregan son de venta libre, que primero se toman los cuatro juntos y luego según un procedimiento que entregan escrito.

Morón y Unzueta se encontraron con casos en los que había un muerto en la casa y toda la familia con síntomas de Covid-19 y los primeros que habían ido a auxiliarlos, eran ellos. Su presencia en Trinidad generó filas enormes de personas que acudieron en busca de los cuatro medicamentos, mientras ambos, odontólogos de profesión, trataban de explicar que no es un tratamiento preventivo, sino que se debe tomar solo si tienen los síntomas del Covid-19.

Según Morón, han visto gente que se ha intoxicado con ivermectina, porque, desesperada, ha tomado dosis muy altas de medicamento. Ellos llegaron a Trinidad con 5.200 dosis de su cóctel y en un segundo envío les llegaron más de 100.000 tabletas. Cada tratamiento tiene 29 comprimidos y un costo aproximado de Bs 130.

“Ya hay un pronunciamiento del Colegio Médico de Beni que dice que eso no se puede hacer, pero cuando nadie más te ayuda, ¿qué más podés hacer?”, cuenta Vargas.

Sin embargo, Ávila, que estuvo esta semana en Beni analizando la situación, advierte que el antibiótico que entregan genera arritmias y que otro de los comprimidos es un corticoides que, si bien desinflama, baja las defensas y ayuda a la proliferación del coronavirus en el cuerpo.

Cree que estos tratamientos no comprobados se han ‘gatillado’ desde Santa Cruz, como el caso de la ivermectina, que pese a su uso masivo en Montero y Trinidad no ha detenido los casos.

Hay que hacer una reingeniería de la lucha contra el coronavirus y ponerse a trabajar”, dice.

Ávila señala que sabía, desde antes de la llegada del coronavirus al país, que el sistema de salud boliviano iba a colapsar, porque tiene menos del 30% de las unidades de terapia intensiva que requiere unos 500 médicos intensivistas pero apenas hay 210. En Trinidad, hay apenas dos, de los cuales uno está con síntomas de coronavirus y el único intensivista que queda, tiene un contrato por Bs 7.000 al mes, no un ítem y las enfermeras que lo asisten ganan menos de Bs 3.000.

Esta precariedad agrava la situación de los pacientes en Beni, ya que incluso antes de llegar a la emergencia, los enfermos de coronavirus ya han ingerido cuatro o cinco medicamentos, según Ávila.

Eso sí, solo sucede cuando acceden a una ayuda como las de Unzueta y Morón o cuando tienen para comprarlo. Según los periodistas trinitarios, la mayoría se queda en casa, hace vahos con remedios caseros y espera que, sea el azar o lo divino, el que disponga su suerte.

Fuente: El Deber