El microtráfico usa a niños, ancianos y a minusválidos

Esta forma de distribución de estupefacientes se encuentra presente en cinco departamentos del país. Al pasar inadvertidos, estos grupos de personas son usados como «secretarios», vendiendo droga en las calles.

La Razón



Se comunican por celular, establecen el lugar de encuentro —un puesto de dulces, una casa de citas, un karaoke o una plaza— y, una vez recibido el dinero, entregan los sobres que contienen la droga. Así funciona en Bolivia el negocio del microtráfico de estupefacientes, método que en la actualidad utiliza a niños, a ancianos e incluso a minusválidos.

El microtráfico se caracteriza por la venta callejera de mínimas cantidades de droga. En lo que va de este año, la policía antinarcóticos aprehendió a 558 ciudadanos en todo el país dedicados a este negocio ilícito. De ellos, por ejemplo, 271 corresponderían a La Paz y 83 a Trinidad.

El director nacional de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN), coronel René Sanabria, informó ayer que estas personas reciben la droga de un distribuidor y, en calidad de «secretarios» —como se los conoce en el círculo delincuencial—, se dedican al expendio de cocaína, marihuana y éxtasis. Esta última droga sólida, que se vende en forma de pastilla y que se creía había sido erradicada del país, fue hallada nuevamente en Santa Cruz y La Paz.

En un reciente operativo, la FELCN se incautó de estos estupefacientes en una fiesta electrónica en la zona Sur paceña.

«Desde el punto de vista policial, los microtraficantes nos parecen los más dañinos porque de manera directa están utilizando niños, ancianos y minusválidos. Incluso a sus propios hijos de corta edad que de alguna u otra forma también la consumen. Es triste ver estos dramas, pero hay gente inescrupulosa que está distribuyendo o vendiendo dosis de droga en pequeños sobres para llegar a los consumidores del país», lamentó René Sanabria.

El lunes, la policía antinarcóticos de La Paz capturó a uno de los más grandes distribuidores de droga en El Alto, Felipe Vásquez Monzón, conocido como El pitufo. Según los investigadores policiales, este distribuidor utilizaba a su nieta de ocho años. La menor usaba un canguro amarrado en su cintura para transportar la droga hasta sus destinatarios, principalmente jóvenes que habitan la urbe alteña.

Según el jefe policial, el microtráfico está presente en todo el país. Sin embargo, el uso de niños, ancianos y minusválidos es más frecuente en Santa Cruz, Chuquisaca, Potosí, Beni y Cobija. En el caso de los discapacitados, la norma jurídica no siempre puede penalizarlos, por lo que —aseguró Sanabria— se convierten en reincidentes.

«Casi nadie sospecha de esas personas, hay ancianos que lo hacen por ganarse unos centavos y probablemente no analizan las consecuencias. Además, la ley pone fuera a las personas que tienen algún problema físico. La normativa los deja en libertad, salen y al poco tiempo reinciden».

En Potosí, la Policía arrestó a un hombre que ofertaba la droga en las calles disfrazado de payaso. Sus clientes eran jóvenes.

En los operativos, la FELCN evitó el expendio de 93.782 dosis de cocaína, clorhidrato de cocaína y, en su mayoría, marihuana.