Santa Cruz rebalsa de pitilleros, tienen hasta un ‘pueblo’

Drogadictos crean su barrio ‘La Frontera’, impenetrable.No existe ningún distrito de la ciudad que no tenga la presencia de los drogadictos. Las autoridades no encuentran un plan para sacarlos de las calles y brindar seguridad a la ciudadanía. Existe temor en toda la gente.El Nuevo DíaAlgunos de los barrios afectados• ESCONDITE • «La Frontera» es un barrio aislado en la Pampa de la Isla. Conviven 50 drogadictos.Ni los barrios «top» o residenciales se salvan de los pitilleros. Los ciudadanos que conviven con este drama comparten los mismos sentimientos: el temor a ser víctimas de ataques o robos y la bronca ante la inoperancia de las autoridades.La violenta reacción de los vecinos de los barrios de la zona norte de la capital cruceña, donde incendiaron y destruyeron lo que ellos denominaron «nido de pitilleros», sacó una vez más a luz la presencia de esta lacra social, que para nadie es desconocida pero que la mayoría prefiere ignorarla, especialmente quienes tienen la responsabilidad de precautelar la seguridad y tranquilidad de la gente.En el cuarto anillo del residencial barrio Sirari, al final de la avenida San Martín, se halla la sede del Grupo de Seguridad de Ayuda a la Policía (Gacip), a menos de dos cuadras, entre el asfalto y el río existe un pequeño bosque, allí los drogadictos encontraron un refugio desde el cual salen por la noche para robar en barrios cercanos y duermen durante el día totalmente alcoholizados y drogados.Similar problema se presenta en diferentes zonas de la Villa Primero de Mayo, pero el lugar de mayor concentración de pitilleros es la calle 14 del barrio Sucre. Allí encontramos por lo menos medio centenar de viciosos. «Yo soy crazy (loco), fumo pitillo desde los nueve años, esto lo aprendí de mi madre, pero ya no me hablen de ello, lo que quiero contarles es que todos los de aquí, mis amigos, somos divertidos, no hacemos mal a nadie y cuando alguien trata de hacernos daño por supuesto que nos ‘encabulamos’ (enojamos) y es cuando nos peleamos, total qué más da, así es la ‘life’ (vida)». Así se expresó Juan Carlos Chacón, un drogadicto que encontramos en esa calle de la Villa, donde vive.Juan Carlos estaba aún medio lúcido, todavía podía hablar, pero cuando está drogado directamente se encierra en su mutismo y no responde nada ni a nadie, sólo cuando tiene que pedir más pitillo, clefa, gasolina u otro producto que lo ayude a sumergirse en su mundo irreal.Las autoridades saben que existen vendedores ambulantes de pitillo en las plazas del Cementerio, Blacutt, Villa Primero de Mayo, avenida Melchor Pinto, rotonda del cuarto anillo de la Virgen de Cotoca y en la mayoría de los barrios, existen infinidad de casas donde se expende el ilícito producto, pero pese a que el comandante de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (Felcn), José Villarroel, afirma que tienen elaborado un plan de combate al micro tráfico, la ciudadanía ve con temor cómo aumenta el número de viciosos y de vendedores de droga al raleo.»Se viene trabajando todos los días, atendiendo denuncias de gente de los barrios e inclusive de colegios», afirma el jefe de operativos de la Felcn, Raúl Alfaro. Sin embargo, El Nuevo Día habló con dirigentes y vecinos de 17 barrios agobiados por la presencia de pitilleros y todos coinciden en lamentar la incapacidad de las autoridades para acabar con los pitilleros y con la venta de droga al raleo.»Para qué sirve llamar a la Policía porque cuando llegan lo hacen haciendo sonar su sirena, alertando a los vendedores que se escapan», sostuvo Alejandra de Hurtado, una vecina del Plan.Programas de rehabilitaciónPrefectura • Lleva adelante un programa integral para niñas menores adolescentes en situación de calle. Para ello cuenta con la participación de profesionales que están trabajando con actividades atención médico-psicológica.Hogares • Actualmente 10 establecimientos funcionan como albergue para gente con problemas de adicción. Seis de ellos cuenta con apoyo económico prefectural. Hogar Nacer, Adra Senemit, Comunidad Encuentro, Arca de Noé, en Montero, Iglesia Visión Desafío Penniel y el Instituto de Rehabilitación Desafío Joven, Otros que no cuentan con este apoyo y que funcionan en Santa Cruz son Crea, Esperanza Viva, Misión Internacional Penniel y Misión Global Penniel.ONU • Con el apoyo de las Naciones Unidas a través de su Oficina Contra la Droga y el Delito (Onudd) se implementará en Santa Cruz, un programa de prevención en colegios. sobre el uso indebido de drogas y el delito que será ejecutado hasta fin de año.DROGADICTOS CREAN SU BARRIO «LA FRONTERA», IMPENETRABLEEn el fondo de unos matorrales ubicados tras del Matadero Municipal se encuentra todo un suburbio donde los drogadictos viven bajo sus propias reglas. Hombre y mujeres comparten todo.• ESCONDITE • La Frontera es una especie de pequeño barrio entre los matorrales de la Pampa de la Isla.Aunque es un verdadero nido de pitilleros, drogadictos y alcohólicos para sus habitantes es su único hogar: la «Ciudad de la Frontera». Inmerso en lo más profundo de un pequeño bosque ubicado atrás del Matadero de la Pampa de la Isla, la especie de barrio de extrema pobreza es impenetrable para cualquier persona.El Nuevo Día llegó hasta allí donde a cada paso hay malvivientes tirados en el suelo, sentados sumidos en su mundo creado por el vicio, botados en cartones o trapos que hacen de camas, cocinando y hasta teniendo relaciones con su pareja. En las chozas de plásticos, latas, cartones, maderas y hules viejos incluso hay varios objetos robados, pues allí se esconden tras cometer sus fechorías.Son cerca de 12 pequeñas chozas en las que vive al menos medio centenar de personas. Y, aunque todos parezcan muy mayores (por su semblante estropeado por el vicio) muchos de ellos no llegan a los 20 años.El lugar está dirigido por Diego Denker, un drogadicto de 32 años (un hombre flaco y de pelo canoso), quien afirma haber estudiado hasta el séptimo año de ingeniería civil. Él impone sus propias reglas. «Nadie puede robar a uno de sus compañeros, tampoco acuchillarlo o herirlo con otra arma u objeto. Nadie puede denunciar a un compañero que hubiera llegado con algo robado. Es obligatorio cuidarse entre todos», sentencia.En este escondite también vive gente profesional que se dejó llevar por el vicio, como es el caso de William F, un drogadicto que estudió ciencias sociales en Suecia y Alemania. El hombre que dice hablar cinco idiomas, sueco, alemán, francés, inglés y español, es de San José de Chiquitos y ha preferido dejar su hogar y su familia para sumergirse en ese submundo.El sargento Manuel Venegas y el cabo Eloy Poma, del distrito policial de la Pampa de la Isla, acompañaron a El Nuevo Día en este recorrido, pues nuestra presencia no resultó muy grata.»Los dejamos llegar hasta aquí porque están acompañados», nos advirtió uno de los habitantes de «La Frontera», nombre que significa -según los vivientes- el «límite entre el bien y el mal».»De aquí nadie sale tranquilo, si pasa es herido y desnudo, pero que quede claro, sólo si pasa», afirma Limbert, considerado guardián del barrio, porque siempre está vigilando la senda de ingreso.‘Aquí nadie es santo, todos vivimos del robo’Diego Denker, líder de drogadictos que viven en La Frontera¿Como llegaron hasta aquí?Son terrenos que pertenecen a la familia Roda, nos entramos y como no construimos más que nuestros «chalets», a ellos no les preocupa, además no dejamos que entren los loteadores y les cuidamos sus tierras, por eso nos toleran.¿ Y cómo es la convivencia entre ustedes?Mientras se cumplan las normas no hay problema, pero si alguien falla lo botamos, no sin antes darle un escarmiento para que nunca más vuelva.¿Cómo y por qué se metió en el vicio?Bueno, yo estudiaba el séptimo semestre de ingeniería civil en Cochabamba, fue hace 16 años que un amigo me invitó a una fiesta allí conocí a una mujer que le gustaba la cocaína. Mejor ya no quiero recordar, lo que sí le puedo decir es que nadie está libre de caer en el vicio, aquí tenemos estudiantes universitarios, profesionales y gente de toda clase, pero nadie es santo, aquí todos viven del robo, aunque también recolectamos botellas de plástico, latas y fierro que después los vendemos.¿Dónde compran droga?¡Bah! Hay en todas partes, en la rotonda del cuarto anillo de la Virgen de Cotoca, en la Melchor Pinto y, por último, hay gente que nos trae la droga.50 drogadictos es el número aproximado en ‘La Frontera’.ALGUNOS DE LOS BARRIOS AFECTADOS INSEGURIDADBarrio AbaroaIsidoro Flores, dirigente vecinal (der). La presencia de los pitilleros en las calles ubicadas entre el tercer anillo interno y la avenida Ovidio Barbery no sólo afecta la imagen del barrio sino que para los vecinos ya es un peligro inaguantable. El presidente de la junta de vecinos asegura que hay dos casas de venta de droga y la Felcn no hace nada.Barrio San LuisJesús N. vecino (der). Lo que debería ser una bonita plaza para que los jóvenes y niños se diviertan es una pesadilla para los vecinos del barrio. La plaza 3 de Mayo ha sido «tomada» por los drogadictos porque a media cuadra del lugar hay un local de expendio de pitillos, sobre la calle Terebinto. Las autoridades se hacen las desentendidas.Segundo anilloMaría del Carmen Rosa,Administradora del hotel La Quinta (der). Este hotel de cuatro estrellas, en el segundo anillo entre las avenidas Piraí y Grigotá, sufre las consecuencias de la presencia de pitilleros y alcohólicos. Hace poco una pareja que llegó de Europa para adoptar a dos niños, decidió irse a otro hotel por temor a los drogadictos.Calle CharaguaFacundo Arteaga, vecino (der). «A mí no me roban, porque los tratamos bien y ellos nos respetan. Todo es cuestión de aprender a convivir con esa gente», dice. Es una de las calles más afectadas por la presencia de drogadictos y alcohólicos. Para no ser víctimas los vecinos del lugar tuvieron que aprender a convivir con ellos.Villa primero de mayoJackeline Coronado, vecina (der). «Vemos cómo asaltan y roban pero no podemos decir nada porque se harían nuestros enemigos y es preferible tenerlos de amigos. Muchas veces llamamos a la Policía, ellos vienen, miran y luego se van sin hacer nada. Entonces ¿cómo quieren que nosotros hagamos algo?, si los pitilleros son decenas».Barrio Mauro BerteroLuis Hurtado, presidente de barrio?(der). «Todos saben que en el Plan Tres Mil también hay 3 mil pitilleros. Nosotros teníamos una comisaría policial en el barrio, pero los policías se fueron y ahora la caseta es un nido de drogadictos, se robaron las puertas y hasta las tazas de los baños. Después de lo sucedido en otras zonas estamos organizándonos.Barrio San SilvestreAlejandra Bauti, vecina (der). «Hace poco mataron a mi hija de 6 años, se hizo un escándalo y vino la prensa, por esos días vivimos sin drogadictos, pero ahora que pasó dos meses, ellos volvieron, otra vez están en nuestras calles y es porque en la zona hay una casa donde venden pitillos. Vivimos atemorizados».Barrio Virgen de CotocaMaría Eugenia Torres, vecina (der). «Los vecinos nos levantamos, quemamos dos cuartuchos donde se reunían los pitilleros y corrimos a los vendedores de droga. Ellos violaron a una dirigente y un vecino. Siguen amenazándonos, aunque estamos unidos, desde que vino El Nuevo Día, la Policía está patrullando».Barrio sirariNN. sereno del barrio (der). «Aquí, entre el cuarto anillo y el río Piraí hay un monte, allí en una pequeña quebrada vive un montón de viciosos, ellos salen por la noche para robar. Nosotros los vemos pasar con televisores, llantas de autos y todo lo que uno se pueda imaginar y no podemos hacer nada, son peligrosos».