Contrabando: Socio de superministro es prefecto de Pando

La ciudad de Cobija se ha convertido prácticamente en un campo de concentración y si bien se puede observar que la población se esfuerza por retornar a la normalidad este intento se ve frustrado por la presencia siempre amenazante de los efectivos militares.

La Perla del Acre, usualmente tranquila es ahora una ciudad tomada donde los habitantes temen salir a las calles durante el día y viven en permanente zozobra en las noches ante la posibilidad de que los militares ingresen a sus domicilios con el pretexto de buscar armas.

Los pocos periodistas que lograron llegar hasta Cobija relataron las peripecias que tienen que pasar para enviar sus despachos por el fuerte control que existe y está demás decir que cualquier posibilidad de conseguir información es, por lo general, infructuoso y puede resultar hasta altamente peligroso.



Muchos de los habitantes han optado por refugiarse en la vecina ciudad de Brasilea ante el temor de ser detenidos sin motivo alguno y con el menor pretexto. Muchas personas relataron que se intentó chantajearlos para que declaren en contra del prefecto Leopoldo Fernández y lo sindiquen de ser el promotor de los enfrentamientos que ocasionaron un número todavía discutido de muertos.

Muchos pobladores afirman que ni en la peor de las dictaduras, esa población había vivido un clima de represión como el que actualmente se confronta en Pando. Relataron que el ministro Juan Ramón Quintana se ha convertido en el virrey que hace y deshace disponiendo sobre vidas y bienes.

Y ¡el colmo! Quintana ha logrado que su "socio" y encubridor en el negocio del contrabando millonario de los 33 camiones "invisibles" que pasaron por Cobija rumbo a Brasil, sea designado Prefecto de Pando.

El militar nombrado prefecto interino, es el mismo que comandaba los operativos, supuestamente destinados a evitar que las mafias de contrabandistas cumplan su cometido. Sin embargo, según testimonios de los propios contrabandistas, tras recibir una orden de palacio de gobierno, mas propiamente del despacho del ministro Quintana, quedó ciego repentinamente, mientras la interminable flota de camiones llegaba a Brasil. El negocio estaba cerrado y las "comisiones" en los bolsillos de quienes corresponde.

A esta altura, no quedan dudas que el gobierno finalmente se sacó la careta y muestra su rostro autoritario y despótico. Utiliza como pretexto un enfrentamiento que el mismo planeó y ejecutó para reprimir brutalmente a una población pacífica.

Paralelamente continúa usando a lo que llama "organizaciones sociales" para amedrentar a los habitantes de Santa Cruz, Beni y Cochabamba. Difícilmente se puede imaginar mayor descaro e impostura. Los que promovieron los enfrentamientos en Porvenir y el gobierno pretende mostrar como inocentes monjitas ursulinas, ahora son vistos en las cercanías de Santa Cruz mostrando de manera insolente, las armas que decían no tener.

Cochabamba, sede del dialogo nacional, fue inundada por cooperativistas mineros para realizar una "vigilia" que se sabe, no es más que el eufemismo que utiliza el gobierno para referirse a la agresión directa y el amedrentamiento a los opositores, para obligarlos a firmar un "acuerdo" bajo presión.

Todos estos hechos, visibles hasta para el más ciego, muestran que el gobierno, en realidad no quiere dialogar y su verdadera intención es imponer su proyecto al que pomposamente llama "revolución democrática y cultural", cuando en realidad se trata de un trasnochado engendro que se acuerda de los indígenas solo para utilizarlos en beneficio de un pequeño grupo que en menos de tres años se ha enriquecido en forma insolente, mientras que los mendigos siguen rondando por la plaza Murillo, pero Evo Morales no los quiere ver, cómodamente instalado en su trono, rodeado de cortesanos, cuándo no está en un avión haciendo auto propaganda y turismo por el mundo.