El llamado del Brasil

Los Tiempos

Por: CAYO SALINAS

Si el gobierno comenzara a gobernar respetando la ley y sin imponer a costa de cercos y atropellos su modelo de estado, con seguridad que tendría la oportunidad de corregir errores, enmendarlos y hacer lo que siempre debió: gestión en el marco de la ley, para todos y buscando el beneficio de todos



Si el gobierno creyó que después del 10 de agosto iba a tener carta blanca para imponer su Constitución y consolidar la ilegal reducción del IDH, estaba equivocado. Los últimos acontecimientos marcan una realidad donde es evidente que la embestida gubernamental ha encontrado resistencia allá donde Evo fue revocado. Ciertamente era ilógico suponer que una sociedad de las características de la nuestra, que goza de una profunda convicción democrática y de respeto por los valores que hacen a la dignidad y a los derechos y garantías constitucionales, iba a quedarse impertérrita ante la arremetida gubernamental. Es más, ¿qué ser humano en su sano juicio toleraría que una administración que juró respetar la ley y cumplirla, esté abocada a lesionarla y vulnerarla al grado de buscar a como de lugar la aprobación de una Constitución parida por y para el MAS? Aun por dignidad, ¿cómo no hacer nada frente a un texto que no recoge el sentir de la mayoría de los bolivianos y que está a la talla de la nueva nomenclatura palaciega? Por lo tanto, ¿por qué habría de suponerse que una Constitución de corte racista y segregacionista como la que pretende aprobar Evo, merezca apoyo y, por contrario sensu, no genere actos de rechazo y repudio? A aquello súmele usted el hecho que la Constitución masista elimina el principio de la autonomía departamental, cercenándola al extremo de hacerla inviable en términos de gestión y aplicabilidad. ¿Creían entonces los muchachos del MAS que en la Media Luna iban a quedarse con los brazos cruzados permitiendo se eche por la borda un modelo de vida y desarrollo? Por favor, está de buen tamaño que el gobierno ensaye, a costa de la paz y tranquilidad pública, en experimentos que han fracasado en todas partes del mundo y que lo único que trajeron fue más pobreza y más dependencia.

Si Evo y su gente no reconocen la legitimidad de las autonomías departamentales, la ilegalidad e inaplicabilidad de su Constitución, la necesidad de devolución del IDH y la imperiosa tarea de transparentar el sistema electoral boliviano devolviéndole certidumbre al voto como expresión máxima de la soberanía popular, entonces continuaremos enfrascados en esta vorágine que a diario, nos escinde más. Está en manos de Evo como Presidente de la República enmendar errores y anular lo que dio curso a esta espiral de violencia. La arenga de que es la derecha que busca un golpe de estado y que está en sus últimos aleteos tratando de no perder privilegios, es tan banal que sostenerlo como lo hace el gobierno, precipita actos donde la acción de uno encuentra la reacción del otro.

No en vano el Brasil, preocupado por el abastecimiento de gas, ha hecho llegar su voz de alarma recomendando a la administración de Morales reconduzca su accionar y propicie el diálogo. No era para menos. No es la oposición la que se ha apropiado de recursos que no le corresponden; menos está tratando de imponer un texto constitucional que tal como anoté, ha sido confeccionado pensando en el MAS y no en el país, peor aún, es la que ha conducido tal grado de desagregación y descomposición en las instituciones democráticas, que hoy en día ya nadie dice nada cuando en nuestras narices y con la complicidad silenciosa de la OEA, de sus delegados y de su Secretario General, se ha legalizado que los muertos, los nacidos a principio del siglo pasado y muchos clones, voten porque el deber cívico del modelo comunista de corte indianista del gobierno, así lo exige. Por favor, ¡seremos tontos pero no somos pelotudos! De todas maneras, pienso que será muy difícil que las regiones permitan a Evo quedarse con su dinero y que el país tolere la imposición de su Constitución tal como ha sido diseñada. Lamentablemente esta pulseta viene con tanta carga política, que en este tire y afloje incluso se están jugando liderazgos. Por ello es indispensable racionalizar los temas y conducirlos de la manera más adecuada a fin que el país sea el beneficiado, no el gobierno, no Evo, no el MAS, no Chávez, no los comités cívicos, no los prefectos sino – y lo anoto nuevamente– la República de Bolivia, aquella que pretende ser sustituida por 36 nacionalidades.

Si el gobierno comenzara a gobernar respetando la ley y sin imponer a costa de cercos y atropellos su modelo de estado, con seguridad que tendría la oportunidad de corregir errores, enmendarlos y hacer lo que siempre debió: gestión en el marco de la ley, para todos y buscando el beneficio de todos. Y si en lugar de viajes a países donde se incuba el terrorismo y donde a diario se violan los derechos humanos de las personas, o de largas peroratas, quejumbrosas y fatuas, que nada bueno traen por su gran dosis de racismo y fanatismo, diera ejemplo de una conversión en lo pro positivo, dejando de lado la agresividad y el populismo como norma, con seguridad que las cosas podrían estar mejor y Evo se encontraría con una realidad totalmente diferente.

Si así fuere, veremos si realmente es la derecha la que no deja dormir al Presidente de la República y si es ella la que utiliza como pretexto la Constitución del MAS y el IDH.