El monstruo quiere sangre

FREDDY OTERO

Vanos han sido los intentos de convencer Evo Morales y su corte imperial para que respete la democracia, la institucionalidad, el estado de derecho y los derechos fundamentales de TODOS los bolivianos. Se intentó dialogar en reiteradas ocasiones, se hicieron largas y multitudinarias huelgas de hambre, se organizaron paros cívicos (medios pacíficos de protesta ciudadana) para hacer comprender al Gobierno del MAS que Bolivia somos todos, que en Democracia no tiene porqué prevalecer la visión de unos sobre las de otros (sin importar si son o no mayoría), que es posible ceder y ganar todos, que los cruceños jamás hemos ido al Altiplano ni a los Valles para someter a persona alguna, que los ciudadanos de la «Media Luna» no tenemos ninguna culpa de los sufrimientos a los que fueron sometidos los indígenas y los más humildes del país, que simplemente somos y pensamos diferente… Pero los apetitos personales y la angurria de poder del Presidente y sus allegados valieron más que los pedidos de paz y el respeto a las vidas humanas. Finalmente, prevaleció la ideología aberrante y los instintos asesinos y terroristas de los encumbrados en la Casa Presidencial.

¿Queda todavía alguna esperanza para evitar más derramamiento de sangre?



Tal vez alguna gente que rodea al Presidente y que no quiere llevar por el resto de su vida la carga de más muertes, lo hagan reflexionar.

Sin embargo, en las manos de gente violenta está el futuro del país.

Dios salve a Bolivia de los Tiranos.