Expertos creen que habrá más violencia, pero no guerra civil

Indefiniciones. Los actores creen que este escenario es el menos probable, pues consideran que un proyecto se impondrá.

Diálogo. Es el escenario que todos quisieran, pero el que más lejano ven los opositores y analistas. El oficialismo tiene fe.

Transformaciones. La mayoría de los consultados considera que se dará un proceso de cambio, pero con violencia.



Guerra civil. Este es el escenario menos probable, la mayoría descartó esta posibilidad en el país y, más aún, la fractura.

LA RAZÓN

¿Bolivia está camino a una guerra civil? ¿Al borde de una fractura territorial? Estas son preguntas que circulan entre las familias bolivianas, víctimas de la incertidumbre debido al conflictivo panorama político que hace que un día el país amanezca con noticias sobre un posible diálogo entre los actores en conflicto y al otro la batalla verbal y callejera se apoderen de los informativos.

Sin pretender hacer futurología política, La Razón hizo un ejercicio para averiguar cuán cercana está la posibilidad de una guerra civil y para ello realizó un trabajo en dos etapas.

La primera consistió en consultas fuera de grabación con analistas y estrategas políticos, para definir un listado de los escenarios posibles de resolución del conflicto político. De esta consulta surgieron cinco escenarios posibles, desde el más optimo, que es el avance de los procesos de transformación (reforma constitucional y autonomías) con diálogo y en paz, hasta el más catastrófico: la guerra civil y la posible fractura del país.

Una vez identificados los escenarios, éstos fueron enviados a una docena de actores políticos que el periódico consideró indicados para hacer este tipo de lectura y les pidió que califiquen, del uno al diez, cuán cercano consideraban cada uno de ellos. Además, se les dio la opción de agregar un comentario.

Ocho respondieron a la consulta de este medio y, con excepción de los actores vinculados al Gobierno, el resto coincidió en señalar que al país le esperan días de violencia, aunque sólo uno de ellos opinó que existe la posibilidad de una guerra civil que incluso ponga en riesgo la unidad nacional. Así opinó el senador Wálter Guiteras, un experimentado político que fue presidente del Senado, ministro de Gobierno y de la Presidencia.

«El próximo paso es tratar de imponer un proyecto con mucha fuerza, con mucha violencia, incluso muertos y eso las regiones no lo van a aceptar y lo que yo más creo, y lo digo con mucha tristeza, es que estamos caminando a una confrontación, a una guerra civil», afirmó el legislador.

Otros cuatro coincidieron en que se avecinan días de violencia, aunque no creen que se llegue al extremo de una guerra civil. Tres, vinculados al Gobierno, señalaron que la vía pacífica es la que le espera a Bolivia, aunque no por ello descartaron el escenario de la conflictividad.

Los prefectos de Pando y Tarija, Leopoldo Fernández y Mario Cossío, respectivamente, y los analistas Cayetano Llobet y Carlos Valverde, coincidieron en que el futuro depara para el país días de violencia en el proceso de reforma del texto constitucional y el avance hacia la autonomía, los dos temas centrales del escenario de confrontación que vive el país desde hace dos años.

Contrariamente, el ministro de Gobierno, Alfredo Rada, el jefe de bancada del Movimiento al Socialismo (MAS), César Navarro, y el asambleísta Carlos Romero (MAS) señalaron que la vía del entendimiento será la que se imponga, aunque no descartaron que el camino esté marcado por una permanente conflictividad.

«No hay condiciones en Bolivia como para que se produzca una guerra civil, pueden existir grupos separatistas incluso que utilicen de manera sistemática la violencia…considero que no debemos dramatizar las cosas y que uno de los mejores aportes que podemos hacer a la democracia es desdramatizar los análisis políticos», señaló Rada.

Por su parte, Romero, quien fue el operador político del gobierno en al menos tres procesos de diálogo, señaló que «al final la concertación llegará; sin embargo, tendrá que pasar un período de conflicto protagonizado por actores de ultraderecha».

En la otra vereda, Fernández, ex presidente del Senado, ex ministro de Gobierno y dedicado a la política durante más de 20 años, afirmó que «el escenario del diálogo es el más deseable, pero no creo que sea el más cercano… lamentablemente las condiciones cada día son menos, porque el Gobierno no quiere admitir que la raíz de todo el problema está en el proceso de reforma de la Constitución Política».

Su colega Cossío también apostó porque prospere un escenario de diálogo, aunque coincidió en que se pasará por un período de transformaciones donde primará la violencia, para luego imponerse un cambio.

Los analistas políticos Carlos Valverde y Cayetano Llobet ven poco probable un escenario de diálogo. «Este ambiente de indefiniciones y de conflicto permanente que se marca en el escenario dos nos está llevando a una especie de callejón que parece no tener salida; o al menos no a una salida concertada», dijo Valverde.

«Las tendencias extremistas van a perder y van a prevalecer las tendencias de unidad nacional»

ALFREDO RADA, ministro de Gobierno.

«Las tendencias extremistas van a perder y, cuando digo extremismo, estoy hablando de extremistas de derecha y de izquierda. Creo que aquellos que están planteando posturas separatistas y secesionistas, desde algunos comités cívicos, van a perder. Creo también que aquellos que plantean ideas ultristas, radicales, desde algunos sindicatos, van a perder. Me parece que al final, dentro de por supuesto un escenario de conflictividad que la democracia boliviana puede perfectamente superar, van a prevalecer aquellas tendencias que favorezcan la unidad nacional, la profundización de la democracia, la culminación de los procesos constituyente y autonómico dentro de lo que es la legalidad. Al final entre los que postulen ese tipo de planteamientos se abrirá un diálogo productivo que llevará a los consensos que el país está exigiendo.

En estos momentos no debemos dejarnos llevar por acciones de algunos grupos radicales de derecha que están tratando de desestabilizar nuestra democracia, no tienen la suficiente envergadura, no tienen la suficiente fuerza como para lograr tal objetivo.

Simplemente quisiera poner un argumento, la mayor concentración de población y de actividad económica y los centros de decisión política están en el eje central del país, conformado por La Paz, Cochabamba y Santa Cruz. En estos momentos, la situación en los departamentos de La Paz y Cochabamba es de absoluta normalidad, y de existencia de algunos focos de tensión social, pero dentro de un contexto de normalidad, en las actividades de Santa Cruz. Ahora están generando turbulencias algunas acciones de cívicos radicales y de prefectos opositores en el norte amazónico y en el chaco boliviano, son regiones importantes, pero ninguna de ellas puede generar una desestabilización nacional de la democracia y de la unidad nacional».

«Nos están llevando a una especie de callejón que parece no tener una salida concertada»

CARLOS VALVERDE es periodista y analista político.

«Creo que no digo nada nuevo si señalo que las cosas no van bien en el país; cada vez que tengo que hablar o escribir acerca de ello pienso que, pese a que este es un país de ‘comportamiento extremo’, estamos arrastrando el conflicto por demasiado tiempo y ahondándolo; este ‘ambiente de indefiniciones y de conflicto permanente’ que se marca en el escenario dos, nos está llevando a una especie de callejón que parece no tener salida; o, al menos no a una salida concertada y acordada sino y, muy a pesar de la mayoría de los bolivianos, a una salida en la que uno de los bandos (creo que son sólo dos, gobierno y media luna) necesariamente debe sentirse ganador o triunfador para sentir que es tiempo de aceptar entrar a un proceso de diálogo.

No creo que una de las partes vaya a ceder; veo demasiado fundamentalismo en cada una de las posiciones; cada una de ellas asume su lucha o argumentos sin entender que Constitución y Autonomías son necesariamente complementarias; no hay autonomía sin nueva Constitución y, lógicamente, las autonomías no pueden ser diferentes de las que la población votó en el referéndum de autonomías.

No puede haber, por otro lado, autonomías en los departamentos que votaron no a las autonomías; si los bandos no entienden eso, la resolución del conflicto no va a llegar. Un escenario no democrático.

Probablemente se pasó esa idea por la mente de más de uno de los funcionarios de gobierno; no por nada el presidente Morales habló allá afuera de un ‘golpe civil’ cuando él sabe que cuenta con el apoyo de los militares y, consecuentemente con la fuerza para, de verlo o considerarlo necesario, imponer su visión de país recortando las libertades democráticas; no veo que las regiones puedan hacerlo. El problema de esta aventura es el alto costo que puede significar, no hablo sólo de vidas (que en mi entender serían las menos) sino de costo país; cuánto bien nos podrá hacer eso a los bolivianos en lo interno y, por supuesto, en lo externo».

«Espero que la contradicción se resuelva por el diálogo»

MARIO COSSÍO, prefecto del departamento de Tarija.

«Espero que la contradicción se resuelva en un escenario de diálogo, pero diálogo como camino a un acuerdo de largo alcance, diálogo como camino a la reconciliación y a la construcción de un gran pacto que posibilite generar un nuevo marco constitucional para atender la expectativa del país en su conjunto, pero un marco constitucional que sea concertado, no el texto de Oruro (aprobado en diciembre del 2007 por el oficialismo y sus aliados en la Asamblea Constituyente).

Estamos de acuerdo en que hay que generar un nuevo marco constitucional, pero el de Oruro es el de la ilegalidad, de la confrontación y no sería admitido, puede ser un insumo importante para el debate, pero no necesariamente es el tamaño de la reforma.

Por otro lado, creo que este proceso debiera permitir dar vida jurídica plena a una realidad política que son las autonomías. Esto supone un renunciamiento a la radicalidad y a las posturas inflexibles y una disposición a ganar pero también ceder algo, éste es el único camino para que Bolivia no se acabe de confrontar, para que no se genere un proceso de destrucción interna».

«Las condiciones para el diálogo cada día son menos»

LEOPOLDO FERNÁNDEZ, prefecto de Pando.

«Se puede todavía, haciendo esfuerzos de ambas partes, encontrar una solución concertada a los problemas que hacen crisis política en el país, esto básicamente pasaría por dejar de lado todo lo que ha sido el producto del proceso constituyente, porque no refleja un verdadero pacto social para los bolivianos, y paralizar la implementación de los estatutos autonómicos como una especie de tregua de lo que es el proceso constituyente y el autonómico. Intentar una corresponsabilidad en el financiamiento de la Renta Dignidad, donde también las regiones entren con su concurso y se restituya así el IDH, pero nosotros (prefectos) cediendo la responsabilidad de ser también financiadores de la Renta Dignidad.

Si hay un esfuerzo de esa naturaleza, que no creo que sea imposible, podríamos devolverle la certidumbre al país. Pondremos desde la región de Pando toda nuestra voluntad para que ello pueda darse. Creo que todos deberíamos hacer los esfuerzos necesarios para el diálogo, pero las condiciones cada día son menos, el Gobierno no quiere admitir que las raíces de todos los problemas están en el proceso de reforma a la Constitución».

«Lo digo con tristeza, estamos caminando a una guerra civil»

WÁLTER GUITERAS es senador de Podemos por el Beni.

«El tránsito al que vamos a ingresar es a un proceso de transformaciones con violencia, con la toma del Congreso, regiones que no aceptan, a pesar de la ley o de los procesos de saneamiento, administrar la consulta del referéndum (constitucional), o sea se tratará de imponer un proyecto con mucha violencia, con mucha fuerza.

El Conalde (conformado por prefectos y cívicos) nombrará sus autoridades, dirá nuestros impuestos aquí se quedan. Tomará alguna decisión sobre los hidrocarburos, nombrará mecanismos de coordinación interdepartamental, que es una especie de Gobierno provisional. Ante este escenario, lo digo con mucha tristeza, estamos caminando a una guerra civil que podrá durar poco, mucho, que podrá fraccionar el país. Las regiones ahora recién ponen en su primer argumento que no somos nada semejante al occidente ni en topografía, ni en raza, ni en pensamiento, ni en cultura, ¿por qué vamos a pertenecer a este país? He visto en una asamblea de subprefectos, corregidores, alcaldes, diputados y senadores, todos, absolutamente todos violentos, por eso soy pesimista en términos de que se pueda dar un encuentro.

«Yo creo que al final el diálogo se va a imponer»

CARLOS ROMERO, constituyente del MAS por Santa Cruz.

«Va a haber acuerdos políticos parciales que probablemente no involucren a todos los actores de poder, pero que sean importantes y representativos dado que hay sectores ultraconservadores en Santa Cruz, que más que una salida democrática están buscando una victimización, están buscando mártires, muertos para retirarse dignamente de esta confrontación que básicamente la tienen perdida. Yo creo que al final el diálogo se va a imponer, el diálogo no sólo va a viabilizar el referéndum por la Constitución sino todo el proceso constituyente, de desarrollo legislativo emergente, es decir no terminan las cosas con la Constitución, la Constitución no es el fin en sí mismo, sino es solamente un medio dentro de un proceso de transformaciones que todavía tiene largo alcance, mucho recorrido y que yo tengo especiales esperanzas en que se va a desarrollar en un diálogo que se va a institucionalizar. Probablemente esta fase de transición sea la más tensa que tengamos, pero esto no se va a prolongar por mucho tiempo, durará unos meses más».

«La contradicción en Bolivia se resolverá democráticamente»

CÉSAR NAVARRO, jefe de bancada del MAS en Diputados.

«Bolivia, a través de la movilización social y la participación democrática en elecciones y en el referéndum del 10 de agosto, ha expresado mayoritariamente que desea cambio estructural pero democrático. El Estado liberal, republicano y neocolonial ha fracasado, tiene que ser transformado. Contrariamente a la crisis estatal y ausencia de dirigentes conservadores y de derecha, el país tiene un liderazgo democrático que ha trascendido las fronteras continentales y se constituye en la fortaleza imprescindible para la transformación y la unidad del país. Los prefectos y cívicos se arrogan derechos políticos de todo un departamento, en función a esta mentira presentan la imagen de un país dividido y al borde de la guerra. Mediante la violencia quieren imponer sus caprichos, que no son modelos para el país, sino esquemas políticos corporativos de privilegios regionales. Si no logran imponer sus caprichos a través de la violencia, buscarán el separatismo cruceño de Bolivia. La contradicción en Bolivia no se resolverá por la vía de la violencia, sino por la participación democrática».

«El escenario más probable es permanente enfrentamiento»

CAYETANO LLOBET es analista político.

«Descarto, en primer lugar, la posibilidad de un diálogo. Sólo son poses.

Descarto el escenario de guerra civil, que supone un tipo de organización y de dirección con frentes claramente determinados.

Asumo como más probable el escenario de permanente enfrentamiento, pero que no tiene que ver con la relación de elecciones nacionales. La característica esencial de este escenario es su fragmentación regional.

Probablemente, ese escenario probable estará caracterizado por la multiplicidad de conflictos, sin que nadie tenga la posibilidad de una imposición real sobre el otro».