Jaque en la Amazonía

El Nuevo Día. Editorial

La toma militar de Pando no sólo ha sido una eficaz movida política de Evo Morales para debilitar el bloque regional opositor a su Gobierno. Esta operación alentada con ahínco por Hugo Chávez, puede ser la señal más notoria de la estrategia geopolítica que está desplegando el régimen venezolano en la región amazónica. Pando no sólo es el hilo más débil para cortar la cohesión de la Media Luna. El chavismo puede haber identificado ya la cabeza de playa para iniciar su proyecto expansionista en América del Sur bajo la premisa del Socialismo del Siglo XXI.

El plan de Chávez comenzó a desplegarse en Bolivia con el ascenso de Evo Morales quien, al poco tiempo de asumir el mando, suscribió un convenio de cooperación militar con Venezuela que incluye la construcción y el fortalecimiento de puestos de control de la vasta región fronteriza que comparten Bolivia y Brasil. El proyecto del Mutún, donde la mano venezolana se ha hecho cada vez más evidente y la reciente compra de la mayor planta de acopio y procesamiento de soya en la zona de Puerto Suárez, son también componentes de la misma estrategia. Es posible que estemos a un paso de que el acceso a la hidrovía Paraguay-Paraná, la única posibilidad soberana de vinculación marítima boliviana, pase a consolidar el plan que tiene en mente Chávez.



El despliegue militar del viernes pasado ha ocurrido a muy pocos kilómetros del territorio brasileño y obviamente, las repercusiones en el vecindario han sido muy fuertes. El Gobierno se apresuró a denunciar, sin pruebas, la supuesta participación de sicarios peruanos y brasileños en las refriegas que dejaron numerosos muertos. Desde Lima se escucharon enérgicas protestas por esta sindicación que continúa sin esclarecerse y desde Brasilia, ha sido el presidente Lula da Silva el que ha ordenado el refuerzo de la frontera para evitar –dijo el mandatario en tono disimulado-, “el tráfico de armas y de personas”. No se puede esperar que Brasil haga aspavientos ahora sobre esta delicada situación, aunque es posible que la determinación de Lula de tomar las riendas del problema boliviano tenga más que ver con el factor Chávez.

Chávez, quien está en plena carrera armamentista, disfraza sus intenciones argumentando que quiere liberar a Bolivia del imperio norteamericano y de los “feroces” oligarcas de las tierras bajas. Por eso alude a la teoría del foquismo guevarista cuando habla de desatar un Vietnam en Bolivia. Los militares bolivianos comienzan a subir de tono en su rechazo al verbo belicista de Venezuela, porque consideran que para pacificar el país no hacen falta fuerzas extranjeras. Si Venezuela enviara tropas al territorio nacional, no va a ser para doblegar a la Unión Juvenil Cruceñista o a los seguidores de Leopoldo Fernández. El objetivo es otro y las Fuerzas Armadas no parecen dispuestas a ponerle el hombro. En poco tiempo más, es posible que Alan García y Lula comiencen a hablar más claro de esta movida que agita sus fronteras.

Si Venezuela enviara tropas al territorio nacional, no va a ser para doblegar a la Unión Juvenil Cruceñista o a los seguidores de Leopoldo Fernández. El objetivo es otro y las Fuerzas Armadas no parecen dispuestas a ponerle el hombro. Lula comienza a observan con atención este fenómeno.

 

La historia ¿se repite?

Editorial / Bajo el Penoco

Campesinos armados han sido enviados a cercar el departamento y amenazan con invadir Santa Cruz. Los manifestantes lucen sus armas mientras que algunos temen un desenlace tenebroso. Las autoridades locales han pedido a la ciudadanía que mantenga la calma para no encender el chispazo que están buscando quienes han mandado a esos campesinos a provocar y a convertirse en carne de cañón. De consumarse las amenazas, podría reeditarse lo sucedido en 1958, cuando el gobierno de Hernán Siles Zuazo envió milicias para perseguir, torturar y matar a los dirigentes cívicos que exigían pago de las regalías petroleras y que terminó con la masacre de Terebinto. Hace un tiempo, un periodista le preguntó a Evo Morales por ese triste episodio. El presidente pidió que no lo culpen a él porque ni siquiera había nacido. ¿Querrá su propio Terebinto?

La frase

“Mientras me decían que me vaya por supuesta interferencia en la política interna, el presidente Hugo Chávez le daba órdenes a un general boliviano”.

Philip Goldberg, ex embajador EEUU.