La ministra Susana Rivero junto al gerente de Emapa, evalúan venta de carne en los puestos habilitados por el gobierno (foto ABI)
La ahora ministra de Producción y Microempresa, Susana Rivero, es admirablemente precavida. Luego de ser traspasada desde el Ministerio de Desarrollo Rural a su nuevo cargo, se las ingenió y luchó a brazo partido para que la Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (EMAPA) continúe dependiendo de ella.
No se trata, desde luego, de un cariño institucional. Se trata de un asunto más prosaico; un negocio, un simple negocio pero que reporta interesantes ganancias a la ministra y a su familia.
Se trata de la venta de carne dizque a precios inferiores al de los mercados como una forma de proteger la economía popular. Hasta ahí todo bien y altamente encomiable, pero luego viene la trampa.
Resulta que la carne que es vendida a "precio justo" de vez en cuando en algunos puestos establecidos por el gobierno proviene de la hacienda del padre de Susana Rivero en la localidad beniana de San Borja. Ahí tampoco se nota nada malo.
Ahora viene lo bueno. El precio de la carne que provee la familia Rivero en el lugar de origen es exactamente igual al de cualquier proveedor pero el transporte es proporcionado gratuitamente por la Fuerza Aérea de Bolivia, lo que posibilitaría efectuar una rebaja realmente sustancial, si de "ayudar" a la gente se trata.
Sin embargo eso no ocurre y la diferencia en el costo de esta carne con la que se compra cotidianamente en los mercados es de máximo 4 bolivianos en carne de primera. Sucede que el costo que debía tener el transporte, por arte de magia, es transformado en gasto administrativo, lo que redunda en ganancias adicionales para la terrible Susy y su papito.
Muchos se preguntaban del porque se preocupó tanto por efectuar el traspaso inmediato de EMAPA, entidad encargada de poner parches al desabastecimiento y encarecimiento de varios productos, a la dependencia de su nuevo cargo. La verdad es que resulta muy, pero muy difícil encontrar una explicación?.