Se teme ola de revanchas en Pando luego del estado de sitio

Dudan de imparcialidad en las pesquisas.Familia de Fernández siente impotencia y pide un proceso justo.El drama se repite y trae recuerdos de la dictadura.Secuelas. El miedo a represalias y venganzas crece entre los dos bandos en conflicto. Los que eran cercanos a Leopoldo Fernández están en Brasil. Los campesinos piden que los militares no se vayanEl DeberPablo Ortiz | [email protected]»No pienso volver a Cobija. Me quedo del lado brasileño. Aquí nació mi hija y allá no estoy seguro», dice Jairo Vallejos, camarógrafo que filmó la muerte del predicador evangélico en el aeropuerto de Cobija y que ahora está refugiado en Brasileia. «Pasé el puente internacional con el semáforo en rojo y sin casco, pero los militares venían pisándome los talones», relata Vallejos, que el 12 de septiembre cruzó la frontera con Brasil y sólo volvió para llevarse consigo a su esposa, que estaba a punto de dar a luz. Por eso su hija nació el 14 de septiembre en territorio brasileño.Jairo tiene miedo de que los militares tomen represalias contra él, ya que además de filmar le gritó al comandante de la operación, coronel Víctor Hugo Vacaflores, que tenía todo grabado y que iba a pagar por las muertes en el aeropuerto.También tiene filmado el inicio del enfrentamiento en Porvenir, cuando aún las balas eran de ambos lados y se escuchaban estallar las balas que estaban en la camioneta blanca propiedad de uno de los campesinos.El miedo por volver a Cobija es tan grande, que muchos han abandonado su casa, su trabajo y su vida al otro lado del río. Casi todos son funcionarios de la Prefectura o tuvieron alguna participación en los enfrentamientos del 11 de septiembre. Es el caso de Martina Tapia, una mujer paceña que vivía en Porvenir y que se declara seguidora de Leopoldo Fernández Ferreira. Ella fue capturada por los campesinos y subida a una camioneta. Aún llora cuando recuerda que su hija se ofreció para cambiar lugar con ella, al ver el hilo de sangre que le corría del brazo derecho, por un balazo.Ahora Martina engrosa la fila de refugiados bolivianos que son atendidos por los brasileños. No se quedó en la población porque teme que el Ejército entre en su casa y se la lleve a La Paz, como sucedió con seis de sus vecinos. En Brasil recibió un colchón, atención médica y tres comidas por día. «El alimento es bueno, mejor que lo que come un pobre en Brasil o en Cobija. Nos dan carne todos los días y la preparan en los restaurantes», agrega el camarógrafo Vallejos.Del otro lado del río, el silencio es la norma. En Cobija la paranoia y el miedo reinan. «No te puedo contar nada, porque sé que mi teléfono está intervenido», dice un funcionario de la Prefectura. La descripción de todos los consultados es ‘calma aparente’. Eso quiere decir que todos los negocios están abiertos, que no se han registrado hechos de violencia como los ocurridos el 11 y 12 de septiembre, pero saben que nada será como antes. «Que no se lleven a los militares, que esto no sea por un mes ni dos, porque en cuanto se vayan nos van a matar», le plantea una dirigente campesina al defensor del pueblo, Waldo Albarracín. En Pando dicen que la sangre se paga con sangre y que una espiral de venganza se puede desatar después del estado de sitio. Y el miedo ya llegó a Santa Cruz. Ayer, el representante de residentes pandinos, Eduardo Puerta, denunció que el viernes fue secuestrado por el Gobierno durante unas horas. Asegura que lo querían hacer declarar contra Fernández.Todo esto también se traslada a la política. El ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, agregó otra denuncia contra Leopoldo y lo acusó de repartir contratos de la Prefectura a familiares y de crear en Pando una red de grupos de choque y de fidelidades establecida a cambio de favores.Los militantes del Movimiento Amazónico de Renovación (MAR), contrarios a Leopoldo, controlan la mitad de los municipios pandinos, incluido el de Cobija. Por eso, los militares se mueven en vehículos del municipio de Cobija. El líder del MAR, Miguel Becerra, comenta las declaraciones de Quintana a través de la agencia estatal ABI y asegura que el ‘tiempo de la corrupción en Pando se acabó’.Becerra, que es investigado por las muertes del 11 de septiembre, era el delfín político de Fernández hasta que se distanciaron luego de la muerte de Hugo Banzer Suárez. Uno de los líderes del MAR, Beimar Becerra Ferreira, fue detenido en Brasileia cuando elaboraba listas de opositores que habían cruzado la frontera. El primo de Fernández es señalado por los refugiados como la persona que define a quién hay que arrestar. Beimar lo niega.En la plaza de Brasileia, todas las noches se reúnen los ‘desplazados’. La frontera está a 200 metros, pero el hogar les queda cada vez más lejos.Actores de una tragediaPrefectoSabía de los movimientosLeopoldo Fernández admitió que sabía que los vehículos del Servicio Departamental de Caminos estaban siendo usados para transportar gente desde Cobija hasta Porvenir. No fue al lugar para tratar de detener el enfrentamiento. Reaccionó sólo en horas de la tarde.SedcamParticipó activamenteEl director de Sedcam, Julio Villalobos, afirmó que envió maquinaria al lugar para hacer dos zanjas para evitar que los campesinos lleguen hasta Porvenir. Asegura que quería evitar los enfrentamientos. Las volquetas de la institución movilizaron gente y funcionarios en la zona.FamiliaresHubo indignación«Mi hermano está desaparecido. Si aparece muerto, eso yo lo arreglo de la misma manera, aunque también me liquiden», se escuchó decir a un hombre, mientras el cuerpo del ingeniero Pedro Oshiro entraba al hospital. Se afirma que hubo represalia de los familiares.CampesinosHubo desinformaciónLos campesinos no fueron informados por sus dirigentes sobre el motivo para ir a Porvenir. La mayoría creía que iba a un ampliado en Filadelfia, pero la intención era llevarlos a Cobija. Así lo reconoció la Vicepresidencia de la República en un comunicado de prensa.FiladelfiaEstuvieron en Tres BarracasLos comunitarios de Filadelfia pasaron armados por Porvenir, antes de enfrentarse a sus vecinos en la zona de Tres Barracas. Se los acusa de tirotear una camioneta del Servicio de Caminos en el puente Cachuelita. Los cobijeños fueron a reforzar a los pobladores de Porvenir.Armas¿De dónde salieron?La delegada presidencial de Pando, Nancy Texeira, y el jefe del MAR, Miguel Becerra, dijeron que los campesinos ya estaban armados cuando llegaron a Tres Barracas. Uno de los heridos asegura que al amanecer aparecieron escopetas y salones Marlin con cacerina.

DUDAN DE IMPARCIALIDAD EN LAS PESQUISASSecuelas. La única indagación que no está en entredicho es la realizada por la Fiscalía y el Instituto de Investigaciones Forenses. Sin embargo, fue paralizada para ponerla bajo el control de los diputadosTrabajo. Los médicos del Instituto de Investigaciones Forenses realizaron dos necropsias en la ciudad de CobijaLas investigaciones sobre lo que pasó en Porvenir están bajo sospecha de parcialidad. Hasta el momento han ido o anunciado su presencia en Cobija cinco organismos. Los primeros en llegar y hacer denuncias y detenciones fueron los funcionarios gubernamentales, que hasta el momento han detenido y confinado a 16 personas, incluido el prefecto Leopoldo Fernández.Luego arribaron a Cobija representantes del Defensor del Pueblo, Asamblea Permanente de Derechos Humanos, Fiscalía General e Instituto de Investigaciones Forenses (IDIF). A ellos se suman las sendas comisiones de Diputados y Senadores, además de la comisión creada por la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), que llegará mañana al país.A los únicos que no han cuestionado de este grupo son a los enviados por la Fiscalía y el IDIF, pero su trabajo fue paralizado para subordinarlo a lo que hagan los diputados.El Defensor del Pueblo y Apdhb ya emitieron informes en los que no figuran los muertos y heridos de los autonomistas. De las críticas no se salva ni el enviado de Unasur, Rodolfo Mattarollo, que fue cuestionado por el director ejecutivo de la organización Hispanic American Center for Economic Research, el argentino Eneas Bigliones, que calificó la delegación de ‘tardía’ y ‘dudosa’. «Mattarollo, por su reiterada trayectoria de parcialidad al Gobierno (argentino), se teme que su investigación favorecerá al Gobierno de Morales».Uno de los mayores problemas con los que se encontrarán los investigadores es que los testimonios, de uno y de otro lado, ya fueron ‘uniformados’ y todos cuentan la misma historia.

FAMILIA DE FERNÁNDEZ SIENTE IMPOTENCIA Y PIDE UN PROCESO JUSTO



Desesperados. Sus hermanos temen parcialidad en las investigaciones. Hay cinco procesos en curso por lo ocurridoCarmela Delgado | [email protected]Recluido. Ésta es una de las apariciones que hizo Leopoldo Fernández en el penal de San Pedro, en la ciudad de La PazLeopoldo (56) es el segundo hijo de la familia Fernández Ferreira. Sus hermanos, Leonardo, Lucía y Lorenzo, están consternados por la difícil situación que atraviesa este hombre que se ganó en la urnas el título de primera autoridad de Pando, pero fue alejado de su cargo acusado de violar el pasado 12 de septiembre el estado de sitio impuesto por el Gobierno en esa región.La familia considera que Leopoldo enfrenta un proceso injusto y manipulado políticamente, peor tras conocerse el informe de la Asamblea de Derechos Humanos que sólo contempló las muertes de campesinos y no ha tomado en cuenta una veintena de heridos del otro bando.En este momento son cinco las investigaciones iniciadas. Un proceso ordinario fue abierto en contra de Fernández, en La Paz, por el delito de terrorismo y asesinato. Otro está a cargo de la Fiscalía General de la República, en Sucre, con la figura de genocidio. Un tercero lo inició el Ministerio de Justicia. Además, están las investigaciones de una comisión en la Cámara de Diputados y otra en la Cámara de Senadores.El Gobierno, como se ha visto en spots televisivos y en las declaraciones de los funcionarios gubernamentales y del propio Presidente de la República, se ha dedicado a promocionar una imagen negativa del prefecto Fernández y lo responsabiliza de las muertes en Pando. Los movimientos sociales afines al MAS también hacen lo suyo y algunas personas venden videos referidos al enfrentamiento acaecido en ese departamento, donde se lo presenta al prefecto como ‘El carnicero de Porvenir’ o el protagonista del ‘acontecimiento más sangriento de la historia de Bolivia’. La agencia ANF trató de saber quién estaba tras de estos productos, informó de que las muchachas que lo comercializan no quisieron revelar el nombre del proveedor. Pero material impreso con contenido similar llevaba el sello de la Dirección Nacional de Comunicación Social (Dinacom) del Estado.En cambio, los más allegados a Fernández lo describen como un destacado político y futbolista que formó parte del equipo de Bolívar antes de ingresar en la trayectoria partidaria. Su carrera la inició en Acción Democrática Nacionalista y fue parlamentario a sus 27 años.Su esposa, Pilar, y sus cinco hijas están angustiadas y cambian con frecuencia sus números telefónicos. Dos de sus hijas permanecen en Pando, otras dos acompañan a su madre en otro departamento y una está en Brasil con la abuela Irene, que tiene 73 años y está muy afectada. «Estamos con temor de que hagan algo más a la familia», remarcó Lorenzo.Lucía, que ha sido compañera política de Leopoldo y también fue parlamentaria y consulesa, está refugiada en Brasil. «No se puede concebir tanto odio a un pandino destacado, dedicado durante 30 años a su pueblo», puntualizó sobre su hermano. «No merece pasar todo esto, menos aún si se trata de alguien que ha dado todo por su pueblo», dijo Leonardo.Los familiares de Leopoldo, junto a otros refugiados, se sienten más protegidos por la Policía brasileña porque creen que las autoridades bolivianas están parcializadas y no quieren una investigación que encuentre la verdad.Testimonios de los tres hermanosLeonardo Fernández58 añosEstamos preocupados y apenados por semejante injusticia que se está cometiendo contra nuestro hermano. Nos sentimos imposibilitados de hacer algo para ayudarlo. No sabemos cómo hacerlo, porque todo está manipulado, por eso estamos aguardando la bondad de Dios, para salir adelante de todo esto. Vivo en Cochabamba, pero estuve en Cobija cuando sucedió todo, aunque siempre he trabajado de forma particular con mi profesión de arquitecto, nunca en la dependencia pública. Se está haciendo todo lo humanamente posible para aclarar todo esto.Lucía Fernández47 añosNos encontramos atribulados y desesperados, porque no podemos entender lo que está pasando. Sólo la fe en Dios nos está ayudando para que podamos sobrellevar esta situación y apoyar a nuestro hermano.Nos sentimos tan privados, incluso hemos gritado al mundo entero, hemos denunciado, pero infelizmente no tenemos eco, pero seguimos clamando justicia, porque tenemos fe en la justicia boliviana.Cada día que amanece estamos a la expectativa de lo que pueda pasar y la familia vive con esa incertidumbre.Lorenzo Fernández42 añosEstamos nerviosos, tristes y vivimos a sobresaltos porque ahora no existen ley, derechos ni garantías y todos tenemos familia. Sentimos temor porque no hay seguridad, pese a que ninguno de la familia tiene algo que ver, porque cada uno tiene actividades diferentes y nadie trabaja en la Prefectura ni está inmerso en política.Tenemos contacto permanente con él (Leopoldo), sabemos que no lo han maltratado físicamente, pero no se puede estar tranquilo por todos los atropellos que se han cometido y las investigaciones que se están dando de un solo lado.

EL DRAMA SE REPITE Y TRAE RECUERDOS DE LA DICTADURA

Persecución. Las personas que fueron víctimas de abusos en los gobiernos de facto comparan lo que sufrieron con los hechos ocurridos en Pando. Ahora también hay ciudadanos y familias dañadasAfectado. Uno de los heridos soporta su dolor ante el asombro de los ciudadanos que manifestaban su pesar por los enfrentamientos entre civilesR. Navia y C. DelgadoConfinamiento, exilio, persecución, abuso de poder. Estas palabras estaban en su auge hace más de 25 años, cuando el país vivía una dura época de dictaduras militares. Pero desde el 11 de septiembre de este año los bolivianos han vuelto a escucharlas, a pronunciarlas y, algunos, a padecerlas.»Pensé que ya podíamos haber extirpado la palabra confinamiento. La democracia está perdiendo uno de sus contenidos fundamentales.En vez de ser mejorada y perfeccionada, estamos yendo para atrás en términos de derecho y justicia», dice Óscar Eid, que estuvo exiliado en Francia, Ecuador y Perú.El periodista Óscar Peña Franco, que padeció el exilio durante el gobierno de Banzer, dice que si bien las características son diferentes entre dictadura y un estado de sitio en democracia, hay algunas cosas en común como el hecho de que la sociedad sea afectada por constantes temores.Pero hay otras voces que delatan que el confinamiento y el exilio dejaron de ser una leyenda desde la intervención militar en Pando, ocurrida el 12 de septiembre. Hasta el viernes pasado había 11 confinados de Pando. El ministro de Defensa, Walker San Miguel, dijo que fueron llevados a Viacha. Ese número es parte de una lista de 27 personas que los militares buscan, entre las cuales están dirigentes cívicos y funcionarios de la Prefectura. Según el defensor del Pueblo, Waldo Albarracín, muchos están incomunicados, en una flagrante violación a sus derechos.Aunque no hay estadísticas precisas, se dice que hay más de 1.000 refugiados en Brasil, entre ellos, la presidenta del Comité Cívico pandino, Ana Melena.La historia da cuenta de que en otros gobiernos democráticos también se utilizó la figura del confinamiento. Víctor Paz Estenssoro, en 1985, tras el Decreto 21060, dictó un estado de sitio y confinó a más de 150 dirigentes obreros. Evo Morales, que ahora manda a hacer lo mismo, sabe lo que significa esa palabra. En abril de 1995 (debido a su lucha por la coca) fue arrestado y confinado en un lugar de la Amazonia.El rector de la Uagrm, Reymi Ferreira, percibe un alejamiento de la estructura jurídica necesaria para que un Gobierno no se vuelva agresor de los derechos humanos. Para la historiadora Teresa Gisbert, cuando no se respetan las normas del estado de sitio se pisa el borde de una dictadura. Sin embargo, cree que el termómetro para medir la inestabilidad en el país es que muchos bolivianos han salido en busca de mejores días.Épocas pasadasNERHEDINE RENJIFFE»He sufrido todo el rigor de la persecución y confinamiento. En 1965 era dirigente de la FUL de Cochabamba, en aquella época fuimos confinados al Madidi (Pando). En 1971 era dirigente sindical y allanaron mi casa. Tuve que salir al exilio a Chile porque era perseguido, aunque volví a los dos meses de forma clandestina, pero en 1972 caí preso en Santa Cruz y fui torturado en El Pari, donde al atardecer le daban volumen a la radio para que la gente no escuche las torturas que sufríamos. Nos golpeaban y nos daban choques eléctricos hasta en los genitales, a consecuencia de eso perdí un testículo. Las mujeres fueron violadas. Después me llevaron a La Paz. Todo eso duró hasta 1975. En 1980 era miembro de la COD y en octubre de 1985 me llevaron a Magdalena (Beni). A los que hemos sido constructores de la democracia no nos cabe en la cabeza que se vuelva a repetir esta situación, de ninguno de los lados».Rebeca Ibsen»Mi padre y mi hermano desaparecieron en la década de los 70. A mi hermano se lo llevaron a La Paz cuando tenía 23 años y lo torturaron durante nueve meses hasta que lo mataron; no lo vimos porque lo sacaron de clases. De mi padre no supimos nada, siendo que él ni siquiera fue dirigente, era un abogado y ex funcionario de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos.El agravante de lo que está pasando ahora es que esta represión se realiza en democracia. Para nosotros, revivir todo lo que pasaron las víctimas de la violencia política es volver a los hechos por lo que estábamos luchando para que nunca se repitan, para que no haya más violencia con sangre en el país.Creo que ahora se ha violado la constitucionalidad, los derechos humanos y se ha quebrantado la paz de los bolivianos».Guillermo Vilela»Fui víctima del gobierno de Luis García Meza. Yo era dirigente sindical en el Ministerio de Trabajo. Fui perseguido, correteado y golpeado por efectivos del Estado. Tuve que huir a Perú, ahí estuve tres meses y luego me fui a Francia. Antes, en el gobierno de Alberto Natusch Busch, en 1979, cuando yo era estudiante, fui detenido.Sobre el prefecto militar que posesionó el Gobierno hace poco en Pando, considero que no es la mejor solución, lo más acertado era nombrar a un campesino, para ser consecuentes con el discurso que manejan. Los militares tienen otro rol. Respecto a lo que sucede en Pando, considero que la ley no se está respetando, en lo que concierne a los confinados. Tengo información de que están incomunicados. Eso hay que denunciarlo, porque es violación de derechos humanos».El pánico actualGari Benquique«Después de lo sucedido en Cobija he tomado la decisión de esconderme para prevenir que atenten con mi vida. Es que yo trabajo en la Prefectura de Pando, soy secretario de Deportes. Mi conciencia está tranquila, pero lamentablemente todos pueden ser mal mirados, siendo incluso inocentes. Mucha gente que no participó en los conflictos, ahora está viviendo momentos de incertidumbre, en una especie de autoexilio que duele. En la Prefectura por lo menos hay 1.600 trabajadores que no saben si se les pagará el sueldo. El otro día el cajero solo pagó a la mitad porque no había plata en el banco. Yo he retornado a mi casa de Cobija, pero estoy preocupado como mucha gente. No sabemos lo que pasará.Hay muchos compatriotas en Brasilea, autoexiliados. Duermo con el Jesús en la boca».Risoleta Vaca / refugiada«Nos fuimos con mi esposo, por mi hijo que tiene cuatro años, para que no escuche más tiroteos y no mire a los militares, para que no quede con el pánico que nosotros vivimos. Los uniformados entraron a las casas y tumbaron todo. El día del enfrentamiento, mi esposo quedó lastimado, su carro destruido y él tuvo que entrar al monte para protegerse. Nos fuimos al día siguiente a la Villa (Brasil), donde hasta ahora seguimos, sólo vengo de vez en cuando a ver mis cosas. El Gobierno brasileño nos ha entregado ayuda, nos ha dado colchón, alimentos y nos dijeron que van a dar recursos para que las familias se solventen mientras dure esta situación. Hay 3.000 refugiados en la Villa, que han conseguido fincas o están con familiares; hasta ayuda psicológica están dando. Los militares brasileños recogen los datos casa por casa y ellos mismos traen la ayuda; por mi casa han pasado ya tres veces».Guadalupe de Franco«Se llevaron a mi esposo (Óscar Rubén Franco Tuno) y a mi hijo de 17 años (Jean Claure Franco Egüez) siendo que ellos no participaron en nada. Mi marido es administrador del hospital y mi hijo ni siquiera había empezado a trabajar, porque por falta de recursos no pudo ir a la universidad este año. Nosotros alquilamos una casa de un señor que ha sido diputado. El día de los enfrentamientos no dormimos en la casa, porque toda la gente se fue. El domingo fuimos a misa y vimos que no había razón de huir. A las cuatro de la mañana escuché una camioneta y un fuerte golpe que abrió mi puerta. Nos echaron al piso en delante de mis hijas y decían: colabora y tápate los ojos. Amarraron las manos de mi marido y no sé que le hicieron a mi hijo, porque sólo escuchamos golpes en su cuarto y destruyeron todo. Ahora me he quedado con mis otros cuatro hijos (16, 15, 5 y 3) y sólo me han dicho que están en el cuartel de Miraflores.¿Qué significa?– Confinamiento. Pena por la que se obliga al condenado a vivir temporalmente en libertad, en un lugar distinto al de su domicilio.- Asilo. El que se concede a un extranjero desterrado o huido de su país por motivos políticos.- Estado de sitio. El estado de sitio representa un concepto equivalente al de estado de guerra, y por ello se dan a las fuerzas armadas facultades preponderantes para los actos de represión. Durante el estado de sitio quedan en suspenso las garantías constitucionales, con mayor o menor extensión, según las legislaciones.- Persecución. Instancia con que se acosa a alguien a fin de que condescienda a lo que el poder le solicita.Las botas ya habían sido guardadasRené N., ni en el peor de sus delirios imaginó que su natal Pando iba a ser gobernado por un prefecto con botas. «Pensé que eso era cosa del pasado», dice vía telefónica desde un sitio que no quiere dar a conocer. Decidió declararse en la clandestinidad.Ahora están temerosos de lo que sucederá en ese departamento con la decisión del Presidente de designar como primera autoridad al jefe del Estado Mayor de la Fuerza Naval, contralmirante Landelino Rafael Bandeira Arze, en sustitución de Leopoldo Fernández, pese a que este último fue elegido y ratificado con el voto popular.Pero no es el único que está sorprendido. Bismark Kreidler, un estudioso de la política nacional y de la historia de los prefectos, confirma que las autoridades políticas militares de un departamento no se daban en el país desde el retorno de la democracia, en 1982. «Lo que ha sucedido con Pando contradice el espíritu democrático de Bolivia porque el Presidente pudo haber nombrado un civil en ese cargo. El estado de sitio no quiere decir que los militares se encarguen de la administración pública», cuestionó.El general (r) Lucio Áñez considera que con esta figura se ha dado un retroceso en la democracia, más todavía con el avance que se había logrado, de que los prefectos sean electos.«Hay un retroceso en democraciaAlberto Mendieta / Asamblea de DDHHHemos retrocedido a tiempos de la dictadura. La verdad es que estamos en una situación difícil, porque se está violando el estado de derecho, las libertades democráticas y los derechos fundamentales de la CPE. Entonces, para nosotros, es un retroceso en la democracia y lo hemos denunciado a escala nacional e internacional de que estamos siendo víctimas de la política extremista, tanto de izquierda como de derecha. Están siendo violados los derechos de las víctimas, que es precisamente el ciudadano común. Eso se viene generando a través de una anarquía, un caos que ha surgido.Con la creación de grupos subversivos paralelos a la Policía y al Ejército, que han sido creados tanto de un sector como de otro, están por encima de las actividades de una autoridad legítimamente reconocida, como la Policía y el Ejército. Sin embargo, estas dos instituciones parece que están haciendo más caso a las políticas gubernamentales que a las políticas de Estado, porque no están cumpliendo con lo que manda la CPE, de resguardar la institucionalidad y dar garantías al ciudadano.