Un delincuente al servicio del Ministerio de Gobierno

Adolfo Cerrudo, alias «Trapacho» estuvo detenido apenas por 14 horas (foto La Razón 19 julio 2008)

Adolfo Cerrudo es un personaje bastante conocido por los periodistas, particularmente las periodistas, a las que se ha dedicado a agredir con un particular entusiasmo que emerge no solo de su incondicional adhesión al MAS sino también de un jugoso estipendio que recibe directamente del Ministerio de Gobierno.



Hay que recordar que este delincuente amenazó con violar a una periodista de La Razón, cuándo la profesional hacía la cobertura de las manifestaciones en las que participaba dicho individuo.

De él no se sabe de donde salió y aún su nombre completo está en duda, ni que decir de su nacionalidad, en determinado momento medios de prensa lo vinculaban con el MRTA peruano.

El pasado mes de julio, el periódico La Razón de Perú relataba que Cerrudo y otras dos personas más habrían servido de enlace con bolivianos para una reunión, en La Paz, en la que presuntamente se coordinaron las acciones de protesta para el paro del 9 de julio en contra del presidente Alan García. «También asistieron dirigentes del movimiento guerrillero Túpac Katari, personas allegadas a la municipalidad de El Alto, además de otro personaje cercano a Evo Morales, Hugo Móldiz Mercado», señalaba el diario peruano.

Lo cierto es que quien dice llamarse Adolfo Cerrudo, figura en una planilla clandestina del Ministerio de Gobierno con el alias de «trapacho». En dicha planilla se consigna que realiza trabajos de «contrainteligencia» y recibe un sueldo de 5 mil bolivianos mensuales.

Naturalmente el pago no se realiza con papeleta sino que todo es «bajo la mesa» como corresponde hacerlo a este patibulario individuo siempre presente incentivando las agresiones del lumpen contra los periodistas.

Todo el mundo, particularmente los periodistas y camarógrafos, se preguntaban el porque de la total impunidad con la que actúa este individuo al punto que si bien en la justicia se le prohibió acercarse a cualquier miembro de la prensa, a las pocas horas continuó con su amedrentamiento sin preocuparse siquiera por camuflarse un poco.

Pues bien; la impunidad de este individuo se sustenta en el hecho que es un funcionario del Ministerio de Gobierno y responde en forma directa ante el ministro Alfredo Rada y el viceministro Rubén Gamarra.

Cerrudo es un individuo sin oficio ni beneficio, se dice que fue reclutado entre la gavilla de delincuentes que permanentemente merodean por inmediaciones de la Pérez Velasco. Su actual ocupación de matoncillo de poca monta es solventada por el Ministerio de Gobierno con recursos que generosamente aporta el macaco mayor, Hugo Chávez y que son los «gastos reservados» que Evo Morales dice no tener.

Como el hay muchos otros que permanentemente montan guardia en la Plaza Murillo y están prestos a agredir no solo a la prensa, sino también a diputados opositores y van donde se los mande a cumplir su violenta tarea. Se trata, en suma de una versión aymara de los sanguinarios «ton ton macoutes» haitianos que mantuvieron durante años la dictadura de Francois Duvalier.