De Chapultepec a Madrid

Editorial de El Nuevo Día

Resulta interesante constatar que la humanidad ha apostado en el inicio del nuevo milenio por la convivencia en democracia. Pero esta decisión mayoritaria se ha visto perturbada por una sucesión preocupante de diferentes movimientos sociales emergentes que tienen otra visión de la democracia distinta a la que estamos habituados. Incluso muchos de ellos han derivado en extremismos intolerables, donde la violencia como común denominador ha tenido a la prensa convertida en un blanco fácil. Por ello, alarma la cantidad de periodistas asesinados o caídos en el cumplimiento del deber haya ido creciendo sin pausa en el mundo entero.

En Bolivia la situación ha empeorado al grado que el propio Gobierno ha señalado a la prensa como “su enemigo número uno”, sin advertir que al generalizar este calificativo no sólo ha atentado contra el principio universal de informar y ser informado, sino que ha propiciado un clima de confrontación propicio a la polarización de las posturas político ideológicas que afectan el rol de la prensa. Colocar a la prensa al centro de un fuego cruzado para que opositores y oficialistas vean a medios y a periodistas como las víctimas propiciatorias de las posturas antagonistas resulta lamentable y peligroso.



Por esa situación mundial de riesgo es que la Sociedad Interamericana de la Prensa SIP ha aprobado en Madrid las aspiraciones de la organización, basadas justamente en los principios de la Declaración de Chapultepec de 1994, para definir el rol de la prensa en una sociedad democrática. Pero este rol, de suyo fundamental, se asienta en la necesidad imperiosa de informar de una manera justa e imparcial, en un terreno social donde se respeten los derechos humanos y se den las condiciones para que ciudadanos e instituciones gocen de seguridad y protección permanentes, con apego a la ley, sin sufrir la coartación ni la sanción por difundir la verdad.

Lo que se proclama desde Madrid es el ejercicio correcto de la democracia por parte de los gobiernos del mundo. También que se respete y proteja a la minoría frente a la mayoría, tentada por la hegemonía. Todavía más, sobre la Declaración de Chapultepec, se insta a la independencia de los medios para no ser influidos en las pugnas por el poder en la responsabilidad de informar. La prensa debe asumir su rol de promoción de la propia democracia con imparcialidad y apego a la verdad, protegiendo sus fuentes fiables, porque al final el único juez en democracia debe ser la opinión pública, que premia o sanciona.

Conviene pues, que los gobiernos ofrezcan las garantías constitucionales para la libertad de expresión y de prensa, que no es una concesión gratuita sino un derecho pleno universal. En ese sentido, el Gobierno debe asumir que no caben amenazas ni presiones por el solo hecho de informar contra el poder público. Si se informa con veracidad e imparcialidad, la ciudadanía ejerce asimismo su derecho a informarse y las autoridades deben velar porque ese derecho no sea coartado.

Colocar a la prensa al centro de un fuego cruzado para que opositores y oficialistas vean a medios y a periodistas como las víctimas propiciatorias de las posturas antagonistas resulta lamentable y peligroso. Al contrario, el Gobierno debería ofrecer condiciones para la libre expresión y la prensa.

Con licencia para mentir

bajo el penoco

El Ministro de la Presidencia reconoció el jueves que hubo un montaje de audio en el video de las personas que cruzan el río Tahuamanu, en Pando, el 11 de septiembre. Juan Ramón Quintana dijo que el autor de esa “yapita” que consta nada menos que de ruido de balazos y la voz de un médico desesperado, ha recibido una severa llamada de atención. Pero antes de admitir por completo ese mamarracho, lanzó la del estribo: “pero aclaro que ese es un spot”, dijo, con lo que quiso dejar bien claro que, cuando se trata de propaganda, hay licencia para mentir, hacer montajes y condimentar a gusto las cosas. El pez por la boca muere y últimamente don Quintana anda muy liado en videos y trucos, como aquel que lo muestra enajenado hablando del futuro de Leopoldo Fernández. Ese video no tiene montajes, sólo la evidencia de lo que ocurrió tiempo después.

La frase

“Juego mejor en la Selección porque en Bolívar no tengo jugadores como Joselito Vaca y ‘Nacho’ García”.

Joaquín Botero, goleador de la Selección