El “sepulturero” oficial

Hernán Terrazas E.*

La Razón



El Presidente de la República tiene en su entorno a gente que, por querer “sepultar” a los supuestos enemigos del régimen, terminará por enterrar su propio proyecto. Son personajes enfermos de odio, que pierden la compostura con facilidad y que pervierten el discurso político al extremo de convertirlo en un reflejo amargo de sus frustraciones y complejos.

Paradójicamente, un video —este sí de verdad, no un montaje— dejó al descubierto que el ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, es el personaje que está detrás de todas las acciones siniestras, intolerantes y antidemocráticas del Gobierno. Ahora está claro quién es el que urde, planifica y ejecuta las “operaciones especiales” destinadas a “enterrar” a los adversarios —el verbo es suyo—, a desprestigiar a periodistas y medios de comunicación críticos y a instalar el terror como mecanismo de control allí donde los planes oficiales tropiezan con la resistencia de la población.

El discurso que Quintana pronunció ante un grupo de militantes masistas en Pando poco antes de la realización del referendo revocatorio, no sólo muestra a una persona fuera de sí, agresiva e irracional, sino, lo que es peor, a un ministro de Estado, un hombre de la mayor confianza del Presidente, promoviendo el odio y la violencia como formas de hacer política. El problema no es que este señor sea un desequilibrado. Lo grave es que un desequilibrado tenga autoridad.

Afortunadamente hubo quien logró captar esas imágenes y medios que las difundieran, porque de lo contrario, Quintana hubiera seguido siendo sólo un sospechoso y no el responsable obvio de las video-mentiras, los atropellos y los abusos que se cometen a nombre del pueblo y en contra de la democracia.

Ya sabemos cuál es la suerte que han corrido quienes en el pasado pensaron que gobernar era un sinónimo de intimidar. Hace 18 años un ministro de la dictadura advirtió a los opositores que caminen con el “testamento bajo el brazo”. Parece increíble, pero ahora otro ministro, de un gobierno supuestamente democrático, directamente amenaza con “enterrarlos”, lo cual viene a demostrar una vez más que, por lo general, los extremos se juntan.

Si el Presidente de la República quiere dar una señal de genuino cambio y apertura hacia una solución pacífica y racional de las diferencias que dividen al país, debería comenzar por prescindir de personajes como Juan Ramón Quintana. Si no lo hace, querrá decir que avala y respalda la conducta y las acciones de este oscuro “sepulturero” oficial.
*Hernán Terrazas E.
es periodista.