Goni en EEUU

El ex gobernante busca un “perfil bajo”

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Gonzalo Sánchez de Lozada en la testera de un foro efectuado este año en la escuela Kennedy de la Universidad de Harvard, Estados Unidos.



Domingo, La Prensa

Por: Erick Ortega y Mirna Echave

La vida actual del ex Mandatario boliviano entre su vivienda de Chevy Chase, sus conferencias, sus cócteles, sus negocios y las manifestaciones que lo persiguen en el país del norte. Ante el cuestionario enviado por la revista a su persona, mediante un contacto en Bolivia, respondió: “Por el momento no voy a dar declaraciones”

Al caer la noche del martes 1 de noviembre de 2005, en Nueva Jersey, Estados Unidos, el activista estadounidense Douglas Hertzler colocaba en el pecho del ex presidente boliviano Gonzalo Sánchez de Lozada un sobre lacrado. En el interior estaba una copia del exhorto suplicatorio para que se presente ante la justicia boliviana y responda por la “masacre” de octubre de 2003, que dejó un saldo de 67 personas muertas y cientas de heridas. El acto fue netamente simbólico, pero Goni no pudo haber tenido una mejor víspera de Noche de Brujas. Su rostro asustado quedó expresado en las fotografías que fueron publicadas por medios locales y del mundo.

Han pasado cinco años desde que Goni renunciara a su cargo y abandonara Bolivia en un avión que le trasladó a Estados Unidos. Desde entonces, sólo se ha conocido de él a través de medios de comunicación estadounidenses y de relatos de personas que le vieron en su “autoexilio”. Sin embargo, ¿cómo ha sido y es la vida del ex gobernante en la nación del norte? Para responder a estas interrogantes, Domingo aglutinó los datos dispersos sobre el trajín de Sánchez de Lozada en este quinquenio y habló con personajes que tuvieron contacto con él en acontecimientos públicos y privados; cuatro de ellos se animaron a escribir de la experiencia vivida con, quizá, el hombre más buscado por el Estado boliviano.

Un lugar llamado Chevy chase

Maryland es uno de los 50 estados federales que forman los Estados Unidos de América, se encuentra cerca de la capital Washington DC (distrito de Columbia). Ahí se halla Chevy Chase, una urbanización con casonas que parecen recortadas de una pantalla cinematográfica donde pasan los días estadounidenses de la clase alta. En dicho sitio, relata Hertzler, una vivienda equipada con tres dormitorios está tasada en más de un millón de dólares. Allí vive la familia Sánchez de Lozada, en la casilla 5509 de la Center Street (calle Central).

El lugar cuenta con espacios exclusivos para la diversión, entre los cuales sobresale el Chevy Chase Golf Club. Los jardines se hallan bien cuidados y los colores claros de las mansiones son referentes de esa zona “privada”, tal como recuerda el sindicalista cochabambino Óscar Olivera, quien llegó hasta la morada de Goni para protestar junto a medio centenar de personas, entre bolivianos y activistas estadounidenses de derechos humanos, para solicitar a su propietario que se presente en Bolivia a fin de afrontar el juicio por las muertes ocurridas en 2003.

La manifestación se produjo el 8 de octubre de 2006. Olivera cruzó el portal de ingreso, pasó el jardín de la residencia y llegó hasta el timbre. En el trayecto tuvo que enfrentarse con una manguera que estaba conectada a un aspersor de agua. “Fui y le hice un nudo. Toqué tres veces el timbre y no me abrió nadie”. Su insistencia no dio resultados. El participante de la “guerra del agua” de 2001 en Cochabamba no encontró a Goni, pero salió empapado de la casa de éste, no sin antes colar en uno de los muros un panfleto en contra del ex Mandatario.

“Luego fuimos con nuestra protesta hasta al templo donde Sánchez de Lozada asistía. Llevamos carteles. Todos nos vieron, incluso unos policías nos vinieron a preguntar qué pasaba y cuando les explicamos, nos dijeron: ‘Qué bien que hagan eso’”. El hecho incomodó a los habitantes de la urbanización. Una fuente reservada que era cercana al ex gobernante y que pidió absoluta reserva en su identidad confirma esta versión. “Las concentraciones a las puertas de su propiedad molestaron a su familia y a los vecinos. Por lo menos así se notó cuando activistas y periodistas, hasta de Bolivia, se enteraron del lugar donde vive y se arremolinaban en el ingreso de su vivienda para encontrarlo”.

Rogelio Mayta, el abogado que gestiona el proceso contra Sánchez de Lozada ante la Corte Suprema de Justicia de Bolivia, estuvo también presente en octubre de 2006 frente a la residencia de Goni. “Es una casa que está valuada en algo más de dos millones de dólares. No se puede decir que sea una mansión, pero es una casa acomodada en un barrio de gente adinerada”. La fuente que era cercana al ex Mandatario sostiene: “No se puede negar que es una zona exclusiva, pero todas las casas son caras en Estados Unidos”. La Chevy Chase incluso habría permitido que Sánchez de Lozada se vista de blanco, con gorra incluida, y contrate un cady (ayudante) para practicar golf. “Se animó, lo único que sé es que hasta ahora no hizo un hoyo en uno”.

Su propiedad de Chevy Chase es su “domicilio legal”, o sea, es la recepcionista de los actuados hechos por las justicias boliviana y de Maryland, donde se le sigue otro proceso instalado por activistas estadounidenses. Sin embargo, explica Mayta, el ex gobernante tendría otra casa donde pasa la mayor parte del tiempo. “Se asegura que está viviendo igual en la ciudad de Miami, en el estado de Florida, esto debido fundamentalmente a la acción civil que se ha interpuesto en su contra en Washington”. La fuente que era allegada a Sánchez de Lozada dice que éste tiene otra vivienda “secreta”, un “cuartel de operaciones a nivel familiar, empresarial y para contactarse con amigos estadounidenses y los que llegan desde Bolivia para charlarle e informarle de lo que pasa en el país”.

“No le puedo decir el lugar donde se ubica ese cuartel”. Pero, es en Miami donde el ex gobernante tiene razones “de peso” para estar presente. Por ejemplo, sus abogados solicitaron a comienzos de este año a la Corte de Maryland el traslado de su juicio a los estrados de Miami, con el argumento de que el empresario minero tiene negocios e inversiones en importantes bancos de esa ciudad.

El Retorno a la “segunda patria”

Gonzalo Sánchez de Lozada y Sánchez Bustamante nació el primer día de julio de 1930. Es paceño, no cochabambino, gentilicio que utilizó con fines políticos. Es nieto del “Maestro de la Juventud Boliviana”, Daniel Sánchez Bustamente. Es hijo de Enrique Sánchez de Lozada, quien fue diplomático en Washington de 1931 a 1936 y retornó a esa ciudad como exiliado entre 1936 y 1952 por su militancia en el Movimiento Nacionalista Revolucionario; precisamente el partido que presidió su hijo tras el retiro político de su fundador, Víctor Paz Estenssoro, en 1990.

Goni creció en el país del norte. Estuvo allí hasta los 21 años, luego regresó a Bolivia y se enfrascó en la cinematografía y las inversiones. Su larga permanencia en suelo estadounidense explica por qué habla tan bien el idioma inglés, incluso mejor que el castellano, hecho que le valió el sobrenombre de “El Gringo” por parte de los sectores sociales opositores a sus gestiones gubernamentales. Pero esto también explica por qué escogió a Estados Unidos como “refugio” tras dejar la silla presidencial en 2003.

Hertzler señala que el ex Mandatario cuenta con aliados tanto entre los republicanos como los demócratas estadounidenses. Y el último ex embajador boliviano en Washington, Gustavo Guzmán, comenta que eligió Estados Unidos porque allá “están sus amigos, sus mentores, sus asesores, sus negocios, su país”; especialmente lo penúltimo. “Un alto funcionario de una de las muchas cámaras de comercio que funcionan en Washington asegura que Sánchez de Lozada acaba de instalar una consultora en minería, gas y petróleo, allá en Chevy Chase, el coqueto barrio de Maryland, a unos cuántos kilómetros de la Casa Blanca”.

Tras su partida de suelo boliviano, Goni fue atracción mediática, se le vio por ejemplo en CNN; aunque hoy, bajo la lógica del periodista Raúl Peñaranda, dejó de ser noticia en Bolivia y mucho más en Estados Unidos, donde los “refugiados” políticos y otras personas autoexiliadas son moneda corriente. Sólo como ejemplo están los cubanos “asilados”: según datos de la Fundación Nacional Cubano Americana, “más de dos millónes de cubanos se han refugiado en muchos países huyendo de la tiranía de Fidel Castro; la mayoría en los Estados Unidos y fundamentalmente en el sur de La Florida donde la comunidad sobrepasa el millón de personas”.

Así visto, Sánchez de Lozada es hoy uno más entre las seis millones de personas que habitan Washington DC. Es uno más entre el 6 por ciento de latinos en Maryland. Tal vez él se encuentre como “pez en el agua”; no obstante, su salida repentina de territorio boliviano en octubre de 2003, para asentarse en la capital estadounidense, tomó imprevista a su esposa Ximena Iturralde, quien ni siquiera sabía hablar inglés para entonces. El periodista Alcides Flores, quien se entrevistó con el ex Mandatario en 2004, sostiene que ese año, Iturralde estudiaba el idioma; su hijo Ignacio, Relaciones Internacionales en la Universidad de Tufts, Massachussets, y su hija Alejandra era consultora ambientalista.

El experto en temas de América Latina

Goni concedió entrevistas en el país del norte para explicar las situaciones boliviana, sudamericana y latinoamericana, en particular los motivos de lo que él llama “su derrocamiento”. En 2005, por ejemplo, el ex líder del movimientismo pronóstico a la BBC que en Bolivia había un proceso de cambio apoyado en el “narcoterrorismo colombiano”. Sus alegatos, sobre todo, giran en torno a que fue la víctima de un intento de golpe de Estado para instalar una dictadura “narcosindical”, la cual hoy se habría consolidado con el ascenso al poder de los cocaleros del Movimiento Al Socialismo.

No obstante, su idilio con las pantallas, micrófonos y páginas de rotativos se apagó en los últimos tres años. Según la fuente que era allegada al ex Mandatario, prefirió dejar esas “palestras” para pasar desapercibido por “una recomendación de sus socios empresariales y sus abogados”, entre los que sobresale Greg Craig, quien defendió al ex presidente estadounidense Bill Clinton y hoy forma parte de los asesores del candidato presidencial Barack Obama. Pero, eso sí, Sánchez de Lozada no ha dejado una de sus especialidades asumidas en su “segunda patria”: ser panelista en conferencias y discutir en actividades de corte intelectual.

Él estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Chicago. Sin embargo, su título fue puesto en entredicho por el periodista Andrés Soliz Rada en el libro La fortuna del Presidente. Con o sin título, Goni se convirtió en referente para hablar sobre asuntos políticos, económicos y sociales de la región, apoyado en su experiencia de seis años en el Gobierno. Existen registros de que en estos cinco años dictó clases en Oregon, Filadelfia, Maryland y Miami. En algunos de los eventos hubo bolivianos; uno de ellos fue Peñaranda, quien lo halló en un coloquio sobre Latinoamérica, en el que dio “cátedra” a los estudiantes de la Universidad de Harvard.

La cita más comentada fue precisamente cuando Hertzler le colocó el exhorto suplicario en el pecho. Sucedió en la Casa DACOR Bacon de Washington, donde fue invitado para brindar el discurso “Quo Vadis América del Sur”. El hecho fue tan molestoso para los organizadores que tuvieron que sacar al activista del salón casi a empujones. Esta experiencia, según las fuentes consultadas, obligó a Goni a ser más puntilloso con las invitaciones. Ahora toma con pinzas los requerimientos académicos y acude sólo cuando no hay conflictos a la vista para así evitarse “momentos inoportunos”.

Y la forma en que Sánchez de Lozada es presentado en estos actos es un dato aparte. Por ejemplo, el 30 de septiembre de 2004 un grupo de alumnos de Comercio Internacional y Finanzas lo tuvo en frente en la charla “Las Perspectivas para Iberoamérica: Las Enseñanzas de Bolivia”, en la cual fue introducido así: “El Sr. de Lozada nació en Bolivia pero fue a la escuela en los Estados Unidos, donde su padre fue un diplomático. Él se graduó de la Universidad de Chicago, entonces volvió a Bolivia para trabajar como un economista y empresario, llegando a ser finalmente el propietario exitoso del grupo minero más grande de Bolivia…”. Entre sus logros se cuenta que “llevó a cabo un programa mayor de privatización” que contuvo la inflación en el país. Sobre su segunda presidencia dice: “Su política se centraba en nivelar el presupuesto y atraer la inversión del extranjero.” Y finaliza con su planteamiento de vender gas a Chile, “la medida que lo forzó a dimitir en octubre de 2003. Ha estado ocupado desde entonces con consultorías, en compromisos para hablar en público y escribiendo”. Los extractos de las citas están escritas en inglés y pertenecen al Boletín Mensual del Concilio de Asuntos de Mundo de Oregon.

Pero la vida social de Goni igual se desarrolla en cenas, fiestas y actos exclusivos. Quizás los más importantes fueron retratados por la revista Washington Life, donde suelen salir fotografiados políticos vigentes y “retirados” o personajes públicos locales e internacionales. El ex gobernante fue abordado, por ejemplo, en 2008 con el ex embajador de Afganistán Ishaq Sharyar, en una velada en honor de Shaukat Aziz, ex Primer Ministro de Pakistán. También se lo vio sonriente con su ex embajador en Estados Unidos Jaime Aparicio. “Todo depende de cómo se mire. Él asiste a estas actividades como cualquier ex Presidente, son citas de camaradería. Y lo hace sin vigilancia, tiene un grupo de guardaespaldas reducido, de unas dos personas”, sostiene la fuente consultada que formaba parte de su entorno.

En medio de desaires

Pero ser un “mimado” de las conferencias le ha traído problemas. No han faltado activistas, universitarios y grupos religiosos que lo tienen en la mira y no desaprovecharon evento en el que se presentó para ocasionarle sinsabores. Incluso en más de una ocasión los universitarios dejaron de lado la temática de los foros para preguntarle y hasta increparle de las cuentas pendientes que tiene con la justicia boliviana.

Una de las cofradías estadounidenses en su contra son los “maryknollers” que, según Hertzler, forman parte de la Maryknoll Office of Global Concerns, o sea, son sacerdotes, religiosas y misioneros laicos de la Iglesia Católica que trabajan en varios países. Entonces, en los plantones que soportó Goni frente a su residencia había bolivianos, “maryknollers” y estudiantes que llevaban carteles pintarrajeados con rojo y mostraban lápidas de cartón con los nombres de algunas víctimas del “octubre negro”; y la localidad de San Francisco emitió un pronunciamiento en contra del ex Presidente.

Una de sus recientes presentaciones fue en abril de este año, según la periodista Virginia Ayllón, cuando fue interpelado por alumnos de la Universidad de Harvard, donde asistió a un foro sobre asuntos referidos al desarrollo. Días antes había empezado a circular en esta casa de estudios un boletín en inglés que rezaba: “Bring Goni to Justice” (Vuelve Goni al juicio). Las evasivas no salvaron a Sánchez de Lozada de las críticas del público asistente a sus charlas; aunque aún mantiene el fino humor que le caracterizó y le otorgó un carisma sin igual en el mundo político boliviano y extranjero.

Los trascendidos hablan de un posible encontronazo con su ex ministro de Defensa, también “autoexiliado” en el país del norte, Carlos Sánchez Berzaín, quien habría salido de su casa tirando un portazo y señalándolo como el culpable de su “autoextradición” en Estados Unidos. No se pudo confirmar ello. Lo que sí está confirmado es que Goni realiza consultorías en hidrocarburos y minería en dicha nación. Sobre el tema, Flores verificó que en 2004 trabajaba en un piso del edificio Metro Building, en Washington, adonde iba a trabajar desde las 09.00 de lunes a viernes hasta las 16.00 o 17.00, horario continuo.

Y, ¿tiene planificado volver algún día a Bolivia? Por lo menos en las entrevistas concedidas a medios extranjeros y a Flores, Sánchez de Lozada dejó en claro que ello no se daría por el momento, sobre todo porque no hay garantías para su arribo al país, ya que es víctima de un “proceso político”. La fuente consultada que era muy cercana al ex Mandatario sentencia: “Apuesta a darle un bajo perfil a su juicio en el país y a su vida. Hoy no piensa en volver. Se crió aquí en Estados Unidos, aquí tiene a sus contactos y está tranquilo; en realidad, si uno analiza bien, no tenía otro lugar adónde ir”.

Cinco años, 60 meses, 1.825 días han pasado desde que Goni partió con destino a Maryland. Allí lleva un trajín que puede ser considerado acomodado; en medio de lujos y prerrogativas como ex Mandatario. Más aún, según fuentes consultadas, ha mantenido a los ayudantes bolivianos de su confianza y hasta tiene un cocinero que le prepara platos cochabambinos, ha enflaquecido un poco en los últimos meses y se le nota completamente canoso… Pretende darle un “perfil bajo” a sus actividades y evade entrevistas, tal como le recomendaron sus asesores: por ejemplo, Domingo buscó contactarlo mediante su yerno, Mauricio Balcázar, quien negó la solicitud; y se intentó con el envío de un cuestionario mediante un contacto en Bolivia; la respuesta de Goni habría sido tajante pero cordial: “Por el momento no, muchas gracias, no voy a dar declaraciones”.

El otro juicio que se ventila en el país del norte

El 26 de septiembre de 2007, el Centro por los Derechos Constitucionales (CCR por sus siglas en inglés para Center for Constitutional Rights), junto con otros abogados de derechos humanos, presentó dos demandas: una contra el ex presidente Gonzalo Daniel Sánchez de Lozada, y la otra contra su ex ministro de Gobierno y de Defensa José Carlos Sánchez Berzaín.

Las solicitudes buscan obtener una reparación compensatoria y punitiva a la luz de la Ley de Responsabilidad Extra Contractual (Alien Tort Statute) y la Ley de Protección de la Víctima de Tortura (Torture Victim Protection Act). Los activistas, que asumieron gratuitamente la defensa de diez de las víctimas fatales de octubre de 2003, consideran que como Goni eligió Estados Unidos como país de residencia, puede ser demandado por faltar a las normas de esa nación.

Cuatro meses después, en la Corte de Maryland, Greg Craig y uno de sus abogados del bufete Williams & Connolly presentaron la solicitud de trasladar el caso “Gonzalo Sánchez de Lozada” a la Corte de Miami, Florida, donde corre el juicio contra Carlos Sánchez Berzaín, argumentando que su cliente tiene inversiones en importantes bancos de Miami así como otros negocios en esa ciudad.

Steven Schullman, uno de los abogados defensores, rechazó la solicitud de Craig, aduciendo que el proceso no tiene que ver con sus cuentas bancarias sino con sus responsabilidades y que Goni quiere llegar a Miami porque allí se concentran “gusanos” de diferente origen. El proceso se ventila lentamente en EEUU.

¿Y qué hay de Sánchez Berzaín?

Poco se sabe de Carlos Sánchez Berzaín, el ex ministro de Defensa del último Gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada y que era conocido en el ambiente político con el denominativo de “El Zorro”, pues, según fuentes del movimientismo, “se las sabía todas”. No obstante, de acuerdo con el ex embajador de Bolivia en Washington DC Gustavo Guzmán, el cochabambino es asiduo invitado de radios y televisoras. Una fuente que formaba parte del entorno privilegiado de Goni asegura que Sánchez Berzaín continúa ejerciendo su oficio de abogado en Miami, y también se ha dedicado a realizar consultorías en su campo. No obstante, una de sus declaraciones más recordadas hace un par de años en un medio televisivo boliviano fue que se iba quedando sin ahorros. Al respecto, la fuente consultada afirma: “Eso es difícil y fue creo un chiste, porque aquí en Estados Unidos las consultorías se pagan con miles y miles de dólares”.

Raúl Peñaranda (*)

El Goni que yo vi

El domingo 6 de abril de 2008, en el denominado Fórum de la escuela Kennedy de la Universidad de Harvard, tuve la oportunidad de escuchar al ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, invitado en el marco de un seminario de tres días organizado por el Centro para el Desarrollo Internacional de esa universidad.

Sánchez de Lozada habló ese día en el panel “El futuro de la ayuda externa: ¿nuevos jugadores están redefiniendo el juego?”, en el que participaron otras tres personas, todas ellas representando a entidades de cooperación internacional.

Sánchez de Lozada era el único, en ese panel, que no representaba a entidades de ayuda. Era difícil entender qué representaba, como ex Presidente refugiado en Estados Unidos, en un diálogo como el mencionado. Sin embargo, demostró que todavía le quedan rastros evidentes de su sentido del humor, su manejo del escenario y su visión global sobre el desarrollo. Un par de sus bromas tuvieron el efecto deseado y el público respondió con risas.

Como ya señalé en el despacho que envié desde Harvard en abril pasado, durante su presentación el ex Mandatario realizó una velada crítica a EEUU y al Fondo Monetario Internacional (FMI) al explicar que, después de su posesión en agosto de 2002, el FMI demoró seis meses en aprobar un paquete de ayuda financiera para enfrentar el costo de la reforma de pensiones del país. “Pero antes de eso, en febrero de 2003, en Bolivia se produjeron hechos violentos que no se pudieron evitar”.

En contraposición, señaló que Venezuela ayuda actualmente a Bolivia más de lo que Estados Unidos cooperaba en el pasado y que Cuba ofrece cooperación técnica en educación y salud “en términos mucho mayores a lo que antes ofrecía Estados Unidos, pero lo hace con intencionalidad política”.

El ex Presidente no realizó ninguna crítica al Gobierno de Evo Morales Ayma ni se refirió a asuntos de política interna. Añadió que Bolivia, junto a otras varias naciones en desarrollo, “ya no necesitan ayuda de los organismos internacionales”, debido al alza de los precios de las materias primas. “El FMI ya no tiene trabajo en América Latina”, añadió.

Al empezar la ronda de preguntas, empezaron sus problemas. Varios estudiantes de derecho de la Universidad, que organizaron también una pequeña manifestación contra él en los jardines del campus, se habían distribuido en diferentes áreas del auditorio y pidieron la palabra. Todas las preguntas fueron realizadas en tono agresivo.

“¿Por qué usted no acepta volver a su país para enfrentar los juicios por la masacre a 67 personas en 2003 y la violación de derechos humanos?”, preguntó una mujer. Otro preguntó: “¿Qué haría de manera diferente si pudiera repetir la historia?”. Una tercera persona volvió a referirse a la “masacre” de 2003, “que incluso dio fin con la vida de menores de edad por órdenes suyas. Usted quería eliminar físicamente a sus opositores. ¿Ésa es la forma novedosa en la que usted quería gobernar?”.

Sánchez de Lozada respondió a cada una de esas preguntas con calma pero también con evidente frustración. Era la primera vez en varios meses que asistía a un evento público y no había logrado evitar la molestia de enfrentar acusaciones. A cada una de las interrogantes sus respuestas fueron algo así como “estoy dispuesto a debatir estos temas en otro momento y en otro escenario”. Finalmente, el moderador pidió al público no referirse a otros temas que no fueran los del título del seminario.

A las afueras del edificio, pero dentro de los jardines de la Universidad, varios estudiantes mostraban carteles contra Sánchez de Lozada y colocaron en el piso unas imitaciones de lápidas, con los nombres de algunos de los muertos de los sucesos de octubre de 2003. La Policía les solicitó retirarse a la calle.

“Nos parece inconcebible que la Universidad de Harvard invite a un personaje como Sánchez de Lozada, que está fugado en Estados Unidos porque no desea enfrentar cargos de violación a los derechos humanos en su país. La escuela Kennedy no debería invitar a una persona acusada de masacres”, dijo Thomas Becker, estudiante de Derecho y organizador de la protesta.

Como para deslindar responsabilidades, un representante de la escuela Kennedy salió desde su oficina hasta la calle y se acercó a los estudiantes para aclararles que su entidad no había organizado el seminario. Terminado el evento, los alumnos se quedaron durante dos horas a la salida de la escuela Kennedy, esperando que Sánchez de Lozada saliera en su vehículo, sin embargo éste aparentemente se retiró por una puerta trasera.

(*) Periodista boliviano que cursó estudios en la Universidad de Harvard.

Douglas Hertzler (*)

En busca de Goni

Meses después de que Gonzalo Sánchez de Lozada huyera de Bolivia, escapando de la responsabilidad de la “masacre” de octubre de 2003, comenzó una gira por las universidades de Estados Unidos presentándose como un hombre sabio con suficientes riquezas como para impartir la dirección futura de América del Sur. Era como si los 67 bolivianos asesinados por las tropas bajo su mando en los últimos días de su desastrosa administración no fueran seres humanos.

Dos años más tarde, en el día de Todos Santos, algunos activistas de Bolivia que hacían un seguimiento del caso por el internet nos alertaron de que Goni había sido invitado a dar el discurso “Quo Vadis América del Sur” a un grupo de ex alumnos de la Universidad de Princeton. La reunión se iba a realizar en la Casa DACOR Bacon, una antigua residencia lujosa de la Asociación de Diplomáticos Jubilados, cerca el Banco Mundial. Nos reunimos seis personas en un café en el centro de Washington, no muy lejos de la Casa Blanca y el Departamento de Estado. La reunión fue organizada por Sara Grusky, activista del proyecto Agua Para Todos, quien nos dio copias del exhorto suplicatorio de la Corte Suprema de Bolivia que exigía a Goni retornar a su país para cooperar con la investigación de la “masacre”.

Posteriormente fuimos a la Casa DACOR, por separado. Yo era el quinto del grupo para ingresar. Me había comprado una entrada que costó 25 dólares para el evento y por eso mi nombre ya estaba en la lista de invitados. Un coro a capella de universitarias de Princeton estaba cantando en las gradas, en la entrada de la sala. Estimo que había poco más de 50 personas presentes, la mayoría vestida en trajes finos.

Sara ya había ubicado a Goni, quien estaba hablando con dos diplomáticos cerca del vino y el queso; se trataba de una habitación estrecha y no estábamos seguros de que se podía sacar una buena foto.

En este momento, Sánchez de Lozada comenzó a avanzar hacia la sala donde el público esperaba, justo entonces se detuvo cerca de mí para saludar a alguien. Yo miré a nuestro fotógrafo, quien ya estaba sacando la cámara de su bolsón.

Me acerqué al ex Presidente con el sobre de documentos y se lo acerqué tocándole el pecho. Cuando lo tomó en sus manos, recité una declaración que había memorizado de antemano: “Señor Sánchez de Lozada, yo le entrego a usted los documentos jurídicos de la Corte Suprema de Bolivia, que requieren que usted aparezca ante el tribunal en Bolivia para responder a la investigación de los muertos de 2003”.

Goni no podía decir ni una palabra. Vi que en ese momento él quedó como aturdido. El hombre que estaba parado a mi izquierda dijo: “¡Muchachos, no! No hagan esto”. Y creo que él tomó el sobre de las manos de Sánchez de Lozada. La misma persona pidió al fotógrafo y a mí: “¡Váyanse ahora! ¡Fuera de aquí!”; y junto con otro sujeto nos empezaron a empujar hacia la puerta. Abandonamos la sala rápidamente porque queríamos salir con las imágenes.

Creo que éste fue uno de los últimos discursos públicos que Goni ha dado en Estados Unidos. Un periodista de la televisión me reveló que él ahora sigue el consejo de sus abogados y se niega a otorgar entrevistas. Sus abogados son los profesionales con mejores conexiones que el dinero puede comprar, uno de ellos, Greg Craig, es asesor del candidato presidencial Barack Obama; aunque Goni tiene amigos en los dos partidos políticos dominantes.

El domicilio legal de Sánchez de Lozada está a sólo 15 minutos de la Casa Blanca, en un exclusivo barrio cerca de Chevy Chase Country Club, donde una casa de tres dormitorios cuesta más de un millón de dólares. Las investigaciones han indicado que, en realidad, él no vive allí y tiene otra casa en un lugar más seguro en la zona de Washington. Por el momento, no aparece en público, pero lleva una vida social activa entre los ricos y poderosos.

En mayo de 2008, la revista Washington Life lo fotografió con su esposa Ximena, posando con el ex embajador de Afganistán Ishaq Sharyar, en una cena en honor de Shaukat Aziz, el ex primer ministro de Pakistán. La fiesta tuvo lugar en Mount Vernon, Virginia, en la propiedad del financiador Ray Mahmood. En 2006, la misma revista tomó una foto del ex Mandatario riéndose con su ex embajador Jaime Aparicio, en una fiesta celebrada en la Bahía de Chesapeake, en la mansión de dos millonarios expatriados de Venezuela: Arturo e Hilda Brillembourg. El ex presidente colombiano Andrés Pastrana y el juez Stephen Breyer, de la Corte Suprema de Estados Unidos, también estaban entre los invitados.

Los abogados de Goni se mantienen activos, incluso envían cartas que amenazan acciones contra organizaciones de derechos humanos en EEUU que se atreven a pedir la extradición de su cliente a Bolivia.

(*) Antropólogo estadounidense y activista de derechos humanos.

Fotos • Cortesía de las fuentes de esta nota