Los caminos que camina el MAS

Susana Seleme Antelo

A una sociedad sin conflictos, no parece caminar, ateniéndonos a los hechos ya comprobados de su apego al conflicto y a la confrontación de palabra y obra, desechando que en democracia sin mordazas informativas, lo más prudente es disminuirlos sobre la base del respeto a las diferencias, a los Derechos Humanos, y la convivencia pacífica.



No son los caminos que camina el MAS, aunque haga de tripas corazón y apele a diálogos y pactos para justificarse ante la comunidad internacional. En los hechos quisiera imponer su mayoría, “a las buenas o a las malas”, ignorando que la democracia dicta normas a las mayorías para precautelar los derechos y los disensos de las minorías.

Pronunciar discursos bélicos contra el ratificado prefecto de Pando, Leopoldo Fernández, mandándolo “a convivir con los gusanos” y mantenerlo confinado en una cárcel sin el debido proceso, no es buen camino. Usar la ‘parapolítica’ y encapuchados para detener a un vehemente periodista opositor, tener presos y confinados a dirigentes cívicos y civiles pandinos y tarijeños bajo acusaciones no probadas, y forzar a la clandestinidad o al exilio a muchas personas, no es mejor camino. Tampoco las marchas y cercos nada amables de movimientos sociales a su servicio, para que apruebe la convocatoria a referéndum de su proyecto de Constitución corporativista, indigenista, demagoga, teñida de sangre chuquisaqueña y sin hacer revisión del padrón electoral, registro civil e identificación contaminados de fraude. Los 2/3 de votos que no tiene el MAS en el congreso, pretende comprarlos, hoy como ayer, a opositores presos de chantaje y presiones. Previendo bloqueos que impidan su ejercicio democrático parlamentario, como ya sucedió antes, la oposición política ha tenido que trasladarse con camas y petacas al hemiciclo para velar por su voto. Lo que se juega es la reelección de Evo Morales y la reproducción de su poder hasta 2019. Esos son los caminos que camina el MAS.

Su problema es Santa Cruz, su desarrollo y pujanza en menos de 30 años, su riqueza y, de suyo, quienes la han hecho producir más riqueza, es decir, su emergente burguesía, los trabajadores, las clases dirigente y elites tan mestizos y blancos como las demás. Para el MAS y sus hombres no cuenta que Santa Cruz sirvió de hogar a campesinos/as, hoy pequeños agricultores, pequeños y medianos empresarios y comerciantes exitosos; que fue alivio a miles de desempleados a la caída del ciclo minero de acumulación de excedentes, que no se fueron al Chapare a sembrar coca, sino que aquí encontraron su lugar en el mundo, buscando cómo vivir mejor y contribuyendo al desarrollo regional. Ignoran que en Santa Cruz hay tanta pobreza como en otros departamentos, y que aquí sí se vive en la interculturalidad, por mucho que se esfuercen en negarlo, y que últimos estudios de UNIR, señalan a La Paz como la más racista de todas las ciudades. Son los caminos del MAS.

No es fácil digerir el primer artículo del proyecto masista, que señala que el Estado será “unitario social de derecho plurinacional, comunitario, libre, independiente, soberano, democrático, intercultural, descentralizado y con autonomías.” Como si el Estado estuviera libre de conflictos en sociedades que caminan entre la premodernidad económica, la modernización y el mundo capitalista globalizado, desregulado y en crisis. Por los caminos que camina el MAS ¿hay posibilidades de un gran acuerdo nacional? No se vislumbra, pero más valdría que si.