Mercancía trucha…

Entre paréntesis….

              Cayetano Llobet T.

Alguien con  gran facilidad y enorme habilidad, nos está vendiendo gato por liebre. O para estar más a tono con el país, nos la están metiendo de contrabando. Y estoy azorado ante la felicidad que expresan protagonistas y comentaristas sobre la extraordinaria capacidad de diálogo de los bolivianos y los niveles de sencillez, paz y armonía con las que  “gobierno y oposición han podido llegar a los acuerdos”. Primer contrabando de mercancía trucha (falsa, en cristiano): ¿cuál oposición? La única oposición real que tuvo esta gestión gubernamental fue la regional y sus expresiones prefecturales. Y esa oposición fue derrotada sin discusión posible. Tanto, que lo único que le quedó fue contar con la clemencia internacional para que fuera sólo un prefecto, y no todos, los presos en San Pedro.



¿Cuándo fueron oposición Carlos Börth, el MNR y Unidad Nacional?   ¿Qué gran porcentaje de opinión nacional representan, ¡juntos!, para operar en unas horas o días el milagro de que “ la Constitución del MAS”, se convierta en “ la Constitución de Todos”?  ¡Mercancía trucha!

Y me refiero a más de una opinión docta: “ésta es mejor que la anterior”. Razonamiento tramposo, porque en realidad lo que se ha hecho es agarrar un esqueleto de ilegalidad  (lo de La Glorieta y Oruro no es legal) para vestirlo con un disfraz de acuerdo que se convierte, de hecho, en la legalización del texto anterior… ¡mercancía trucha! 

Conquista periodística: hemos logrado que no se imponga el control de la información y de la libertad de expresión. ¡Si con la actual Constitución en plena vigencia, se impide ese ejercicio por el empleo directo de la fuerza en la calle, el amedrentamiento oficial a los medios, la imposibilidad de castigo a los agresores, ¿en qué logros creen? 

Y como todos sabemos que lo de los acuerdos, arreglos y pactos  -públicos y clandestinos- tienen como meta la redacción de constituciones que no son para definir la orientación política de un cuerpo social, sino para afirmar un poder mientras se pueda, se acepta la mercancía trucha, ¡porque no hay alternativa! ¿Habrá alguien que piense que con la nueva Constitución va a cambiar aquello del  “no me importa si es ilegal… ¡le meto nomás!?

Y si para algo sirve todo lo que está sucediendo con el caso de Leopoldo Fernández -disposiciones judiciales, actitudes fiscales y desacatos gubernamentales, juicios a magistrados, declaraciones ministeriales sobre quién es buen juez y quién no-, es para terminar convenciéndonos de que lo del respeto al estado de derecho, es la mercancía más trucha de todas.

Y don Rubén Costas se contagió: según la interpretación que le escuché, “no hay que estar tristes, los autonomistas hemos ganado, el país se ha vuelto autonomista, hemos ganado”… ¡No pues, don Rubén, no se meta usted también al contrabando de mercancía trucha! Santa Cruz no está festejando, y tiene razón para no hacerlo. Ni están festejando Tarija, Beni, Pando o Chuquisaca.

Tuto está festejando. Don Lucho Vásquez, su cuate de siempre, Börth y los clandestinos están festejando. Y tienen razón porque son pasajeros oficiales del tren de los ganadores. Tuto va a ser protagonista en la campaña del SÍ. Sólo que en su caso, nadie puede quejarse de que venda mercancía trucha: ¡todos ya lo conocíamos como impostor!  Eso sí, habrá que admitir que si no tenemos otra alternativa que un mamarracho de Constitución, ya no es culpa de los oportunistas… ¡es problema de país!