Radicales y conciliadores en la misma comedia

En el MAS existen dos tendencias, la "dura", no quiere cambio alguno en el proyecto de CPE y  los "maquilladores" que proponen modificaciones secundarias.

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El presidente Morales encabeza la marcha por la nueva Carta Magna (ABI).

El pasado sábado en horas de la noche se realizó en la residencia presidencial, una reunión de la cúpula masista para evaluar el curso de las conversaciones con la oposición sobre las posibles reformas al proyecto de Constitución aprobado en Oruro.

En dicha reunión se hizo patente que en el partido en función de gobierno existen dos tendencias. La primera, la línea dura, conformada principalmente por dirigentes como Román Loaysa, de las llamadas “organizaciones sociales”, además de algunos parlamentarios entre los que “destacan” el senador Felix Rojas.

Esta corriente dura considera que no se debe modificar “ni una coma” del texto de la constitución masista y dentro de este criterio apuesta por “la movilización de las bases” para imponer este criterio.

El propio senador Rojas, que ya es conocido por sus exabruptos y sus lamentables juegos de palabras para intentar justificar lo injustificable, indicó en la reunión que “la democracia es una ilusión” y por tanto en el juego político lo que vale y lo que pesa es quien logra imponerse independientemente de los métodos que utilice.

Otro grupo, al que se ha denominado de “conciliadores” o “maquilladores” está conformado por el propio vicepresidente Alvaro García Linera y el ministro de la Presidencia , Juan Ramón Quintana.

Sin embargo el término de “conciliadores” no debe llamarnos a engaño. Se trata simplemente de un grupo de personas que conoce mejor las sutilezas de la política y sabe que eventualmente puede reportar mejores resultados el mostrar una imagen flexible mientras se preparan las fuerzas para el encuentro de fondo.

Se trata en suma de un método tan viejo como la misma política. Este grupo busca hacer creer que está cediendo en lo esencial, cuando en realidad lo está haciendo solo en lo accesorio y es más, su talante “conciliador” solo llegaría hasta el punto de aceptar corregir las más que evidentes contradicciones que tiene la constitución masista.

Por su lado, en su estilo ambivalente, el Presidente Evo Morales transita de una posición a otra sin que esto signifique flexibilidad. Lo que ocurre es que quiere ver aprobada a la brevedad la constitución hecha a su medida, pero la comunidad internacional ya se lo dijo en forma explícita que hacerlo “por las malas” no asegura una larga vida a este texto y, por el contrario, podría exacerbar la polarización hasta límites que el propio gobierno no sabe si podrá controlar; mientras tanto, en un hecho inédito en el mundo, el Presidente lideriza y financia una marcha de las organizaciones populares masistas para cercar al congreso y obligar a una rápida aprobación de su proyecto de CPE.