Sigue el chantaje en busca de los dos tercios en el congreso

Esta vez, la "víctima" es un senador suplente del MNR con problemas judiciales por tierras.

Carlos Romero,el ministro negociador del acuerdo (foto ABI)

El ministro de Desarrollo Rural, Carlos Romero y el viceministro de Tierras, Alejandro Almaráz, sostuvieron la mañana de este sábado una más que sugestiva reunión con el senador suplente por el MNR, Fernando Romero Pantoja.



En la reunión, realizada en las oficinas de una comisión legislativa, estuvieron presentes solo estas tres personas y se efectuó al margen de las conversaciones de concertación en torno al proyecto de constitución masista por lo que han surgido comprensibles suspicacias respecto a lo tratado en ella.

En primer lugar el viceministro Almaráz no tiene participación alguna en el diálogo que se realiza respecto a la ley de convocatoria al referéndum constituyente y en segundo, su presencia en el Parlamento fue poco menos que clandestina y solo faltó que se afeitara la barba.

También debe recordarse que Fernando Romero Pantoja, es suplente del senador Miguel Majluf, por lo que en este caso resulta legítimo pensar que la reunión fue para intentar chantajearlo usando algunos problemas que tiene con relación a un supuesto intento de fraude agrario.

Almaráz anunció el pasado mes de agosto que iniciaría una querella penal contra Romero Pantoja por el supuesto delito de fraude agrario al intentar legalizar 74 mil hectáreas de tierra en los polígonos 122, 147 y 128 en las provincias Cercado, Mamoré, e Itenez del departamento del Beni.

Al término de la reunión efectuada en una dependencia bastante oculta del edificio anexo al Congreso Nacional y que se prolongó por más de una hora el senador suplente salió bastante desencajado, el viceministro Almaráz se fue tan clandestinamente como llegó y el ministro Carlos Romero puso cara de yo no fui.

Los intentos del MAS de conseguir a como de lugar los algo más de 20 votos para alcanzar los dos tercios necesarios para aprobar la ley de convocatoria los están llevando a ensayar los más imaginativos a más de vedados recursos; no están dudando en acudir desde la más sutil advertencia, ofrecer algún “apoyo económico” y llegar hasta la más abierta y brutal amenaza, sin descontar la agresión directa.

Entre estos métodos no están descartados naturalmente el chantaje, la extorsión y aún algún explosivo lanzado como por casualidad. Finalmente el fin justifica los medios dicen estos cultores de lo más bajo y abyecto de la práctica política.