Sobran trabas a inversiones energéticas

Pasaron dos años de la nacionalización y los recursos para aumentar la producción no llegan. Falta equipo técnico y claridad en las normas.

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El Nuevo Día



Un poco más de dos años después del decretazo presidencial del 1 mayo 2006 que nacionalizó de golpe los hidrocarburos, el desarrollo y la producción energética están prácticamente paralizados, llevando al incumplimiento de acuerdos de exportación y el desabastecimiento del mercado interno.

Hay empresarios internacionales que siguen promoviendo el interés en las ricas reservas de petróleo y gas de Bolivia cuyo volumen potencial parece crecer con cada nueva medición. Pero perciben una falta de gestión por parte del gobierno de Evo Morales que aún no ha sido capaz de establecer un ambiente de confianza o condiciones necesarias para atraer inversión privada.

William Petty, gerente de Franklin Oil and Gas, una empresa mediana que se ha mostrado dispuesta a trabajar bajo nuevas reglas y ha establecido estrechas relaciones con el régimen estatal, se pregunta porqué Bolivia se queda atrás mientras surge nueva exploración y perforación de campos gasíferos en países vecinos como Argentina y Perú.

“Nosotros estamos dispuestos a trabajar bajo el nuevo sistema”, dice Petty, quien entró en convenios con el gobierno argentino el mes pasado para construir dos grandes plantas licuificadoras de gas GTL en las provincias de Santa Cruz y Tierra del Fuego. “Pero ninguno de nuestros proyectos en Bolivia parece madurar”. Petty admite que la capitalización de YPFB en los años ‘90 fue un fracaso y respeta la necesidad del Estado boliviano de obtener mayor provecho de sus recursos naturales. “Hay grandes oportunidades en Bolivia que podría ser uno de los países más ricos de la región”, opina Petty, “pero el gobierno no pone la zanahoria y tarda en responder a peticiones”.

Funcionarios del gobierno criticaron a Franklin Oil por haberse comprometido a construir plantas en Argentina mientras no llevaba a cabo sus proyectos en el país. "Estamos construyendo las plantas en Argentina porque gobiernos regionales se han comprometido a suministrar gas”, dice Petty. “En este momento YPFB no suministra el gas necesario para construir una planta en Bolivia”, afirma.

Varias otras empresas consultadas para este reportaje, incluso la Boliviana World GTL S.A., dicen haber tropezado con dificultades similares.

“El Gobierno todavía no ha aprobado nuevos planes de inversión o asignaciones de mercado que son necesarias para que empresas puedan formular proyectos”, dice Carlos Delius, vicepresidente de la Cámara Boliviana de Hidrocarburos. “No están ejecutando contratos. Dan constantes señales negativas que espantan a los inversores”.

Dirigentes de YPFB admiten que hay una falta de claridad. “Los empresarios están reacios a invertir porque no entienden lo que quiere el Estado y el Estado no se hace entender”, dice un alto funcionario de la empresa estatal quien no quiso ser mencionado por su nombre, “eso está haciendo que las inversiones se paralicen”.

Voceros de YPFB insisten que nadie se ha ido de Bolivia y que hay muchas empresas preparadas para "acompañar una nueva política hidrocarburífera impulsada por el Estado “que esperan definir” para el año que viene. Explican retrasos en la gestión estatal como consecuencia de los conflictos políticos y problemas internos que han resultado en cinco cambios de presidentes de YPFB en los últimos dos años.

Pero los sectores empresariales ven problemas más profundos. “Hay tres criterios para atraer inversores”, dice Petty. “Tiene que haber un sistema impositivo con el que todos pueden convivir, la infraestructura necesaria para montar operaciones y reglas de juego internacionalmente aceptables”, dice el empresario de Texas quien reside en Bolivia y mantiene contactos a nivel personal con el vicepresidente Álvaro García Linera y el actual presidente de YPFB, Santos Ramírez.

Petty no considera la inestabilidad política como factor determinante para aquellos que ven la posibilidad de grandes ganancias. Da el ejemplo de Colombia donde hay 400 empresas de energía licitando concesiones petroleras a pesar del intenso conflicto guerrillero con las FARC. “Reglas de juego claras entre el Gobierno y la empresa son la primordial consideración”, dice.

Fuentes gubernamentales critican a gestores independientes y operadores medianos como Franklin Oil por “oportunistas” y “especuladores”. Insisten en que hay 12 empresas “serias” que mantienen negociaciones abiertas con el gobierno, mencionando a Petrobras de Brasil, la española Repsol, la holandesa Shell y la norteamericana Vintage.

Un ingeniero de la Shell con ciudadanía británica, quien ejercía como vicepresidente de Transredes fue expulsado de su puesto el pasado mayo por decreto presidencial cuando se tomó control de la proveedora de gas administrada por Shell y Petrobras. Hasta su auto fue reposesionado y su línea de teléfono celular cortada por la nueva dirigencia masista, recuerda el ejecutivo quien tuvo que abandonar el país.

La mayoría de los nuevos licitadores en Bolivia son empresas estatales de Venezuela, Rusia, China e Irán cuyos gobiernos se han comprometido a rendir importantes préstamos para desarrollar la industria energética, según fuentes gubernamentales.

La más destacada es Petróleos de Venezuela S.A. que mediante convenios entre el presidente Venezolano Hugo Chávez y Evo Morales ha obtenido la concesión del 80% de "áreas de interés hidrocarburíferas" en Bolivia.

YPFB proyecta obtener 11 taladros para empezar la perforación de nuevos campos este año y espera duplicar el numero de equipos para el 2010.

En medio de un gran show mediático que contó con la presencia del presidente Morales, PDVSA instaló un taladro en Campo Sábalo (Santa Cruz) hace dos meses. La estatal venezolana que opera bajo el control directo del presidente Hugo Chávez se ha comprometido a proveer tres más. El gobierno también espera dos taladros de la estatal rusa, Gazprom.

Delius también lamenta el poco incentivo ofrecido para atraer personal calificado. Salarios con techo de dos mil dólares que ofrece YPFB hace que ingenieros y especialistas busquen ganar cinco veces más trabajando para las petroleras privadas en el exterior, creando una fuga de talentos que también ha contribuido a empobrecer el sector energético . Martín Aróstegui

Un sector estratégico

En la mira • Ya se avanzan investigaciones en el congreso sobre un posible desvío de 1,8 millones de dólares pagados como avance para un contrato con ciertas empresas en el exterior, según versiones extraoficiales.

Estancamiento • La producción de gas natural se ha estacionado en 41 millones de metros cúbicos diarios desde hace tres años.

La de GLP bajó de 1.227 toneladas diarias en 2002 a 803 tn en 2007. La de líquidos (gasolina y otros) alcanzó su pico en 2005 con 50.750 barriles diarios y está en descenso.

Fuga • En los últimos años 800 profesionales bolivianos del sector petrolero emigraron a Perú, donde se vive un “boom” del sector hidrocarburífero.

Contraste • En 1998 se vivió el mayor auge en manos privadas. Se perforaron 65 pozos y fue arranque para incrementar las reservas. El 2007, sólo se perforaron tres pozos y para este año sólo se concretaría uno (Datos revista Petroleo&Gas).

18 trillones de pies cúbicos (TCF) son las reservas probadas de gas del país.

220 millones de dólares se invirtió el 2007 en el sector, frente a 834 millones en 1998.

Equipos de perforación no son los idóneos

Los taladros de perforación provistos por Venezuela son de alta tecnología China. "Pero no son del tipo que necesitamos", dice Carlos Delius quien apunta que para explorar nuevos campos se necesitan equipos capaces de perforar hasta 6.000 metros. Los chinos sólo llegan hasta 2.600 mts. Lo que sólo sirve para campos existentes.

"Para incrementar la producción , se necesitarían unos 70 taladros", dice Petty, quien ve la participación de Venezuela con recelos. Las concesiones de PDVSA incluyen el campo Apolo al norte de La Paz, que “tiene el potencial de ser uno de los mayores campos petroleros de Sur America”, opina William Petty, ejecutivo de Franklin Oil&Gas.

"Mi temor es que ciertas grandes compañías puedan amarrar a esos recursos sin desarrollar los campos. PDVSA ha tenido dificultades obteniendo tecnología", dice Petty quien personalmente conoce la dirigencia de la estatal venezolana con la que ha colaborado en el pasado.

A pesar de las ásperas relaciones entre Venezuela y Estados Unidos, PDVSA tiene “gente en Miami negociando compras de equipos”, revela Petty quien informa que los taladros chinos fueron comprados por medio de una firma norteamericana.