Un desafío para el poder legislativo

Los Tiempos

Editorial



Ahora que los parlamentarios le han devuelto al Poder Legislativo su condición de Primer Poder del Estado, tienen una excelente oportunidad para mostrar que están a la altura del desafío

El pacto político entre el MAS, Podemos, UN y el MNR, las cuatro fuerzas políticas con presencia real en el parlamento nacional, ha dado lugar a diversas críticas y seguramente serán todavía muchas más las que se hagan a medida que se aclare la real magnitud de sus consecuencias.

Sin embargo, hay un hecho que debe ser destacado por lo positivo que es. Se trata de la recuperación del rol protagónico del Poder Legislativo como principal escenario del diálogo y la concertación; un rol que jamás debió habérselo cedido a otras instancias pues, como la realidad lo demuestra, y pese a sus limitaciones, el parlamento es la principal institución de un régimen democrático representativo.

Ahora, todos los congresistas, los del oficialismo y los de la oposición, tienen ante sí el enorme reto de dar nuevas muestras de su decisión de recuperar su prestigio, que durante los últimos tiempos estuvo tan venido a menos. Tienen muchas tareas pendientes y deben cumplirlas sin demora.

Entre ellas, se destacan con carácter de máxima prioridad las designaciones en muchas entidades vitales para el restablecimiento de la institucionalidad perdida. La prontitud con que observen su deber será una prueba de la sinceridad del cambio de actitud que, según dicen, es lo que hizo posible el pacto mediante el cual abrieron el cauce al referéndum de enero próximo.

Son tantos los cargos vacantes en el aparato fiscal que es muy arduo el trabajo que les espera. Pero es también tanto el tiempo que hasta ahora se tomaron en el proceso, que no hay pretexto que valga para justificar nuevas dilaciones.

El caso más urgente es el del Tribunal Constitucional, pilar fundamental del Estado de Derecho cuya vigencia está en permanente duda. Hace ya más de un año que ese organismo fue brutalmente destruido y mientras no sea repuesto, será difícil tomar en serio las manifestaciones de compromiso con la legalidad democrática que abundan en boca de unos y otros pero escasean en los hechos.

No menos perentoria es la necesidad de llenar los vacíos en la Corte Nacional Electoral que, nada menos que en vísperas del referéndum convocado para enero próximo, está a punto de quedar paralizada pues dentro de pocos días, concretamente el 15 de diciembre, perderá el quórum al cumplirse el mandato de uno de sus vocales.

La Corte Suprema de Justicia tampoco puede seguir esperando indefinidamente que se hagan las designaciones correspondientes sin las cuales su labor es enormemente perjudicada.

Ahora que los parlamentarios le han devuelto al Poder Legislativo su condición de Primer Poder del Estado, tienen una excelente oportunidad para mostrar, ojalá que esta vez de cara al país, que están a la altura del desafío. De lo contrario, si una vez más fracasan en su cometido y no realizan las designaciones pendientes, habrá motivos para dudar de los reales alcances del pacto político del que tan orgullosos están.