Bolivia ante dos caminos

Los Tiempos

Editorial



Bolivia ha decidido seguir el camino de Corea del Norte. Y avanza a grandes pasos en esa dirección. No es difícil prever lo que nos espera al final de ese recorrido; los primeros resultados ya los tenemos a la vista

La crisis desatada en la Comunidad Andina de Naciones a raíz de las negociaciones con la Unión Europea ha puesto en evidencia, esta vez a escala regional, la confrontación de dos visiones diametralmente opuestas sobre la manera de encarar los desafíos del mundo actual. Son dos visiones incompatibles entre sí, tras las que se van alineando los países andinos, cada uno de los cuales toma uno de los dos caminos posibles.

Por un lado, está el que Chile comenzó a transitar hace ya muchos años, concertando serie de tratados de libre comercio con terceros. Siguen sus huellas, cierto que bastante atrasados, Colombia y Ecuador, mientras que por la otra vía se desplazan Venezuela y Bolivia.

La disyuntiva no es nueva, pues hace tiempo la enfrentaron otros países. Por eso no es necesario esperar llegar al final de la ruta para ver los resultados que se pueden esperar; basta observar la suerte que corrieron quienes nos antecedieron. Y al hacerlo, no hay mejor referente que las dos Coreas, la del Norte y la del Sur.

Corea del Sur es una de las mayores economías del planeta; posee un elevado PIB per cápita, uno de los más altos índices de desarrollo humano, instituciones democráticas sólidas y modernas, un fuerte sector industrial y un considerable avance tecnológico.

Al otro lado de la frontera, la economía norcoreana se rige a través de un sistema basado en un fuerte control del poder estatal, centralizado en torno del partido oficial. No se conocen datos estadísticos sobre su economía, pues son secreto de Estado, aunque sí se sabe que Corea del Norte es azotada por permanentes hambrunas paliadas por la caridad internacional; que su pueblo vive sumido en la más atroz de las pobrezas y que todos los artículos de consumo básico, pues no hay nada que se parezca al consumo suntuario, escasean.

Nuestros vecinos han optado por el primer camino. Bolivia, en cambio, ha decidido seguir el ejemplo de Corea del Norte. Y avanza a grandes pasos en esa dirección en el frente interno, el externo, en lo económico y en lo político.

Así lo demuestran la destrucción del aparato productivo y en especial la del sector privado de la economía, y la paulatina instauración de un régimen totalitario. Y en lo externo, el futuro se construye ahuyentando a las inversiones y cerrando los pocos mercados para nuestros productos, a la vez que se nos aleja de Estados Unidos y Europa para alinearnos con Cuba, Venezuela, Irán y Corea del Norte.

No es difícil prever lo que nos espera al final de ese recorrido. Los primeros resultados ya los tenemos a la vista.