El ejemplo de Perú

Editorial de La Razón.

Tres hechos concretos dan una muestra clara de la actitud del gobierno de García que, al menos hasta hoy, le ha dejado réditos. En una misma semana, el Mandatario peruano se ha reunido con el Presidente chino, con el Primer Ministro japonés y ha sido el anfitrión de la APEC.



Por séptimo año consecutivo, el crecimiento económico de Perú es incesante y hace cinco que logra el promedio extraordinario de 7%, con lo que se ha afianzado como el país que más crece en Sudamérica. Incluso en el 2007 consiguió que su Producto Interno Bruto (PIB) sea del 9%, lo que no pudo hacer ninguna otra economía de la región. Pese a que en su perspectiva inicial esperaba alcanzar el 10%, este 2008 podría cerrarlo con un “modesto” 7 a 8%, debido a la recesión mundial.

En este marco de tan elocuente significación, Lima fue el escenario de la cumbre de líderes del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), en la que predominó la preocupación por la crisis económica mundial. Del evento emergió la firme decisión de seguir transitando por el libre mercado, rechazando así las políticas proteccionistas.

La clave de que el libre mercado es el mejor recurso para el progreso de las naciones lo dio, precisamente, la nación anfitriona, Perú, cuyo crecimiento continuo está repercutiendo positivamente en el mejoramiento del bienestar de su población a través del incremento del empleo, de la reducción de la pobreza y, al mismo tiempo, del consumo. Estos avances dan un correlato de la mejoría que se advierte en el campo social peruano.

En el 2007, el PIB de ese país creció a 109.054 millones de dólares, monto que ha determinado que el ingreso per cápita sea de $us 4.000, casi el doble del 2002, cuando sólo superaba los $us 2.000. Entre otros logros, el año pasado el empleo urbano a nivel nacional subió a 8,3%, lo que se tradujo en un mayor impacto en la manufactura, el comercio y los servicios. Entre julio del 2006 y diciembre del 2007 se crearon más de 880.000 nuevos puestos de trabajo, en general, mientras que el empleo formal en las empresas privadas creció en más del 10% en mayo último.

El embajador de Perú en Bolivia, Fernando Rojas, en el mensaje de salutación que emitió desde La Paz en el aniversario nacional de su patria, destacó que aquella tasa es la primera vez que se eleva a los dos dígitos, pero que, además, completó así 71 meses continuos de crecimiento del empleo.

Y el presidente Alan García, en el discurso que pronunció durante la posesión de la nueva fiscal peruana Gladys Echaiz, sostuvo que su país está en puertas de iniciar una “edad de oro” en cuanto a crecimiento y desarrollo, y que para conseguirlo es importante el respeto a la ley y a la institucionalidad. “Estamos en el umbral de un capítulo para algunos inesperado, pero inmenso, que es el ingreso del Perú al primer mundo, al mundo de la igualdad, el desarrollo social y de la gran aventura económica, del crecimiento y la inversión”. En esta última variable, las inversiones extranjeras en el 2007 fueron de $us 10.000 millones.

El ejemplo de Perú es digno de tomar en cuenta, sobre todo por países con menor desarrollo como Bolivia que, a través de la búsqueda de un viraje político, intenta apuntar la brújula del cambio hacia un punto todavía difuso. Tres hechos concretos dan una muestra clara de la actitud del gobierno de García que, al menos hasta hoy, le ha dejado réditos. En una misma semana, el Mandatario peruano se ha reunido con el Presidente chino, con el Primer Ministro japonés y ha sido el anfitrión de la APEC. Señales de apertura al mundo, con la proyección de alcanzar todos los mercados que se pueda, sin discriminación política ni ideológica.