El portazo de Europa

El Nuevo Día

Editorial



América Latina es la región que más habla sobre integración, pero la que menos ha avanzado en este sentido. Y no es que los países –al menos no todos-, quieran vivir aislados; Chile tiene tratados de libre comercio con decenas de países, incluyendo Estados Unidos y los gigantes de Asia; México se mide gallardamente con sus monstruosos vecinos y hasta la Venezuela de Chávez, que reniega constantemente del imperialismo yanqui, mantiene un acuerdo comercial perfecto con el mercado norteamericano, al que abastece religiosamente con casi un millón y medio de barriles diarios de petróleo.

El problema parece estar no sólo en el escaso intercambio comercial entre las naciones del continente (18% del total), sino en el mal funcionamiento de los mecanismos de integración, muchos de ellos tan antiguos como los que dieron origen a la Unión Europea, pero con resultados abismalmente diferentes.

En los últimos años, la sobrecarga ideológica ha llevado al borde del naufragio a organismos de integración como la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y el Mercosur, por citar los más importantes. La incidencia de ese factor ha acentuado el patológico bilateralismo de algunos países y lamentablemente Bolivia también ha caído de bruces en ese pecado, subiéndose al carro de instancias como el TCP, con Cuba, Venezuela y Nicaragua, cuyas ventajas para el comercio han sido poco más que inexistentes.

En ese camino, el Gobierno del MAS ha sido tenaz, pero poco convincente, al oponerse a las negociaciones de un tratado de libre comercio entre la CAN y la Unión Europea. El presidente Evo Morales llevó las cosas al extremo de la diatriba y las acusaciones personales y pese a que durante la última cumbre andina de mediados de octubre se limaron asperezas, las posturas se mantuvieron radicales. Nadie duda que el único obstáculo para avanzar en un acuerdo con Europa es el ideológico y en el caso boliviano, resulta evidente la influencia de Hugo Chávez, quien tiene intereses muy particulares y seguramente no coincidentes con los que buscan exportar y abrirse mercados en el mundo.

Las últimas noticias no son buenas para Bolivia, que todavía no acaba de reponerse del porrazo de la suspensión de las preferencias arancelarias contempladas en la ATPDEA. La Unión Europea acaba de levantar las manos con Bolivia y Ecuador y ha anunciado que negociará bilateralmente con Perú y Colombia, los otros dos miembros de la CAN que se niegan a mantenerse postergados por la intransigencia de Evo Morales y Rafael Correa.

Obviamente, al país de la coca, del contrabando y del Juancito Pinto le importa poco que al país se le cierre otra puerta, porque el objetivo es dejar la sensación de que hay un gobierno que está peleando por la “dignidad”, el “comercio justo” y otros valores muy importantes, pero que caen en el vacío, cuando no van más allá del discurso. Para el país que invierte, produce y exporta, ayer fue otro día negro.

La Unión Europea acaba de levantar las manos con Bolivia y Ecuador y ha anunciado que negociará bilateralmente con Perú y Colombia, los otros dos miembros de la CAN que se niegan a mantenerse postergados por la intransigencia

de Evo Morales y Rafael Correa.