El retiro de la DEA alentará al narcotráfico

José Luis Orihuela Aquin*

La Razón



“Nuestro país no cuenta con la tecnología adecuada para frenar el narcotráfico. La droga genera más de $us 71 mil millones”

El retiro de funcionarios antinarcóticos de la DEA deja a Bolivia en un terreno muy peligroso, ante la posibilidad de que los cárteles y redes del narcotráfico empiecen a extender sus operaciones sin control en todo el territorio nacional.

La DEA no era una simple agencia de cooperación económica y logística en la lucha contra el narcotráfico y la erradicación de los cultivos excedentarios de la hoja de coca en el Chapare. Su principal apoyo era el de brindar información de inteligencia acerca del tráfico, comercialización, canales de transporte y conexiones de las grandes redes nacionales e internacionales de narcotraficantes en todo el mundo. Pero también respaldaba en la capacitación de personal de la Policía Nacional y de Inteligencia boliviana en estrategias y operativos sobre drogas.

Esta agencia cuenta en la actualidad con la información más completa y sofisticada de las redes del narcotráfico y sustancias controladas del mundo. La DEA tiene más de 80 oficinas en 63 países; en Sudamérica, incluso está presente en Venezuela y obviamente en el resto de los Estados de la región; en naciones donde trabaja de forma coordinada para realizar una efectiva lucha contra las drogas.

Nuestro país no cuenta con la tecnología adecuada para frenar el narcotráfico. Habrá que recordarle al Gobierno que la droga mueve más de 71.000 millones de dólares al año en todo el mundo, y luchar contra un aparato tan gigantesco y poderoso como ése, sin tener los medios apropiados, es una tarea imposible.

Bolivia es uno de los principales países proveedores de materia prima, la hoja de coca, junto a Colombia y Perú, pero también se ha convertido en productor de pasta base de cocaína.

Con la salida de la DEA, habrá libre producción y sin control, convirtiendo al país en un paraíso para el narcotráfico, permitiendo a los grandes cárteles de la droga que operen libremente en nuestro territorio. Esto traerá, sin lugar a dudas, consecuencias negativas y funestas para los bolivianos, ya que el narcotráfico genera otros delitos como el lavado de dinero, trata de personas, extorsión, intimidación, etc. Y los mafiosos obtendrían así un poder social y también político por su relación con la sociedad, poniendo en peligro la vida pacífica de todos los habitantes.

Un claro ejemplo es lo ocurrido meses atrás en la ciudad de Cobija, del departamento de Pando, donde las muertes eran el pan de cada día a causa de ajustes de cuentas por sicarios de la mafia que inclusive actuaban en plena vía pública.

La decisión de expulsar a la DEA, bajo un mal entendido concepto de “dignidad”, ocasionará que más droga sea producida y embarcada desde Bolivia hacia el mundo y nuestra “dignidad” caerá al suelo por el estigma de ser considerados como un país que protege y fomenta al narcotráfico, que corroe la sociedad y destruye la familia.

*José Luis Orihuela A.

es abogado.

La expulsión de la DEA de Bolivia

Editorial de La Nación*

Una decisión personal del presidente de Bolivia, Evo Morales, dispuso la suspensión de las actividades en el país andino de la Agencia Antidrogas de los Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) a la que acusó de haberse inmiscuido en la política interna. Irónicamente, el anuncio fue realizado en la región del Chapare, la zona donde la coca y la cocaína están en pleno auge. En este sentido, los informes de la DEA y de las Naciones Unidas señalan que el cultivo de la coca en Bolivia se ha incrementado en más de 20.000 hectáreas, por lo que cabe concluir que el narcotráfico también se incrementó. Una prueba de ese aumento es el hecho de que la Fuerza Especial de Lucha contra el Narcotráfico (FELCN) descubre y desmantela más y más fábricas de drogas en distintas regiones del país.

En efecto, desde el 1 de enero hasta el 15 de septiembre de 2008, la FELCN se incautó de 21 toneladas de cocaína (15 de pasta base y 5,5 de clorhidrato) y de 1112 toneladas de marihuana. Además, en ese período, fueron destruidas 3.612 fábricas de cocaína y decomisadas 1.530 toneladas de hoja de coca que estaban siendo desviadas al narcotráfico.

La expulsión del organismo estadounidense antidrogas ha generado dudas y preocupación tanto en Bolivia como en el exterior respecto de lo que ocurrirá con los cultivos de coca, la elaboración de la cocaína y su tráfico internacional. El presidente Morales negó que, con la salida de la DEA, los cultivos de coca y la producción de cocaína se incrementen de manera alarmante en el país del altiplano.

La expulsión del organismo estadounidense antidrogas ocurre en un momento en el que, por el contrario, son varias las razones que imponen que Bolivia, tercer productor de cocaína en el mundo, refuerce la lucha antidroga. En primer lugar, su ubicación la convierte en una zona de tránsito para la cocaína peruana. Por otro lado, Bolivia ha ingresado en la lista de países productores de marihuana y además, entre 2003 y 2007, el cultivo de coca en Bolivia se incrementó de 23.600 a 28.000 hectáreas, según la Oficina contra la Droga y el Delito de las Naciones Unidas.

El diputado Luis Alberto Pacheco afirmó que el país quedará huérfano en materia de información de inteligencia, porque el 99 por ciento de las incautaciones de droga se hacía gracias a la información que la DEA suministraba. Desde el Gobierno se anuncia que el presupuesto para la lucha contra el narcotráfico tendrá asignado para el año próximo una partida de 16 millones de dólares, 11 menos de lo que aportaban Estados Unidos para tal fin.

Para que Bolivia no se convierta en terreno fértil en el cual la criminalidad organizada y los traficantes de drogas puedan moverse a sus anchas, será necesario que el presidente Morales tome todos los recaudos para que la lucha contra el narcotráfico no se vea debilitada luego de la salida de la DEA.

*Editorial de La Nación

de Buenos Aires. Publicado este lunes 17 de noviembre