Entre el desaliento y la esperanza

Editorial de Los Tiempos

Las posibilidades de que este panorama tan desalentador para unos y tan esperanzador para otros sufra todavía modificaciones son enormes, si se considera que la campaña por el NO todavía no se ha iniciado.



Una encuesta realizada por Equipos Mori por encargo de la Fundación de Apoyo al Parlamento y a la Participación Ciudadana (Fundappac) sobre la intención de voto de la ciudadanía para aprobar o rechazar el proyecto de Constitución Política del MAS, cuyos resultados fueron difundidos durante los últimos días, ha causado profundo impacto sobre el ánimo de quienes promueven el voto por el SI y entre los que optarán por el NO, motivando desaliento entre los primeros y esperanzas entre los segundos.

Eso se debe a que cuando faltan dos meses para la realización del referéndum los resultados arrojados por la consulta que comentamos indican que las intenciones de voto están prácticamente empatadas en las capitales de ocho departamentos del país, más El Alto, y que hay un porcentaje muy grande de personas que aún duda.

El estudio revela que en La Paz, El Alto, Oruro y Potosí la aprobación al proyecto de CPE gana con relativa comodidad, y lo mismo ocurre con el rechazo en Santa Cruz, Trinidad, Tarija y Sucre. En Cochabamba, donde probablemente se decidirá el resultado final, las opiniones están dividas; sólo el 37% aprueba, 34% lo rechaza y el resto duda.

Un dato de la encuesta que llama la atención es el nivel de los indecisos, reflejado en la respuesta de “No sabe/no responde”, que a nivel nacional está, como promedio, alrededor del 25%.

En una agrupación por regiones, indica que en el oriente el 59% rechaza el proyecto y el 23% lo aprueba; en el occidente el 62 por ciento la aprueba y el 18 por ciento la rechaza. En Cochabamba, al centro geográfico y político, hay un virtual empate.

Como se puede ver, la batalla por el futuro del país está lejos de resolverse. Los datos desvirtúan el optimismo oficialista y también restan crédito al espíritu derrotista con que algunas organizaciones de la oposición, en otro de sus pésimos cálculos políticos, optaron por traicionar a sus electores y subirse al carro de los supuestos vencedores.

Las posibilidades de que este panorama tan desalentador para unos y tan esperanzador para otros sufra todavía modificaciones son enormes, si se considera que la campaña oficialista ya lleva mucho tiempo desplegando su máxima potencia propagandística, mientras la campaña por el NO todavía no se ha iniciado.

Un factor que desfavorece a la opción por el NO es la ausencia de líderes y de organización que canalicen sus esfuerzos mediante una labor sistemática. Pero como puede constatarse, pese a tales circunstancias y sólo sobre la base de la espontánea conciencia de amplios sectores de la sociedad civil, no parece remota la posibilidad de que el MAS y su proyecto sufran una derrota en enero próximo.