Jefe de seguridad del Prefecto incumple requisitos para el cargo

Eduardo Beltrán Soliz habría obtenido el puesto como “premio” por sus labores de Inteligencia en la anterior gestión prefectural.

Cochabamba. OPINION

El encargado de planificar, coordinar y supervisar la seguridad del prefecto de Cochabamba, Rafael Puente, ni siquiera es un policía graduado de la Academia Nacional de Policías y, por lo tanto, no tiene la formación mínima necesaria para resguardar a una autoridad. Fuentes extraoficiales aseguran que obtuvo ese cargo, al igual que los otros policías de la seguridad prefectural, como “premio” por sus labores de Inteligencia en la anterior gestión.



Eduardo Beltrán Soliz, el jefe de seguridad que gana un sueldo del Estado y aparte cobra un refrigerio mensual de 6.000 bolivianos y 2.500 bolivianos de viáticos de la Prefectura, sólo es un funcionario de la institución verde olivo que, como muchos, adquirió un grado administrativo por su permanencia, antigüedad y su presencia en la Policía. Algunos clases y oficiales entrevistados por este diario, expresaron su molestia porque el nombramiento de Beltrán Soliz como jefe de seguridad del Prefecto, constituye “una franca vulneración de la Ley Orgánica de la Policía Nacional y de la institucionalidad verde olivo, además de una nueva ruptura en la estructura jerárquica policial e irrespeto a la carrera policial”.

De acuerdo a la norma, el cargo de jefe de seguridad en el Palacio de Gobierno debe ser ocupado por un teniente coronel y en la Prefectura, por un teniente o un capitán, no por capricho, sino porque esas jerarquías son el indicador de que el policía está capacitado para encargarse de las complejas tareas de seguridad de autoridades.

Eduardo Pérez Soliz, no estudió en la Escuela Básica Policial y menos aún se graduó de la Academia Nacional de Policías. Obtuvo el grado de sargento administrativo, gracias a su antigüedad en otros trabajos para la institución verde olivo. Es decir, no es policía, ni suboficial, ni oficial, ni jefe, las tropas no le deben obediencia y no puede ejercer cargos operativos.

Y aunque el prefecto Rafael Puente declaró ayer que no le interesan los grados y jerarquías, existe malestar en las filas policiales porque se ha roto la estructura de mando en la seguridad prefectural y porque un tema tan prioritario como la seguridad de la máxima autoridad departamental, está en manos de una persona que no está capacitada para el cargo.

De acuerdo a la Ley Orgánica de la Policía, los policías le deben obediencia a los cargos superiores, pero en este caso Eduardo Beltrán Soliz, que ni siquiera es policía y jamás vistió el uniforme verde olivo, está al mando de un capitán y otros de sus superiores.

¿Buzos y premios?

Versiones extraoficiales cercanas a la Policía, señalaron que Beltrán trabajó antes en Seguridad Física Privada y que se desempeñó también como “buzo” o informante el año pasado. “Los policías que están trabajando en este momento como seguridad del Prefecto, obtuvieron esos cargos como premio porque la anterior gestión, hicieron seguimientos, labores de inteligencia y como Inteligencia ya no percibe bonos, ni apoyo logístico, una manera de resarcirles es ubicarles en estos cargos”, señalaron las fuentes.

Bonos mayores que sueldos

En cuanto a los jugosos bonos de refrigerio y viáticos que la Prefectura paga a dos policías de su seguridad, el comandante departamental de la Policía, Cnl. Manuel Saavedra dijo que estos cobros serían ilegales si los dos uniformados figuraran además en planillas de sueldos o haberes de la Prefectura. “Un funcionario no puede recibir dos sueldos del Tesoro General de la Nación, pero en estos casos deben ser bonificaciones que reciben en la institución a la que van comisionados y que nosotros desconocemos porque es un asunto interno”, indicó.