La corrupción que asoma y salpica

Editorial de El Nuevo Día.

Las estadísticas no mienten, pero ante los hechos que se van precipitando con tanta celeridad y contundencia, no vale la pena detenerse en los números que reflejan el aumento de los casos de corrupción en el país. De todas formas hay que decir que en el 2008 se han duplicado los delitos comprobados, especialmente los relacionados con el manejo de los asuntos públicos, es decir “conducta antieconómica”, “uso indebido de influencias”, “contratos lesivos al Estado”, “peculado” e “incumplimiento de deberes”. Más de 2.300 casos hasta septiembre de este año, según ha informado recientemente el Viceministerio de Transparencia y Lucha contra la Corrupción.

En cierta forma el presidente Morales admite que hay hechos que se le están yendo de las manos, aunque le cueste reconocerlo en la CNN. Antes de subir al avión rumbo a Nueva York, les pidió a los funcionarios de YPFB, a los que había denunciado días atrás, que dejen de robar, sin embargo, frente a las cámaras de la cadena internacional tuvo el descaro de echarle todo el fardo del contrabando de diesel a los “grupos opositores”. Claro, sería muy delicado aceptar en una palestra mundial que Bolivia atraviesa por un oprobioso desabastecimiento de combustibles que amenaza con estancar la producción y que detrás de todo no sólo está el fracaso de la nacionalización, sino la aviesa acción del aparato de distribución de la petrolera estatal que está haciendo el negocio de su vida con cupos y desvíos de carburantes.



El país color de rosa, libre de narcotráfico, de contrabandistas y de crisis económica que pintó el mandatario en Nueva York, jamás podría incluir el caso de su amigo, Miguel Ángel Linares, presidente de la cooperativa Sudamérica y procesado por la quiebra del ex Banco Bidesa, alrededor de quien gira un escandaloso caso de estafa a gente humilde que incluye negocios fraudulentos con el Estado y compromete la fe del programa de vivienda social que tanto ha promocionado el Gobierno. Linares había sido identificado por la Superintendencia de Bancos como un sujeto no apto para involucrarse en negocios y se lo advirtió a las autoridades gubernamentales. La gente del Ministerio de Obras Públicas no sólo se enredó con el susodicho, sino que ahora comparte indicios de culpabilidad con él. Esa misma justicia que se porta cada vez más funcional al MAS se encargó de dejar libre al cooperativista.

La frenética agenda política que conduce el presidente Morales, no deja tiempo para encargarse de la economía y hoy más que nunca se necesita que alguien se ocupe de los números, antes que éstos den cuenta del país. Tampoco da lugar para atender las elementales tareas de gestión pública de acuerdo con los cánones de transparencia que prometió el MAS en el marco del cambio que promueve. A este ritmo es la corrupción la que amenaza con carcomer la imagen del Gobierno.

El país color de rosa, libre de narcotráfico, de contrabandistas y de crisis económica que pintó el mandatario en Nueva York, jamás podría incluir el caso de su amigo, Miguel Ángel Linares, presidente de la cooperativa Sudamérica y procesado por la quiebra del ex Banco Bidesa.

Con Patricia no hay caso

bajo el penoco

El Presidente no pierde las esperanzas de caerle simpático a la presentadora de CNN, Patricia Janiot, y por tercera vez le salió el tiro por la culata. La primera vez le grabaron las coqueterías furtivas que terminaron en youtube; la segunda, salió acribillado con preguntas que lo hicieron tartamudear y el lunes recibió una bofetada verbal, cuando Evo Morales le dijo a su entrevistadora que, por la frecuencia de sus encuentros, la Janiot estaba convirtiéndose en la vocera del gobierno boliviano. “Espero que no, esa sería una gravísima acusación contra nosotros”, le contestó la periodista colombiana quien estuvo a punto de ofrecerle una píldora de “ubicatex” al presi. El jefazo tendrá que conformarse nomás con los consabidos chupamedias de siempre, entre los cuales el más fiel es un argentino que le puso el famoso apodo que lo llena de gusto.

La frase

“Es muy poco probable que este grupo político derrotado vuelva a reflotar”

Álvaro García Linera al referirse a los prefectos y cívicos cruceños.