La tierra de los aventureros

Editorial de El Nuevo Día.

El ministro Quintana tuvo su Pando y ahora el viceministro Almaraz pretende hacer su “Chaco” y para ello cuenta con la misma estructura policiaca y seudojudicial que le asegura el uso y abuso del poder con el pretexto del saneamiento de tierras, el combate al latifundio y la liberación de indígenas presuntamente sometidos a la esclavitud.



A las pocas horas de emitido un decreto que le otorga poderes supremos al Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) para ingresar en cualquier hacienda del país, el citado funcionario montó un cinematográfico operativo en varias haciendas chaqueñas, donde hubo encapuchados, destrozos, golpes y trabajadores detenidos. La gente movilizada por Almaraz tiene tomadas no sólo las estancias en las que incursionó a las patadas sino que se ha pertrechado en un lugar estratégico que le permite el control de una vasta región, donde existen intenciones de conformar de manera irregular un nuevo territorio indígena que además posee hidrocarburos.

El decreto que respalda esta operación, como se decía, le da facultades al INRA, un ente netamente técnico relacionado con el recurso tierra, para incursionar en asuntos penales y laborales, aspectos para los que no está capacitado y por supuesto, en franca violación de las normas más elementales que prohíben la usurpación de funciones. En consecuencia, cualquier acción que sea ejecutada bajo el paraguas de este mamarracho de norma, no sólo será ilegal sino que puede ir en desmedro del proceso de saneamiento.

Hace unos días justamente, el Gobierno hacía alarde del saneamiento de más de dos millones de hectáreas desde el 2006, proceso que se ha llevado adelante en relativa calma y coordinación con los productores. Este giro en el proceder de las autoridades le quita legitimidad a los avances y, sin duda, genera desconfianza entre los sujetos afectados. Queda la duda en relación al uso del saneamiento como factor propagandístico y obviamente, no es la primera vez que Almaraz recurre a estos golpes de imagen en momentos cruciales.

De cualquier forma, es la vida de personas humanas la que está en riesgo, la propiedad privada, el trabajo y el futuro productivo de una región donde labrar la tierra y hacer ganadería es una cuestión de supervivencia. El MAS quiere volver a la guerra política cuerpo a cuerpo, porque es ahí donde tiene ventaja y porque necesita nutrirse de la confrontación. Precisamente ha incursionado en el lugar donde cree que puede desatar la violencia que justifique sus abusos.

Santa Cruz tiene una gran fuerza institucional, gremios de productores que deben mostrar su fortaleza y no dudar en proteger a los que trabajan y producen; un estatuto autonómico que debe aplicarse cuanto antes en lo que concierne a la administración del recurso tierra, seguramente el mayor patrimonio que posee la región y que no puede caer en manos de aventureros.

El MAS quiere volver a la guerra política cuerpo a cuerpo, porque es ahí donde tiene ventaja y porque necesita nutrirse de la confrontación. Precisamente ha incursionado en el lugar donde cree que puede desatar la violencia que justifique sus abusos actuales y posteriores.

Bajo el penoco. Marcha menonita

Los menonitas son agricultores pacifistas que han huido de muchos lugares. Cada vez que se les exigía tomar las armas, especialmente en Alemania, su lugar de origen, hacían maletas para afincarse en un lugar donde puedan trabajar y producir sin molestar a nadie. El hecho de que vivan apartados no quiere decir que les disguste vivir bien. Los menonitas poseen un ingenio invalorable, pero prefieren no mezclarse porque luego, “la sociedad” les pedirá algo a cambio y eso puede significar traicionar sus creencias. Pero Bolivia tiene algo mágico, digno de figurar en un libro de récords. Hace unos días, un grupo de menonas, con sombrero y overol, salió en Trinidad en una marcha de protesta y así ejercer una costumbre absolutamente nacional de la que nadie se escapa. Por lo visto ellos tampoco se van a escapar del MAS.