Los niños son las víctimas de una ola de secuestros

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Según la Policía, hasta el año pasado las únicas víctimas de los plagios de este tipo eran los turistas. Ocho sugerencias importantes. La Policía brinda consejos para evitar ser secuestrado y saber cómo actuar en ese momento.

La Razón



Una ola de secuestros recorre las ciudades del país. Es silenciosa porque la gente no denuncia, y tiene como principales víctimas a los niños y adolescentes.

Las bandas de secuestradores, según los testimonios hallados por este medio, hacen un seguimiento de las familias. Verifican que pueden sacar dinero y luego atacan por donde más duele.

Los principales blancos, aunque esto no sucede en todos los casos, son los más pequeños, que definitivamente son los más indefensos, o los adolescentes, que se desplazan entre el colegio o la universidad y sus domicilios.

La Razón accedió a 10 historias de las cuales seis son contadas explícitamente.

En una de ellas, un grupo delincuencial plagió a un pequeño con problemas de retraso mental, y en otro llegaron a asesinar a una niña.

Una persona, que pidió no publicar su nombre, relató el secuestro de un joven de 15 años. “Es hijo de un comerciante. Los secuestradores le hicieron un seguimiento y confirmaron que el joven solía estar solo en su casa por las tardes; su padre estaba de viaje y su mamá en el trabajo. Tocaron el timbre y se lo llevaron. La familia pagó una fuerte suma de dinero y lo liberaron después de ocho horas de estar retenido”.

Carlitos (se guarda la identidad), de nueve años de edad, ya no es el mismo. Hace tres semanas, luego de pasar clases, salió de su colegio en busca de su amiguito y se topó con una mujer de pollera que lo metió violentamente a un vehículo y junto a dos sujetos más se lo llevaron con rumbo desconocido.

Sus agresores lo golpearon brutalmente, lo amenazaron, lo insultaron, le quitaron su mochila y lo liberaron. Carlitos fue expulsado del vehículo cuando éste estaba en movimiento.

Así como él, los niños y los adolescentes son ahora las principales víctimas de secuestros en los que los delincuentes piden rescate, como de los plagios express. La gran mayoría de los afectados se oculta en el silencioso miedo y no denuncia a la Policía, según testimonios.

El ex jefe interino de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC), coronel Fernando Remont, afirmó que hasta el año pasado los turistas que llegaban de otros países eran las principales víctimas de los secuestros.

“A través de los medios de comunicación nos enteramos de que ahora plagian a los niños, a mujeres y hasta a hombres (…). La Policía no tiene registradas las denuncias porque la gente no se acerca a las oficinas”, aseguró.

María (se reserva su identidad), de 37 años, fue secuestrada de la esquina de su casa, ubicada en la zona Sur de La Paz.

“Llegaba a mi casa luego del trabajo, empecé a buscar mis llaves y apareció un vehículo plateado, paró y se bajó un hombre, me abrazó fuertemente y me metió al auto. Ahí adentro estaba otro más, uno de ellos me jaló el cabello hacia atrás y el otro me quitó la cartera y buscaron mi tarjeta de débito. Me llevaron a dar vueltas por todo lado, sacaron dinero del cajero (automático) y me liberaron en Achumani”, contó la víctima.

Aseguró que no dio parte a la Policía por miedo a que la maten, ya que sus agresores se quedaron con las llaves de su casa.

El director nacional de la fuerza anticrimen, coronel Fernando Figueredo, afirmó que las personas afectadas por estos delitos no presentan una denuncia a la Policía “por temor a represalias por parte de sus agresores”.

Sugirió que lo más importante es hacer conocer a la Policía sobre lo ocurrido para sentar un precedente y que el personal policial investigue y actúe para atrapar a los delincuentes.

“Secuestraron a un niño que tiene retraso mental”

“Una vez me llamaron para avisarme que en La Paz habían secuestrado a un niño, de 10 años de edad, que tenía un retraso mental. Los secuestradores hicieron un seguimiento a su familia y se dieron cuenta de que era gente que tenía mucho dinero y que la mayoría de las veces el niño se quedaba sólo con la empleada doméstica. Ese día, los delincuentes llegaron a la casa del niño, golpearon en la cabeza a su empleada, la desmayaron, y luego se llevaron al menor a un lugar desconocido. Horas más tarde llamaron a sus padres y les pidieron una fuerte suma de dinero para su rescate. Ellos tuvieron que llevar ese dinero al día siguiente a un lugar desconocido, dejaron los billetes y se fueron a esperar novedades. Pasado el mediodía, el niño fue liberado en un lugar apartado de la ciudad. Durante esas horas de no saber el paradero del niño, no sabíamos qué hacer, a dónde acudir, nos entró una desesperación muy grande a su familia y a mí. Los padres del niño no denunciaron a la Policía por temor, pues los delincuentes los amenazaron si lo hacían.

El niño, que presenta problemas de salud, no se pudo defender de sus raptores ni pedir auxilio el momento en que fue secuestrado. Los delincuentes aprovecharon esa fragilidad y se lo llevaron. Los padres de la víctima nos contaron que durante el día y medio que estuvo retenido fue golpeado y maltratado.

La Policía no sabe nada de este caso porque la familia no denunció, pero yo creo que debería investigar y actuar de una manera preventiva en estos casos. Como este hecho en La Paz, en otras ciudades debe ocurrir lo mismo, sólo que muy por debajo. Los delincuentes son cada vez más avezados y despiadados”.

“Pagó por la vida de su hijo”, “Gonzalo”. Un amigo de la víctima.

“El padre del muchacho al que secuestraron tuvo que pagar una fuerte cantidad de dinero por la vida de su hijo. El chico estuvo retenido todo un día. Los raptores se comunicaron con el padre que vive en Sopocachi y le pidieron que entregue el dinero hasta una hora indicada, de lo contrario le iban a hacer llegar una parte del cuerpo del joven. El señor tuvo que conseguir esa suma de dinero y darles a los secuestradores para que el joven sea liberado.

El procedimiento de la entrega no lo sé. Luego de muchas horas de zozobra, el muchacho fue puesto en libertad en otro lugar, lejos de su casa. El papá de la víctima no quiso denunciar el plagio a la Policía porque tuvo miedo y además los delincuentes lo amenazaron y dijeron que ni se le ocurra contar lo sucedido a las autoridades porque todo iba a empeorar. Él temía que su hijo fuese asesinado. Yo no entiendo por qué no denunciaron”.

“Me devolvieron la billetera”, “GABRIEL”. Víctima de un secuestro express.

“Hace un mes salí de la casa de un amigo después de una fiesta en la zona de Miraflores. Tomé un radiotaxi cerca de la plaza triangular hasta mi casa, que queda en Obrajes. Subimos al vehículo junto con un amigo. De repente, el coche paró y se subieron tres o cuatro hombres, no me di cuenta muy bien porque nos taparon los ojos y nos golpearon. Uno de ellos me revisó mi pantalón y mi chamarra, sacó mi billetera. A mi amigo le quitaron su tarjeta de débito y le exigieron que revele su número secreto PIN. Después de dar no sé cuántas vueltas, creo que sacaron dinero de un cajero automático y luego nos devolvieron las billeteras. Nos dejaron más lejos de mi zona y al final me quitaron mi chamarra. Habíamos pensado en denunciar el hecho, pero no lo hicimos por falta de tiempo y porque la verdad no teníamos ningún dato preciso que ayude a la Policía a buscar a esos delincuentes. No se lo deseo a nadie”.

“Un peruano se salvó de morir”, FERNANDO REMONT. Jefe policial de la FELCC.

“Un caso nuevo que registramos en la Policía fue el de un ciudadano peruano que llegó a La Paz hace un mes aproximadamente. Él llegó en un bus a las cercanías del Cementerio General, tomó un taxi y le dijo al conductor que lo aproxime a Pura Pura (zona Norte). El taxi lo llevó hasta su destino, pero antes que lo deje, se subieron dos sujetos y lo golpearon brutalmente. La víctima opuso resistencia y forcejeó para salvar su vida. Después de unos minutos, gritó y pidió auxilio, salieron los vecinos del lugar. Dos de los delincuentes lograron escapar, pero el chofer no pudo salir y la gente lo rodeó. La víctima fue socorrida y llevada a un hospital, mientras que el delincuente que estaba retenido fue amarrado y los vecinos lo querían colgar. Los efectivos policiales llegaron justo a tiempo, detuvieron al secuestrador y ahora está en el penal de San Pedro. El peruano se salvó de morir porque logró pedir auxilio y las personas le ayudaron”.

“Estuve retenido por media hora”, “CARLOS”. Víctima de un secuestro express.

“Hace un mes tomé un taxi a las 22.00 en la avenida 20 de Octubre para ir a otro lugar. Yo me acomodé en el asiento de atrás. Luego de unos minutos, el vehículo paró bruscamente y se subieron dos hombres, uno a cada lado mío. Me empezaron a golpear, recibí los peores insultos y me amenazaron con un arma blanca. Me preguntaron si tenía dinero y que era mejor que coopere. Luego me quitaron mi billetera, mi celular, un flash memory y otros objetos. Tenía los ojos vendados, estuve retenido por media hora. Al final, me dejaron en un lugar más allá de Miraflores, me dijeron que una vez que baje del coche tenga la cabeza agachada, que no me dé la vuelta hasta que el vehículo se haya alejado y que camine en sentido contrario a la circulación del auto. Una vez que desaparecieron, tomé un radiotaxi y me fui a mi casa. La verdad no denuncié el secuestro a la Policía primero por falta de tiempo y porque luego tuve que viajar”.

“Mataron a una niña que estuvo retenida dos días”, “sandra”. Amiga de la familia de la víctima de 10 años de edad.

“Uno de mis amigos que vivía cerca de mi casa pasó por un trauma terrible cuando unos delincuentes mataron a su hija de 10 años de edad, luego de haberla secuestrado dos días. Hasta ahora yo no entiendo por qué la secuestraron si su familia no tiene dinero. Un día ese amigo me contó que no aparecía su hija, fue a la Policía para contar su desaparición, pero en la noche los delincuentes le llamaron y pidieron un monto de dinero para que sea liberada. El padre pidió que los secuestradores bajen la suma de dinero, pero ellos no quisieron. Entonces mi amigo les pidió hasta el día siguiente para darles el dinero. A la mañana siguiente consiguió el dinero de donde pudo y esperó la llamada de los secuestradores.
Pasó otro día más y luego de dos días de haber sido secuestrada, la niña apareció muerta en un lugar alejado de la ciudad de La Paz. Mi amigo ya no volvió a saber más de los secuestradores, nunca más le llamaron. La niña tenía signos de violencia en su cuerpo, seguro la golpearon.
El hecho no fue denunciado a la Policía porque mi amigo y toda su familia tenían miedo, aun con su hija muerta, de otro tipo de venganza por parte de los delincuentes. Ese crimen se quedó sólo para él, que ahora sufre la pérdida de la niña. Yo pienso que la Policía debería realizar constantes operativos por toda la ciudad para dar con estos hombres y mujeres que se dedican a matar o secuestrar a las personas por dinero.
La mayoría de la gente no denuncia estos casos porque tienen miedo de represalias en su contra y por falta de confianza en la Policía, pero existen muchos casos en La Paz y también en otros lugares del país”.