Acuerdo: los 33 camiones, luego debían transportar campesinos

Los contrabandistas de Quintana estaban directamente involucrados en el plan contra el prefecto Fernández.

image Víctimas del septiembre negro en Pando, ¿todo por encubrir los negocios de un ministro?

 



El “acuerdo político” al que llegó el ministro Juan Ramón Quintana con los contrabandistas y que fue revelado por el expresidente de la Aduana, César López, en sus declaraciones ante la comisión de la Cámara de Diputados, está referido a la participación de estos en las acciones para derrocar por la vía violenta al prefecto de Pando, Leopoldo Fernández y luego secuestrarlo para trasladarlo a La Paz.

Los sucesos del 11 de septiembre en la localidad pandina de Porvenir son parte de un plan minuciosamente planificado para dejar manos libres al ministro Quintana y pueda seguir haciendo impunemente sus turbios negocios que hasta la fecha le han reportado buenas ganancias que lo están ubicando como el más adinerado entre sus colegas de gabinete, lo que no es poco decir.

El “acuerdo” contemplaba el uso de los 33 camiones luego de que hubieran dejado el contrabando en el Brasil para trasladar a los masistas desde diversas localidades, Riberalta incluido, para que participen en hechos de violencia para derrocar al prefecto Fernández, quien evidentemente resultaba incómodo para los negocios de Quintana.

Sin embargo faltó coordinación y el expresidente de la Aduana resultó respondón y denunció el 27 de julio de este año, las actividades ilícitas en las que estaba involucrado su padrino, el ministro Quintana.

Ante este hecho, el plan para derrocar a Fernández tuvo que ser postergado aunque no por mucho tiempo y mientras tanto, fiel a su estilo, Quintana inició acciones de amedrentamiento contra López que incluyó un asaltó contra su domicilio y finalmente su destitución de la Aduana. 

Los pandinos conocen y lo cuentan a pesar del terror que Quintana ha impuesto en ese departamento, que el flujo de camiones con contrabando hacia el Brasil es permanente y todas las operaciones se ejecutan con la autorización de dicho ministro, quien se cuida de no poner nada por escrito, pero da las órdenes precisas a sus «subordinados», Bandeiras, entre otros.

Esto lo sabía también la llamada “comisión de la verdad” enviada por Unasur y encabezada por Rodolfo Mattarollo para deformar los hechos y mostrar a Evo Morales como la víctima de una oscura conjura «civico-prefectural».

No son tontos ni ciegos los de Unasur y por el contrario se pasaron de vivos al querer mostrar al mundo una versión parcializada de los hechos. Sin embargo, como dicen, la mentira tiene patas cortas y el informe despertó mas dudas que certezas.

Y de todo esto ¿que dice el presidente Evo ?, su apoyo al cuestionado ministro, es cuando menos, sospechoso y deja entrever que Quintanita no actúa solo.