Bolivianos implicados con las mafias de ‘narcos’ italianos

image El Nuevo Día.

Una investigación desarrollada en Italia desarticuló una red que compraba cocaína en la Argentina y la traficaba a Europa. La droga era llevada al norte argentino desde Bolivia por tierra o corredores aéreos que luego fueron identificados.



El largo brazo de la mafia italiana llegó a la Argentina. Así quedó determinado en una investigación llevada adelante por la dirección antimafia de Sicilia, donde un procedimiento golpeó ayer una red de tráfico de drogas que tenía a ese país como su principal base de operaciones.

Dos argentinos, Ricardo Zubieda y Adolfo Héctor Casco, fueron arrestados junto con otros 23 italianos en la operación designada «Unlucky Wolfs» (Lobos sin suerte).

La organización criminal traficaba cocaína mediante el viaje de las llamadas «mulas» (personas con pequeños cargamentos de droga) embarcadas en vuelos aerocomerciales en el aeropuerto internacional de Ezeiza con rumbo a ciudades europeas.

La investigación en Italia llevó dos años y tuvo colaboración de las autoridades argentinas, aseguraron los investigadores italianos.

«Las actividades de la criminalidad siciliana están siempre proyectadas hacia los horizontes internacionales. Y el negocio de la droga, hoy más que nunca, tiene un papel estratégico porque permite realizar formas de asociación entre los criminales de distintas nacionalidades», dijo el fiscal de Palermo, Antonio Ingroia, durante una rueda de prensa posterior al operativo.

El modo de operar que la red era complejo. Los nexos argentinos con los mafiosos italianos se ocupaban del ingreso en la Argentina de la cocaína procedente de Bolivia. Las vías terrestres son las principales formas usadas por el narcotráfico para penetrar por la frontera norte, aunque en los últimos meses aparecieron corredores aéreos que transportan cocaína desde Santa Cruz de la Sierra hasta improvisadas pistas en Santiago del Estero.

Los integrantes de la mafia siciliana compraban entonces la cocaína en la Argentina y diseñaban el traslado a su zona de influencia natural, en el sur de Italia. Para evitar sospechas en el aeropuerto de Ezeiza se utilizaban vuelos a diversas ciudades europeas, como Londres, París, Viena y Amsterdam. Es que el foco de los controles se establece en otros vuelos: los investigadores ponen más atención en los viajes directos a Madrid o Roma, por tratarse de rutas de uso más frecuente por los traficantes.

Aquellos que conocen muy bien lo que ocurre en Ezeiza con relación a las drogas aseguran que el 40 por ciento de los cargamentos de cocaína detectados tiene como destino Madrid y un 13 por ciento se dirige a Barcelona. Por eso la mirada de la seguridad se dirige más a los vuelos hacia esas ciudades.

Después de la escala aérea, las «mulas» se embarcaban rumbo al aeropuerto de Milán. Allí se reorganizaban los cargamentos y se usaba el tren que une esa ciudad con el sur italiano para hacer llegar la droga al destino final, en Sicilia. Agencias

Ya no usan ‘mulas’ para traficar

INCAUTACIONES • Los narcotraficantes dejaron de lado las «mulas» y comenzaron a enviar grandes cargamentos a países de Europa.

En el último mes -entre el 13 de noviembre y el viernes pasado- distintas fuerzas de seguridad argentinas secuestraron unos 2.300 kilos de cocaína cuyo destino final era Europa, en particular España. Lo curioso no es sólo esta cantidad récord, que ya ubicó a este año como el de mayor cantidad de droga incautada de la historia (11.154 kilos), sino también que los decomisos se concretaron en sólo cinco operativos.

Según especialistas consultados por Clarín, lejos de ser una casualidad o una sucesión de golpes de suerte, esto responde a una tendencia: el ocaso de la era de las «mulas» (correos humanos que sacan del país pequeñas cantidades de droga en sus equipajes o incluso dentro de sus cuerpos) y el crecimiento de organizaciones con logística para traficar cargamentos grandes, ligadas -según algunas fuentes- a cárteles colombianos.

«Si bien los cargamentos grandes siempre existieron», dice Diego Pérez Escobar, jefe del Departamento Narcotráfico de la Aduana, «puede ser que ahora estén pasando más y también que los detectemos mejor porque contamos con 18 escáners para revisar los contenedores que entran a la Aduana».

En colaboración con la Federal y con la Prefectura, la Aduana incautó casi mil kilos de cocaína en la ultima semana. Se trató de dos cargamentos que estaban ocultos en paneles de madera y tenían como destino el Puerto de Buenos Aires.