Complejidades del circuito coca-cocaína

Sin Máscara

Por: Gregorio Lanza *



En este negocio, la oferta y la demanda trabajan mejor que en Wall Street según se vio con la última estafa de 50.000 billones de dólares.

Ningún país ha tenido éxito en la lucha contra las drogas, así lo señala el sentido común, pero además las estadísticas que sacan los organismo internacionales. Que en México “degollaron treinta personas” en un ajuste de cuentas, esto en Sinaloa, ya conocida por la novela basada en la realidad oculta del mundo de la droga y el poder La Reina del Sur, de Pérez Reverte.

Que el zar antidrogas mexicano recibía un millón de dólares sucios mensuales, que en Colombia la mayoría de las elecciones de los últimos años han sido financiadas por el narcotráfico, o que las FARC se arman y también se han deteriorado por recibir dinero fácil y “se aburguesaron”, como diría un dirigente de la oposición democrática en Colombia y hermano del actual Jefe de las FARC, comandante Cano.

¿Dónde encontrar la raíz del mal? En los gobiernos/Estados que según las coyunturas combinan el palo y la zanahoria. El Gobierno norteamericano ayer bien pudo ser socio de los señores de la droga productores de opio en Afganistán, hoy día menos, cuando el boom de esa región se debe al ingreso por la droga. Ayer pudieron ser amigos de un Presidente en Bolivia para después denunciarlo… Lo propio sucede con las políticas gubernamentales. Un Gobierno incide en la erradicación pero tiene muertos, al llegar a un tope afloja la represión a los productores de coca y pone énfasis en la interdicción, es decir, el seguimiento y la captura de alijos de droga, que es lo que sucede hoy en el país. Que además es más eficiente hacer inteligencia para encontrar cien kilos de cristal que descubrir cien pozas de maceración

A pesar de todo lo que se dice, Bolivia sigue siendo el tercer productor de coca y de droga, de lejos, después de Colombia y Perú. En la región, la producción depende de la creciente demanda de cocaína especialmente en Europa y África. En este negocio la oferta y la demanda trabajan mejor que en Wall Street según se vio con la última estafa de 50.000 billones de dólares. Además, los países, de manera práctica, ponen en la balanza los costos de la represión a los productores de coca o los decomisos de cargamento de drogas, muchos más en una época de crisis económica como la actual.

Más allá de que el consumo de droga (alcohol y tabaco incluidos) ha existido en todas las épocas, en unas más que en otras, el problema radica en la política prohibicionista que impuso EEUU, porque hace subir los costos del producto, genera riquezas (rentas) incalculables que sirven para corromper policías, militares, jueces, obispos y políticos. Ahí está la causa de las políticas que generan peores males que el problema que desean resolver. Así ademas lo entienden científicos, políticos, empresarios e intelectuales, para citar algunos: Friedman, Soros Schultze, García Márquez.

Por ello, para hablar acerca de la coca y cocaína, especialmente los políticos de la oposición, deberían estar más informados. De manera general, se utiliza un cinismo en este gran show antidroga que parte de Washington. Esperemos que la llegada del presidente Obama signifique al menos un vistazo crítico a los fracasos cada vez mayores de esa política, en especial a la descertificación en la que nadie cree o peor aún en los castigos totalmente injustos, como los recortes en el ATPDEA de los que es víctima el país.

* Master en Políticas Públicas

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La Prensa