El costo probable de la nueva Constitución

Subeditorial de La Razón.

Al margen de los beneficios que todos los bolivianos esperan de la nueva Constitución Política del Estado (CPE), el proyecto de ese texto, por el que se votará en referéndum el 25 de enero, podría dejar, a la vez, un alto costo macroeconómico para el país.



El economista y sociólogo Roberto Laserna elaboró al respecto un ensayo, el cual forma parte de una publicación presentada por la Fundación Milenio, que él mismo preside. El texto, intitulado Aspectos Económicos del Proyecto de Nueva Constitución, consigna los estudios de siete economistas, un abogado, dos ingenieros, un comunicador y un politólogo.

Según una estimación conservadora que realiza Laserna, la reforma constitucional, en caso de ser aprobada, podría representar el costo equivalente al 4,5 por ciento de no crecimiento (o de caída) del Producto Interno Bruto (PIB). En términos monetarios, esto representaría un equivalente cercano a los 10 mil millones de dólares.

En este caso, a cada boliviano adulto le causaría una pérdida aproximada de 1.900 dólares, lo que implicaría, para cada familia, independientemente de su situación económica actual, un desfase promedio próximo a los 4.500 dólares, es decir, Bs 32.240.

“Por supuesto —dice el autor— las estimaciones anteriores son discutibles. Lo que no es discutible es la necesidad de considerar que la reforma constitucional, de aprobarse en el referéndum, tendrá costos y beneficios…”.

Para llegar a aquella conclusión, Laserna toma en cuenta la inestabilidad institucional, la que a su vez afecta a la inversión, que reduce la absorción de empleo, estanca la producción y el consumo, ocasiona el cierre de instituciones, despidos de personal y el pago de indemnizaciones, entre otras variables.

De acuerdo con la misma fuente, sólo el periodo de transición de una Constitución a otra —cuyo lapso sería de unos 10 años, según el presidente Evo Morales—, demandaría de un gasto de entre 2.200 millones y 3.022 millones de dólares.

Aparte, la falta de crecimiento podría traducirse en pérdidas en desarrollo humano, es decir, en mayores dificultades para reducir la pobreza, en bajar las tasas de mortalidad infantil y en mejorar la salud y la educación.