Evo en su laberinto

 image“El mundo hoy parece un manicomio dirigido por sus propios pacientes”, afirmó el presidente del Uruguay, Tabaré Vásquez durante la cumbre Latinoamérica y el Caribe que se realizó en el lujoso balneario de Sauípe, en las cercanías de la ciudad brasileña de Salvador de Bahía.

Y no era para menos después de escuchar una más de las descabelladas propuestas a las que nos tiene acostumbrados el presidente Evo Morales. Queda claro que el bloqueo económico que ha impuesto Estados Unidos a Cuba es uno de los resabios más aberrantes de la guerra fría pero de ahí a proponer un virtual rompimiento de relaciones con el país del norte dista mucho trecho.

Falto poco para que Evo, como parte de su ultimátum amenazara con mandar “ponchos rojos” y cocaleros para bloquear el acceso a la Casa Blanca “hasta las últimas consecuencias” en caso de que los Estados Unidos no levante el bloqueo contra Cuba.



Alguien debiera hacerle comprender al presidente Morales que estas reuniones internacionales no son una asamblea de cocaleros donde cualquier barrabasada que suelte será premiada con sumisos aplausos. Lo menos que se puede hacer en estas regiones es reflexionar pero queda claro que este no es el fuerte del presidente boliviano.

El propio Hugo Chávez quedó perplejo ante la magnitud de la propuesta que hizo su protegido y que el mismo Morales calificó como “radical” como si de una competencia de radicalismos se tratara y no de una búsqueda difícil y paciente de soluciones a los problemas que afectan a nuestros pueblos.

Lamentablemente Evo comprende las cosas de esa manera: como una competencia entre quienes lanzan frases más radicales y aguerridas. El problema es que de vez en cuando quiere llevarlas también a la práctica y las consecuencias para el país ya se están dejando sentir.

Y no es que se pretenda una actitud servil hacia el imperio sino de aprovechar ciertas ventajas que nos puede dar una relación horizontal de mutuo respeto. Eso significa que Bolivia cumple con su parte de la lucha contra el narcotráfico y Estados Unidos nos brinda el acceso, en condiciones preferenciales, al mercado más grande del mundo.

Es claro que una relación de este tipo no puede darse si es que los cultivos de coca crecen día a día al igual que la producción de droga por más de que las autoridades gubernamentales quieran disfrazar esta dramática realidad con argumentos de lo más risibles.

La admiración (fanatismo) del presidente Morales por el régimen cubano es evidente, pero haría bien en informarse de cual es el nuevo rumbo que se está tomando en la isla y percatarse, si es posible, de que en esa nueva realidad, ya no caben los radicalismos y las simples poses como las que el asume de manera permanente al influjo de esa dramática desconexión con la realidad que a estas alturas del partido ya linda con lo patológico.