Golpe en la Contraloría

Editorial El Nuevo Día.

El MAS ya tiene todo el poder republicano en sus manos, luego de darle el último golpe a la institucionalidad en el país, con la posesión de un diputado oficialista en la Contraloría General de la República, Gabriel Herbas, quien juró al cargo con el puño izquierdo en alto y la otra mano en el pecho.



La designación llega dos días después de la suspensión de Osvaldo Gutiérrez, ordenada por una comisión de la Cámara de Diputados, que lo acusa de beneficiar a las empresas petroleras. La denuncia es contradictoria, pues justamente Gutiérrez afirmó que estaba por presentar un informe, según el cual, las compañías petroleras han causado daños al Estado por cerca de mil millones de dólares. La orden se dio cuando el contralor estaba de vacaciones, no hubo un procesamiento previo y tampoco fue notificado. Una jugada rápida y coordinada que acabó con la institución intervenida y un masista con la responsabilidad de controlar cómo gastan la plata sus correligionarios.

Al MAS siempre le incomodó el trabajo de la Contraloría y mucho más el hecho de que esta entidad no esté bajo su dominio político, como ha sucedido con todas las superintendencias, por ejemplo, cuya misión se ha vuelto estéril y su trabajo absolutamente alejado del interés público. El presidente llama “burocracia” a todo el sistema de control de los gastos del Estado y porque prefiere el método que le facilitó Chávez, de firmar y entregar cheques, sin importar cómo se gasta ese dinero. Hay que recordar que han sido numerosos los intentos de modificar la Ley Safco de Administración y Control Gubernamentales, para que muchas acciones del Gobierno se libren de sus garras y se cumpla el precepto presidencial de “meterle nomás y ‘legalizar’ después”.

Ahora el Gobierno, que ya perdió por completo el halo de limpieza y honestidad, ya no tiene de qué preocuparse y en todo caso la aflicción puede venir por el lado de los opositores, especialmente de los prefectos. Los alcaldes pueden poner también las barbas en remojo pues no hay que olvidar que el 2009 será un año electoral para los municipios. La Contraloría puede ingresar al juego de la guerra política con denuncias de corrupción al por mayor y para eso, las evidencias son lo que menos importan. Para meter a tres cívicos chaqueños a la cárcel y perseguir al presidente del Comité pro Santa Cruz, el aparato parajudicial del Gobierno se inventó un atentado dinamitero en un gasoducto. La decencia y los escrúpulos se han extraviado por completo de la política nacional, si es que alguna vez existieron.

¿Qué le puede pasar al MAS? El Presidente puede tener buenas intenciones, pero muchas cosas se le escapan de las manos y hasta ahora no ha tenido el coraje de imponer mano dura dentro de la propia casa. El fin de semana se quejaba de los cocaleros que violan el régimen del cato de coca y él mismo ha denunciado lo que ocurre dentro de YPFB con el contrabando. Hechos como el de Pando y los 33 camiones pueden multiplicarse y no habrá cómo poner atajo. Insistimos, el Presidente no lo está haciendo.

Ahora el Gobierno, que ya perdió por completo el halo de limpieza y honestidad, ya no tiene de qué preocuparse y en todo caso la aflicción puede venir por el lado de los opositores, especialmente de los prefectos. Los alcaldes pueden poner también las barbas en remojo.