Peligroso avance del narcotráfico

Editorial de El Diario.

El “Zar de la lucha contra el narcotráfico”, denominado así por el Gobierno, admitió que las redes del narcotráfico lograron penetrar no sólo las estructuras de los cocaleros, sino también de la policía y la dirigencia sindical. Esta es una revelación del avance del tráfico de drogas ilícitas en territorio boliviano, sin que exista una reacción oportuna y exitosa de los encargados de luchar contra ese flagelo de la humanidad. Se sabe que algunos militantes del partido de gobierno están involucrados con esa criminal actividad, a lo que se tiene que sumar que las plantaciones de coca llegaron a 29 mil hectáreas, cuando sólo son 12 mil las hectáreas autorizadas para cubrir la demanda interna destinada al uso tradicional, ya que el resto es dirigido a la fabricación de cocaína, alcaloide cuya elaboración está prohibida en el mundo.

Con la expulsión de la DEA -organismo estadounidense dedicado a la lucha contra las drogas- del país, el Gobierno prácticamente ha dado luz verde a los narcotraficantes, los que han aumentado su producción. Lo más peligroso es que se está involucrando en esta actividad a los cocaleros, entre ellos algunos dirigentes sindicales y autoridades, no sólo de alcaldías y concejos municipales, sino de subprefecturas y de la institución del orden. Esto es producto de la falta de una institución que haga el trabajo de inteligencia, base fundamental de la lucha contra las bandas de narcotraficantes, tarea que estaba encomendada a la mencionada agencia estadounidense, pero que por “principio de soberanía” fue echada de Bolivia, por lo que quedamos sin el trabajo de coordinación y cambio de información con agencias similares que operan en otros países, entre ellos los vecinos, por donde se trafica la droga con destino a otros continentes.



Es cada vez mayor la osadía de los traficantes de drogas y prueba de ello es que hace poco emboscaron a una patrulla de la Fuerza Especial de Lucha contra el Narcotráfico en el Sindicato Primero de Mayo, en la localidad de San Germán, provincia Ichilo del Departamento de Santa Cruz. Cuando los uniformados destruían dos fábricas de cocaína que funcionaban en el lugar, fueron atacados por sorpresa por los delincuentes, lo que impidió una reacción inmediata. Como resultado de esa agresión resultó muerto uno de los efectivos y otros cinco con heridas de armas de fuego. La FELCN al investigar estableció que los atacantes tenían sus rostros cubiertos, los que actuaron a mansalva y sangre fría, por lo que se ordenó un rastrillaje por la zona. Pero por la falta de trabajos de inteligencia, las tareas de interdicción serán mucho más dificultosas y peligrosas, porque no se cuenta con el apoyo necesario. Sin esa labor que hacía la DEA, ahora las actividades del narcotráfico están facilitadas, además que cuentan con el apoyo y complicidad de pobladores de los lugares donde operan esos grupos organizados.

La participación de gente afín al Gobierno en narcotráfico no es novedad porque varios cocaleros habían sido descubiertos in fraganti transportando cocaína, tenían el alcaloide oculto en sus viviendas o contaban con pozas de maceración en sus predios. Pero las investigaciones no avanzan al parecer porque existe cierta protección de niveles superiores del Ejecutivo para evitar la agilización de los procesos judiciales a los que tienen que ser sometidos los acusados. El propio Felipe Cáceres, viceministro de Defensa Social, admitió que el narcotráfico perforó la estructura de los cocaleros. Dicho Viceministro dijo que en los últimos 20 años de lucha contra este mal, la Policía boliviana se enfrenta a “una máquina del narcotráfico” que mueve millones de dólares, innova formas de tráfico de drogas e implica a policías y familiares de dirigentes sindicales, e incluso llegaron hasta sectores de productores cocaleros, familiares de dirigentes campesinos afines al gobernante MAS, como es el caso de las hermanas de la dirigente cocalera y constituyente masista Margarita Terán, quien además está involucrada en el asesinato de un teniente de policía y su esposa en estado de gestación, en el Chapare, de donde es oriunda.

Lo cierto es que el narcotráfico crece peligrosamente porque se ha evidenciado el incremento de producción de cocaína, tanto que la FELCN declaró como zonas “rojas” no sólo al Chapare y los Yungas, sino a otras regiones de los departamentos de Cochabamba, La Paz, Potosí y Santa Cruz, donde están asentadas las bandas del narcotráfico. Además el excedente de 17 mil hectáreas de cultivos de coca ilegal es una prueba irrefutable que condujo a la descertificación de la lucha contra las drogas en Bolivia y el alejamiento de nuestro país de la Ley de Promoción Comercial Andina y Erradicación de Drogas (ATPDEA). Para revertir esta situación el Gobierno debe luchar de verdad contra ese mal.