Washington y Latinoamérica en el 2009

EL INFORME OPPENHEIMER

Shannon hace un gran trabajo tratando de pintar las cosas color de rosa. Sin embargo, el deterioro de las relaciones entre Estados Unidos y Latinoamérica es un fenómeno real, pero probablemente pasajero, que podría empezar a revertirse en la cumbre estadounidense-latinoamericana de abril

Por: Andrés Oppenheimer



A juzgar por los titulares de estos días, la influencia de Estados Unidos en Latinoamérica ha llegado a su punto más bajo en tiempos recientes. Así que no pude evitar sorprenderme cuando el jefe de asuntos hemisféricos del Departamento de Estado me aseguró que semejante apreciación es «significativamente errónea».

Veamos: la semana pasada, los líderes latinoamericanos se reunieron en Costa do Sauipe, Brasil, para la mayor cumbre hemisférica sin representación de Estados Unidos. En la cumbre, los mandatarios celebraron lo que muchos de ellos calificaron como una nueva era de independencia regional de Washington D.C., y le dieron una bienvenida de héroe al presidente del régimen militar cubano, Raúl Castro.

Mientras tanto, la Marina rusa hizo su primera parada en Cuba desde el fin de la Guerra Fría, poco después de que el presidente ruso Dimitri Medvédev realizara una visita de estado a Brasil, Venezuela y Cuba. Y simultáneamente, el presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad se reunía en Teherán con el presidente ecuatoriano Rafael Correa, luego de firmar varios «acuerdos estratégicos» con Bolivia y Venezuela.

Thomas A. Shannon Jr., el jefe de asuntos hemisféricos del Departamento de Estado, me dijo en una entrevista que la cumbre regional realizada en Brasil no le quita el sueño.

«Es cierto que no estuvimos presentes físicamente, pero sin duda fuimos uno de los principales temas de conversación», dijo. Refiriéndose a ésta y a otras cumbres latinoamericanas, añadió que «preferimos considerar estos acontecimientos como escalones hacia una cumbre más grande, que es la Cumbre de las Américas (iniciada por Estados Unidos) que se celebrará en abril, en la que sí estaremos presentes».

¿Y cómo ve el retorno a la región de la Marina rusa?, le pregunté.

«El tema de Rusia debe entenderse en un contexto más amplio», dijo Shannon, que tiene programada una visita a Rusia esta semana. «La presencia de buques de guerra rusos ha permitido que alguna gente, especialmente los venezolanos, intenten pintar la presencia rusa como un desafío a Estados Unidos. Pero en un sentido estratégico, la presencia rusa puede ser en realidad un intento de no quedarse atrás de la presencia china en la región».

Sobre la creciente presencia de Irán en Latinoamérica, Shannon dijo: «Podemos lidiar con los chinos y con los rusos. Pero Irán, debido a las sanciones a las que está sometido por sus programas nucleares, debido a lo que Ahmadinejad dice sobre Israel, y debido a la conexión histórica de Irán con el terrorismo en las Américas, especialmente [el atentado de 1994] en Argentina, es algo preocupante».

¿Están haciendo algo al respecto?, pregunté.

«Sí, pero no podemos decir nada», me respondió. «El problema no es que los países de la región tengan relaciones diplomáticas con Irán. El problema es si tienen disposición a presionar a los iraníes para que cumplan sus obligaciones internacionales».

Shannon dijo que la mayoría de los países de la región lo hacen, salvo Venezuela y Bolivia. Cuando le pregunté si le preocupan los crecientes lazos de Ecuador con Irán, respondió: «Aún no».

Shannon rechaza la idea expresada frecuentemente en esta columna de que el gobierno de Bush no le prestó suficiente atención a Latinoamérica. Dijo que el presidente Bush ha visitado la región con mayor frecuencia, y ha invitado a más presidentes latinoamericanos a la Casa Blanca, que cualquiera de sus predecesores.

Sobre la impresión generalizada de que la cumbre de Brasil y otros eventos recientes han eclipsado a la Organización de Estados Americanos, con sede en Washington, Shannon dijo que la OEA «ha desempeñado un rol importante» en misiones de observación electoral y paneles de derechos humanos, pero que no ha funcionado tan bien en la resolución de conflictos fronterizos como el de Colombia y Ecuador, ni en crisis internas como la de Bolivia.

En cuanto a las declaraciones del secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, sobre sus intenciones de ser candidato presidencial en Chile, Shannon dijo: «Ser secretario general de la OEA es un trabajo de tiempo completo, y en el momento en que un secretario general cree que no puede hacerse cargo de un trabajo de tiempo completo, debe decirlo».

Mi opinión: Shannon hace un gran trabajo tratando de pintar las cosas color de rosa. Sin embargo, el deterioro de las relaciones entre Estados Unidos y Latinoamérica es un fenómeno real, pero probablemente pasajero, que podría empezar a revertirse en la cumbre estadounidense-latinoamericana de abril.

El motivo es que Estados Unidos seguirá siendo la mayor economía del mundo durante al menos dos o tres décadas, y la debacle petrolera de Venezuela, Rusia e Irán los convertirá en actores mucho más débiles dentro de la región.

Simultáneamente, con el nuevo gobierno de Obama, que no está contaminado por la invasión a Irak, Estados Unidos tendrá una buena oportunidad para recuperar el terreno que perdió durante el gobierno de Bush. ¡Felices fiestas!

El autor es corresponsal extranjero y columnista de The Miami Herald y El Nuevo Herald