¿Cuál será el costo humano de la invasión de Gaza?

Guerra en la franja

Tropas israelíes irrumpen en Gaza

Hamas dice que luchará "hasta el fin y el enemigo pagará un gran tributo"



FÉLIX FLORES  – Jerusalén

Enviado especial LA VANGUARDIA

EL PEOR DÍA La ofensiva terrestre sigue a una jornada de bombardeos sobre viviendas civiles

CRECE EL NÚMERO DE VÍCTIMAS Al menos 460 muertos, entre ellos 75 niños, hasta el inicio de la invasión

Infantería y carros de combate israelíes con apoyo de helicópteros penetraron en la noche de ayer en la franja de Gaza por Beit Hanun y Beit Lahiya, en el norte, y al parecer por dos puntos más. Previamente, a las 16,30h., un cañoneo intensivo en el norte y el este de la franja anticipaba la invasión. Unos diez mil soldados se habían concentrado en la frontera del territorio cercado durante esta semana. Un mensaje SMS enviado por el brazo armado de Hamas, las Brigadas Ezedin al Qasam, a sus miembros decía: "Los sionistas se acercan a la trampa que les hemos preparado". En los últimos días el ejército israelí bombardeó terrenos de cultivo y baldíos próximos a los muros de Gaza, probablemente para hacer detonar minas allí enterradas. "El enemigo va a pagar un gran tributo, nos batiremos hasta el final", dijo la televisión de Hamas, que más tarde afirmó haber causado bajas a los israelíes. El Consejo de Seguridad de la ONU se reunió de urgencia anoche.

A las 21.40, hora local, la agencia France Presse informaba de la muerte de un niño por el disparo de un tanque, que dejó otros once heridos. Los periodistas no podemos entrar en Gaza. No ya sólo por el miedo a las bombas, sino porque lo impide la autoridad militar israelí. De esta forma no arriesgamos nuestras vidas (sólo lo hacen los periodistas locales) y no podemos asistir en directo a la primera monstruosidad del 2009: el bombardeo sistemático de población civil cercada por tierra, mar y aire, encerrada en un lugar estrecho y superhabitado, un terreno minúsculo, miserable y devastado en el que hasta la harina para el pan tiene que venir en camiones autorizados por la fuerza ocupante.

Ayer, el octavo día desde que empezó la campaña contra Hamas, fue el peor, ya mucho antes del inicio de la ofensiva terrestre. Las viviendas fueron objetivo militar declarado. Y el hecho de que los aviones tiraran panfletos diciendo "salgan de sus casas, vamos a bombardear" no vale mucho para justificarlo…

Durante el día, en el norte de Gaza, once viviendas fueron arrasadas y docenas de casas vecinas destruidas parcialmente; en el centro de la ciudad fueron ocho, más un salón de fiestas. En Rafah fueron cinco; en Jan Yunis, una.

En total son 66 desde el inicio de la ofensiva. Los datos proceden del Centro Palestino de Derechos Humanos (CPDH), una institución reconocida internacionalmente que está consiguiendo enviar información puntal y minuciosa sobre lo que ocurre, a menudo incluso con los nombres de las víctimas. El total se elevaban anoche, minutos antes de la ofensiva terrestre, a 460 muertos, entre ellos 75 niños y 21 mujeres. Los heridos eran más de 2.400.

El objetivo israelí eran, aparentemente, las viviendas de los jefes de Hamas. Hay que tener en cuenta que muchos viven en campos de refugiados, villorrios de casas apretadas sin la menor solidez. Si ya el ataque a instituciones públicas, estaba matando a los residentes de las casas colindantes o del mismo bloque, ¿qué se puede decir ahora de los famosos "daños colaterales"? "Desde el comienzo de la ofensiva – dice el Centro de Derechos Humanos- Israel ha mantenido que no tenía por objetivo dependencias civiles. Sin embargo, "las investigaciones del CPDH refutan estas alegaciones" y "demuestran que la mayoría de los objetivos han sido civiles, ubicados en medio de zonas residenciales".

"En las últimas horas" de ayer, añade el informe, "todas las víctimas de los sucesivos e intensivos ataques han sido civiles". El Comité Internacional de la Cruz Roja denunció que Israel no le permite el acceso a la franja. Tampoco las ambulancias podían llegar, anoche, a recoger heridos en los combates. Por la tarde, 16 personas, entre ellas cuatro niños, morían y 60 quedaban heridas en el bombardeo de una mezquita del campo de refugiados de Yabaliya, donde había unas 200 personas. La sede de la Media Luna Roja en Yabaliya sufrió impactos de metralla. Asimismo fue bombardeada, pero esta vez por la aviación, la International American School, una de las instituciones educativas más prestigiosas de Gaza. Hamas lanzó al menos quince cohetes sobre el sur de Israel, que causaron tres heridos en Ashdod y Netivot.

"Nadie se quejará por nosotros"

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Una persona de Gaza muy querida por este periodista había mantenido el ánimo estos días, a pesar de las dificultades, el miedo constante y el insomnio, hasta ayer mismo, en que se derrumbó. A través del teléfono se oían explosiones que se producían junto a la clínica Rimal, cercana a su casa. Y el ulular de las ambulancias. "Los israelíes no discriminan nada, no les importa nada, ¡oh, Dios mío!". Otra explosión sonó a sólo 300 metros de su edificio, en el centro de la ciudad. "Ahora es mucho peor que estos días. Gaza va a ser destruida y nadie se quejará por nosotros. Ninguna iniciativa diplomática tiene sentido. No los pararán. Todos los países apoyan a Israel, e Israel no quiere ningún progreso en ningún proceso de paz. Primero fueron contra la Autoridad Palestina, luego contra Hamas, ahora simplemente contra nosotros. ¡Qué vida de mierda! Es como no ser nada en este mundo, es la muerte".

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El ministro de Defensa israelí advierte que "la campaña no será fácil ni corta"

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La decisión de invadir Gaza se adoptó en la tarde del viernes en una reunión secreta

HENRIQUE CYMERMAN  – Tel Aviv

Corresponsal LA VANGUARDIA

Según un portavoz militar, las tropas que han entrado "fueron muy bien preparadas durante tiempo"

La decisión sobre la invasión terrestre israelí de la franja de Gaza fue adoptada por el Gabinete de Defensa el viernes por la tarde. En una reunión secreta, diez de los doce ministros votaron a favor, y dos se abstuvieron. Según pudo saber La Vanguardia,el primer ministro, Ehud Olmert, afirmó que "los ataques aéreos de los últimos ocho días no lograron el objetivo de poner fin a los ataques de misiles y de cohetes sobre territorio israelí".

El Gabinete decidió aprobar la movilización de miles de reservistas y permitir que se unan a ellos decenas de miles más si el ministerio de Defensa lo considera necesario. El temor del Gobierno es que la invasión abra un nuevo frente de combate ante las milicias Hizbulah en Líbano o provoque una nueva intifada de la población palestina que vive en Cisjordania.

Ayer por la tarde, todo empezó con un aviso de la Unidad de Protección Civil a un millón de israelíes que viven en el sur del país, según el cual, en las próximas 48 horas no deberían alejarse de los refugios. Por la tarde la artillería israelí empezó a atacar por primera vez en esta ofensiva, centrándose en zonas minadas y en objetivos islamistas. Unos 150.000 palestinos que viven en el norte de la franja, tales como Beit Lahiya y Beit Janun, abandonaron ayer sus casas ante el temor del ataque del Tsahal. En el sur de Israel, miles de familias que se habían trasladado al centro y al norte del país para el fin de semana con familiares y amigos decidieron no volver a su zona, ante la escalada de tensión.

Por la tarde, al final del descanso sabático, unidades de infantería, tanques, ingeniería e inteligencia militar entraron en distintas zonas de Gaza, apoyados por helicópteros de combate y por la artillería. El ministro de Defensa, Ehud Barak, declaró en una rueda de prensa que "la campaña no será fácil y no será corta" y que su país tiene un ojo puesto en Cisjordania y el otro en la frontera del norte: "Israel no quiere la guerra, pero no podemos abandonar a nuestros ciudadanos que sufren del terror de Hamas. Dudamos, porque sabemos que la operación tiene riesgos para nuestros combatientes". Y añadió contundentemente: "No queremos que en el norte se abra un nuevo frente, pero estamos preparados para ello".

Horas antes del ataque, Barak se asesoró con tres personalidades que fueron titulares de Defensa en el pasado, Moshe Arens, Shaul Mofaz y Amir Peretz.

El ejército israelí declaró también un cierre marítimo de Gaza a una distancia de 20 millas de la costa, por lo que la marina de guerra se une a la operación. Los barcos de guerra se sumaron a la ofensiva, disparando contra objetivos islamistas en la franja. Hamas, que lleva meses preparando a miles de miembros de su brazo armado y de su fuerza militar, amenazó en un comunicado que Israel va a pagar un alto precio, y que van a intentar capturar más soldados, tal como hicieron con Guilad Shalit en junio del 2006.

El ejército israelí anunció que en las primeras doce horas de guerra habrá un silencio informativo. El portavoz militar general, Avi Benayahu, subrayó que las fuerzas que entraron en Gaza "fueron muy bien preparadas, durante un largo periodo de tiempo". Según él, no se trata de una operación instantánea de una sola noche. Fuentes militares afirmaron a este diario que las difíciles condiciones meteorológicas retrasaron el día D.

La ministra de Asuntos Exteriores, Tzipi Livni, reconoció que las presiones internacionales sobre Israel ya empezaron, pero señaló que su Gobierno tiene objetivos muy claros en las negociaciones para lograr un alto el fuego: crear un mecanismo internacional con Egipto y Estados Unidos que impida el contrabando de armas y de misiles de Egipto a Gaza por medio de túneles y conseguir que el soldado capturado por los islamistas, Gilad Shalit, vuelva a casa en Israel.

Analistas israelíes afirman que un ataque sin precedentes como este puede tener efectos secundarios tales como el final del régimen de Hamas. El escenario más temido por los israelíes es que sus soldados se entierren en el pantano de Gaza. Una guerra en la zona de más densidad de población del mundo – un millón y medio de habitantes que viven en 350 kilómetros cuadrados-es capaz de provocar numerosas víctimas.

En las guerras de Oriente Medio se sabe cómo empiezan pero nunca cómo van a acabar.

El escenario

Ante el riesgo de fortalecer a Hamas

Ethan Bronner The New York Times

Domingo 4 de enero de 2009 | 

PASO DE EREZ, en la frontera de Israel con la Franja de Gaza.- Aquí los tanques y los transportes de hombres armados hacen fila en un campamento improvisado, y las huellas de sus neumáticos aún están frescas sobre el camino principal. El personal espera, reunido en pequeños grupos.

Esa era la situación una semana después de que Israel se propusiera terminar con los ataques de Hamas y comenzara una devastadora ofensiva aérea sobre la Franja de Gaza. Tanto la envergadura del ataque como los preparativos en la frontera, que derivaron en la ofensiva terrestre, plantean un interrogante tácito pero sustancial: ¿se pueden detener realmente los misiles de Hamas durante el tiempo que sea mientras siga en el poder? Y si la respuesta es negativa, ¿entonces el verdadero objetivo de la operación es terminar con Hamas, sin importar el precio?

Después de su visita a París para explicarles a las autoridades francesas por qué no creía que fuese el momento de un alto el fuego, la canciller israelí, Tzipi Livni, señaló: "No hay duda de que mientras Hamas tenga control sobre Gaza, eso es un problema para Israel y para toda la región".

"No debemos permitir que Hamas gobierne", dijo, por su parte, el viceprimer ministro Haim Ramon.

De todos modos, a los líderes israelíes les preocupa cada vez más que una tregua que podría ser beneficiosa para los habitantes del sur de Israel en el corto plazo sería conflictiva para los intereses del país a largo plazo, ya que confirmaría y validaría la posición de Hamas, un grupo que afirma que Israel debe ser destruido.

"Si la guerra termina con un empate, como se espera, e Israel se contiene y no vuelve a ocupar la Franja, Hamas ganará reconocimiento diplomático", escribió en el diario Haaretz el analista Aluf Benn. "Sin importar lo que digan, Hamas ganará legitimidad."

Además, cualquier tregua incluiría probablemente un aumento del intercambio comercial de Gaza con Egipto e Israel, una de las exigencias centrales del grupo islámico: el levantamiento del boicot económico y el cierre fronterizo. Los líderes de Israel dicen que fortalecer la economía de la Franja sería fortalecer a Hamas.

En la argumentación de Benn, sin embargo, está implícito que el único modo de impedir que Hamas gane legitimidad es que Israel vuelva a ocupar la Franja, tres años después de que retirara a sus soldados y colonos de la región. Es una posibilidad que prácticamente no tiene defensores, ni dentro ni fuera de Israel.

Además, por más que hablar de derrocar a Hamas suene terminante, cualquiera que esté familiarizado con la política de Gaza sabe que no es un objetivo realista. Los legisladores de Hamas ganaron democráticamente por mayoría en las elecciones de hace cuatro años, y el grupo cuenta con unos 25.000 hombres armados. En los últimos 18 meses, el gobierno ha consolidado su liderazgo, desplazando a sus opositores pro occidentales y al partido Al-Fatah, del presidente Mahmoud Abbas, a Ramallah.

Y aunque muchos habitantes de Gaza preferirían a Al-Fatah, no parecen tener la organización necesaria para convertirse en gobernantes. De hecho, cuanto Israel más castigue a Gaza, más débil será Al-Fatah, pues serán vistos como cómplices.

El resultado de la destrucción de la infraestructura de Hamas sería probablemente el caos, un anatema no sólo para los habitantes de Gaza, sino también para todos aquellos que anhelan la paz en sur de Israel.

En lo que va de la actual ofensiva, sin embargo, Israel no se privó de atacar los emblemas de la soberanía de Hamas ni se limitó a objetivos militares. Israel afirma que las mezquitas que destruyó eran depósitos de armas.

En resumen, los ataques sugieren que aunque Israel se abstenga de derrocar por completo a Hamas, la elección de sus blancos tácticos puede apuntar en ese sentido. Y es probable que los israelíes ya tengan miedo de los resultados de la misión. Después de todo, si logran destruir una parte sustancial de la infraestructura de Hamas, la perspectiva de gobernar la Franja es sumamente pesada.

También está el trasfondo internacional de crítica hacia la guerra en Gaza, por el sufrimiento que se vio por televisión y por la sensación de que Israel ya probó esta táctica en el pasado, sin ningún resultado.

Muchos apuntan a la guerra contra el grupo terrorista libanés Hezbollah, en 2006, cuando en su intento de destruir objetivos de una organización enemiga Israel terminó matando muchos civiles, e hizo de Hezbollah un grupo más popular y poderoso.

Pero los estrategos militares dicen que la comparación no es adecuada, y que ellos también aprendieron la lección. Gaza es más pequeña y llana que el sur del Líbano, y no tiene una frontera permeable con un país como Siria. Afirman que será suficiente con destruir los túneles entre Egipto y Gaza y eliminar depósitos de armas y sitios de lanzamiento de cohetes.

Aseguran que puede llevar semanas o meses, pero que puede funcionar. Si es así, todavía quedan algunos interrogantes: ¿cuál será el costo humano? ¿Y quién se quedará al mando cuando todo termine?