El amigo Texano

image PERIODISTA DE LAS AMÉRICAS

       El periodista de América. Es la definición que mejor se ajusta a Eloy Aguilar, el informador de origen texano que murió de un infarto en Ciudad de México. A sus 72 años, falleció con las botas puestas, cuando se disponía a dar una conferencia con decanos de escuelas estadounidenses de periodismo en una universidad prestigiosa sobre los cambios experimentados en la zona fronteriza entre México y Estados Unidos.

Aguilar nació el 5 de enero de 1937 en el valle del Río Grande, en la frontera entre Texas y México. Una vida dedicada al periodismo, a los caballos, a los amigos y al juego del dominó, que le apasionaba. Siempre con entusiasmo, sin dobleces, con sencillez. Con la generosidad que le caracterizaba, fue maestro de varias generaciones de periodistas. Su carrera profesional estuvo ligada a la agencia estadounidense Associated Press (AP), la más importante del mundo. Desde 1979 era jefe de la redacción de AP para México y toda Centroamérica. "Eloy personificó lo mejor de AP, liderando con ejemplo y trabajo arduo, periodismo impecable y bondad inagotable. Era un colega querido", dijo Tom Curley, director de AP.



Como presidente durante 15 años de la Asociación de Corresponsales Extranjeros en México, en tiempos de autoritarismo supo manejar la mano izquierda y la derecha para que las autoridades respetaran el trabajo de quienes informaban al mundo de lo que pasaba en el país. Con el tiempo, los propios mexicanos han reconocido que los corresponsales acreditados hicieron una gran contribución a las libertades políticas y al proceso de democratización que México supo ganar en los últimos años. En claro contraste con la mayor parte de la prensa nacional de ese tiempo, sometida a las presiones y a los dictados del gobierno del PRI, la prensa extranjera pudo reflejar con mayor veracidad la realidad nacional. Con frecuencia, su cobertura de México marcaba la pauta del debate nacional. Eloy fue una figura clave en esos momentos al saber mantener la necesaria distancia entre el poder y los medios.  

          En los 41 años que Eloy trabajó en AP, cubrió la mayoría de los acontecimientos que se desarrollaron en Iberoamérica en una época muy convulsa: guerras civiles y guerrillas, terremotos, inundaciones, nacionalizaciones, elecciones ganadas por candidatos populistas o por representantes de la más rancia oligarquía. Una de las noticias que más le agradó dar fue el traspaso a Panamá por EE.UU. de la soberanía del Canal en la medianoche del 31 de diciembre de 1999. Aquel día, al lado de su mujer panameña Lisette, se mostraba eufórico al materializarse uno de los anhelos de todo iberoamericano.

         Originario de Falfurrias, Texas, Aguilar recordaba una frontera que hoy no existe; una frontera que, tal como señala el diplomático mexicano David Nájera, aun no movía millones de personas al día, un comercio vibrante y un amplio espectro de informalidad: tránsito indocumentado de emigrantes, drogas, armas, violencia y la música ranchera. Eloy, una especie de Quijote bonachón que velaba por sus colegas  con vigor y entrega, iba a hablar de esa infancia fronteriza que le marcó para siempre, y que ahora está dominada por la violencia del narcotráfico.

      David Nájera, que fue jefe de prensa internacional durante la presidencia de Ernesto Zedillo, valora el papel de Aguilar en unos tiempos en que no existía la transparencia informativa de la que hoy disfruta México: “Conocí a Eloy al poco de llegar a la residencia presidencial, Los Pinos, para encargarme de la relación con la prensa extranjera. Vino a saludarme y a plantarme reclamos en su estilo franco y sincero, entre afectuoso y bronco, tan justamente de la frontera. Pidió mayor acceso informativo para los corresponsales; el trabajo de Eloy y de sus colegas contribuyó a ir cambiando las relaciones entre el Gobierno y la prensa. De Eloy y de esa banda de periodistas de todo origen, edad y medio aprendí mucho, me enseñaron a respetar la libertad de expresión que es su herramienta cotidiana y que ellos impulsaron día a día”.

JOAQUIM IBARZ