Evo pretende instaurar racismo contra mestizos y blancos

image LA NUEVA CONSTITUCION DE BOLIVIA PUEDE FRACTURAR MAS AL PAIS

Denuncias de racismo contra mestizos y blancos en la  Carta Magna que se vota el domingo

LA PAZ (ENVIADO ESPECIAL)



La Constitución indigenista que se votará el domingo podría profundizar las fracturas étnicas, políticas, sociales y regionales que dividen a los bolivianos. Mientras el presidente Evo Morales habla de que el triunfo del impulsará su plan de refundación del país, el profesor Jorge Lazarte (constituyente independiente) afirma que de aprobarse la nueva Carta Magna se podría crear una situación incontrolable al reconocerse 36 naciones indígenas,  que funcionarán con justicia comunitaria y recursos propios dentro de las autonomías regionales.

La nueva Carta Magna profundiza la nacionalización de los recursos naturales, prohíbe los latifundios y permitiría a Morales reforzar su poder cambiando las estructuras políticas y presentarse a la reelección. Entre las 36 naciones reconocidas, hay algunas que apenas cuentan con unos pocos centenares de miembros.

Los opositores tildan de racista a la Constitución por otorgar privilegios a los llamados indígenas originarios, colocando a la población blanca y mestiza como bolivianos de segunda. Un ejemplo: las etnias de las zonas rurales podrían votar dos veces: la primera, como indígenas, para elegir a los diputados que representen a su grupo; la segunda, como ciudadanos, para  escoger a los candidatos de partidos nacionales (con el doble voto el Gobierno no tendría mayor dificultad para controlar el Congreso). El carácter plurinacional provoca nuevas desigualdades políticas en participación y representación. Todo se hace en nombre de la inclusión para excluir a otros. Las exclusiones de hecho  serían de derecho. “Es el gran contrasentido del texto constitucional”, dice Lazarte.

Con el fin de golpear a las ricas regiones autonómicas del Oriente, Morales impulsó una Constitución que, en palabras del analista Lazarte, “pretende crear un Estado corporativo indigenista, que pone en cuestión toda la estructura de poder político, económico, social, cultural”.

“Es una insensatez, Bolivia corre el peligro de la desmembración, el Gobierno crea las condiciones de su propia ingobernabilidad; una vez aprobada la nueva Constitución habrá gente que empiece a aplicar a su libre albedrío la creación de autonomías, sin esperar a que se desarrollen las leyes orgánicas; esta dinámica haría difícil la vida del Gobierno”, subraya Lazarte.

El oficialismo defiende que la nueva Constitución consolidará un Estado unitario, plurinacional, integrador y descentralizado que pondrá fin al pasado neoliberal y colonial de Bolivia.

Los opositores a Morales defienden el No por considerar que la Carta Magna no es fruto de un pacto social, no refleja la auténtica reivindicación autonomista, promueve la discriminación en favor del indigenismo y dibuja un proyecto autoritario.

“Esta Constitución reniega de la idea de nación boliviana y fuerza al reconocimiento de 36 nacionalidades que, lejos de contribuir a construir la unidad en la diversidad, inducirá a la fragmentación y desencuentro nacional permanente”, advirtió la ex diputada Erika Brockmann.

Lazarte advierte que la aplicación de la nueva Constitución sería equivalente a que Europa volviera al medioevo, cuando se vino abajo el imperio carolingio y cada señor feudal quería implantar su propia justicia. La justicia comunitaria, basada en usos y costumbres orales, es reconocida como justicia ordinaria. Los expertos dicen que es presumible que cada grupo,  pretenda imponer una autonomía territorial y una justicia propia, fragmentándose hasta el infinito. En poblaciones indígenas es corriente el azote en la plaza pública como forma de castigo.

Joaquim Ibarz

Foto: amedisk.com