Hacia el modelo boliviano

Fuente: Mario Blacutt Mendoza

Debo empezar este análisis partiendo de un hecho claro: LOS INDÍGENAS HAN DECIDO FORMAR PARTE DE LA HISTORIA NACIONAL Y NO HAY NADA QUE REVIERTA ESOS INTENTOS.

Mientras más rápido lo entendamos, más promisoria será el diseño del futuro que hagamos para el país; es decir, más productiva la necesidad de enfocarnos a la solución de los problemas que a la ríspida intención de complicarlos.



Ante este hecho, tan  claro y contundente, ya no es importante saber que la tinta se borró en el dedo de un votante más rápido que en el de otro o que en un cantón un viejito campesino entró a votar seguido de una viejita de pollera: LOS MOVIMIENTOS INDÍGENAS EXISTEN.

Dejemos pues la futilidad de continuar con el juego de encontrar un elefante usando una lupa.

Por otra parte, las idas y venidas de las cartas entre el gobierno y una institución departamental no sirven para ningún propósito positivo.

No sirven, porque de acuerdo con la tradición criolla, ambos contendientes creen que el que responda con mayor ingenio habrá ganado un “pulseta de machos” dejando de lado la solución real de los problemas.

Más bien escuchemos lo que dijo la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia y el mismo prefecto de Santa Cruz al respecto.

La Confederación de Empresarios le pide al gobierno la firma de un acuerdo que viabilice la salida a la situación y lo hace con una visión realista, práctica, necesaria y válida desde todo punto de vista.

Los empresarios están empezando a cerciorarse de que tienen una misión histórica que cumplir en Bolivia, esto es, formar parte de los tres pilares que sustentarán la historia y la economía nacionales.

Con este propósito, el empresariado nacional está llamado históricamente a reemplazar al latifundio y así fortificar la empresa agrícola, productiva y eficiente.

A diferencia de los terratenientes, los que usan las tierras para especular sin hacerlas productivas, los empresarios no exigen tierras que no van a usar, puesto que su mantenimiento tiene un costo.

La eficiencia empresarial elimina el peligro de la concentración de tierras improductivas que actualmente existe con el latifundio.

La voz de los empresarios privados nacionales nos trae un mensaje que nadie debe dejar de oír: nos dice que necesitan de la participación del Estado para llevar adelante no sólo los procesos productivos sino las acciones necesarias a la elevación del nivel de vida de la población.

¡Cuán dulce se escucha la melodía empresarial del país, tan contraria a la percepción neoliberal de una supuesta independencia completa de la empresa con relación al Estado!

En este aspecto, es necesario también que los marxistas radicales se den cuenta de la imposibilidad de imponer el socialismo en Bolivia hasta que el capitalismo haya logrado su completa maduración; la experiencia, la terrible experiencia, de la URSS, así lo ha demostrado. Por su lado, el prefecto de Tarija, Mario Cossío y el de Santa Cruz, Rubén Costas han declarado su intención de promocionar y participar en el diseño de un acuerdo nacional.

Con esto, los prefecto complementan con la visión política, la percepción económica de los empresarios; el Modelo Boliviano empieza a tomar forma.

A la par de los empresarios, vislumbramos la necesaria creación de la futura Confederación de Productores Campesinos e Indígenas de Bolivia, como otro de los soportes de la historia del país. El gobierno nacional debe repartir sus energías para atender los intereses de los dos grupos, puesto que son los que, con la intervención estatal, se encargarán de la producción nacional.

Estos dos pivotes, unidos a los otros dos: El Estado y la Sociedad Civil (cada uno representado por sus respectivas instituciones, incluidas las Fuerzas Armadas de la Nación, los Microempresarios y las Pequeñas y Medianas Empresas (PYMES) conforman el Gran Tetraedro que sabrán sostener todas las acciones necesarias para elevar el nivel de vida de la población nacional, objetivo fundamental de todo ciudadano boliviano: blanco, mestizo, indio, originario…….

La interacción positiva de las cuatro columnas representará la unión definitiva del país en una forma de convivencia productiva y armoniosa que sólo podríamos calificar como el “Modelo Boliviano”.

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